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Editado

Kim TaeHyung fue un chico con conflictos en su vida desde que vio por primera vez la luz del día, desde que nació.

TaeHyung era hijo de un hermoso matrimonio que se vio destruido a causa de la repentina y temprana muerte de la fémina mayor después de que esta diera a luz a su segunda y última hija.

Trás la muerte de su querida y amada esposa el señor Kim decidió que su vida, incluyendo la de sus dos hijos, no valían lo suficiente como para tener una merecida vida.

Por lo que, sin importarle en lo absoluto el daño que le provocaba a lo poco que quedaba de su rota familia, entró al mundo del alcohol con el fin de relajar su atormentada mente, convirtiéndose en poco tiempo en un alcohólico agresivo que abusaba física y verbalmente de sus niños al volver de algún bar en la ciudad.

Comenzando así, el infierno de aquellos dos inocentes niños, infierno que, en un futuro no tan lejano, provocaría una herida tan grande que no habría forma ni manera de impedir la apertura de una sangrante y punzante herida la cual terminaria de destruirla lo poco que quedaba de esa pequeña familia.

Por otro lado, el pequeño niño, Kim TaeHyung, al crecer y cumplir los 19 conoció a un grupo de chicos de entre 17 y 23 años que le permitieron ver la luz en su oscura vida. Quizás no eran la mejor influencia para la desastrosa vida de TaeHyung pero cada uno tenían un defecto que permitía su inseparable unión: el dolor.

Cada uno sufría de constantes rechazos por parte del mundo que los convirtió en los que eran por tener una manera diferente de ver la vida y de vivir, siendo el dolor un sentimiento constante dentro de estas. Ellos vivían por el sufrimiento y las adicciones.

Cosa que para TaeHyung estaba bien puesto que, a pesar de estarse hundiendo en su propia desgracia, no estaba sólo. Tenía a sus 6 amigos que también se hundian con él.

- TaeTae viniste.- Exclamo aliviado su mejor amigo, Kim NamJoon, mientras le lanza una lata de pintura en aerosol color rojo a TaeHyung.- Por un momento creí que no vendrias y que nuestra obra de arte se vería arruinada.- Reprocho sacando otro aerosol para proseguir con su trabajo de decorar la casi nueva pared frente a ellos.

NamJoon sabía que aquella pared había sido pintada recientemente por el dueño de la colorida y acogedora cafetería de alado pero le valía muy poco cuanto dinero gasto el viejo para cubrir su última obra maestra, no permitiría que éste se saliera con la suya.

El hombre de mediana edad se había atrevido a borrar una de sus recientes creaciones junto al menor, por lo que, al descubrirlo en uno de sus paseos nocturnos por la ciudad, decidió llamar al castaño para que volvieran a pintar la ahora blanca pared. Nadie, absolutamente nadie podía deshacerse de una parte de ellos como sí de basura se tratase, porque sí, los dos jóvenes sentían que cada trazo, cada dibujo y mensaje que dejaban en las calles formaban parte de sus seres, de lo que eran, concentradose especialmente en aquella parte que nadie se atrevía a ver.

- Perdón por la tardanza Hyung.- Se disculpo.- Pero esque HanSeol no quería quedarse sola después de que él llegara. Sabes lo agresivo que se puede poner sí la ve sola.- Apreto los puños recordando la forma en como había encontrado a su hermana al dejarla sola una vez por casi una hora.

Su padre la había golpeado hasta romperle las costillas y dejarla casi inconsciente en el suelo, por suerte TaeHyung había logrado llegar antes de que su padre decidiera tomar una botella vacía con la clara intención de estrellarla contra la cabeza de la inconsciente chica. Su hermana logró recuperarse sin problemas algunas semana después, pero, para desgracia de TaeHyung, por aquella valiente decisión aquella noche al interponerse entre su padre y su hermana había recibido el golpe directamente en la cabeza provocandole otra cicatriz más en su ya marcado cuerpo.

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