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–Acá está la pizza, nos vemos mañana.
–¿No se van a quedar?
–Oh, ¿eso querían? Nosotros solo les quisimos traer comida.
–Quédense... hace mucho no cenamos juntos.
–Claro Maya, nos quedaremos.

Zay y Lucas entraron al departamento y vieron que Farkle y Riley estaban ya dormidos.

–¿Deberíamos despertarlos?
–No, están muy cansados y no tenían hambre.
–Vamos a la pieza a comer acá los vamos a despertar.

Una vez en el lugar, se sentaron en el piso en ronda, entre risas comieron.

–¿Recuerdas cuándo te subiste al toro? Maya casi te mata.
–Si, ahí realicé que tenía sentimientos hacia vos...
–Éramos solo niños jugando a ser adultos.
–Seguimos siéndolo.

Los ojos de Lucas se llenaron de lágrimas.

—¿Lucas? ¿Qué pasa?
–Extraño a Isadora. Necesito un minuto para extrañarla...

Maya pensó en todo lo que debieron pasar sus amigos cuando la cuidaban cuando ellos debían estar igual de dolidos que ella.

–Vamos a la cama.

Zay se fue al living dejando a los rubios solos, estos se acostaron en la cama y Lucas puso su cabeza en el regazo de Maya.

–No quiero extrañarla tanto...
–Lo se.

Respondió acariciando el cabello del chico y secando una lágrima que caía solitaria por su rostro.

–Estamos en esto juntos, discúlpame por no darme cuenta antes.
–Está bien. Estabas rota.

Una chica rota no importa qué pensó la rubia.

–Estaremos bien, ya vas a ver.

Lucas se aferró más a ella y Maya le dio un beso en la frente.

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