Capítulo 1

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Dejé las maletas en la alfombra y saqué mis zapatos dejándolos debajo de la litera. Ninguna había llegado, estaba yo sola contemplando las camas blancas. Decidí dejar todo como estaba y ponerme los zapatos de nuevo, bajar al campus y ver a los demás, buscar mi horario, ¡¿Qué sé yo?! Hacer algo, no podía estar en esa habitación vacía.

Bajé las escaleras torpemente, muchas chicas subiendo con sus maletas, bajando, confundidas de donde quedaba su habitación, nuevas que no saben donde quedan los baños. En fin, un sinfín de personas, tanto que parecía un río y era como si estuviera atascada en una autopista.

El frío viento de otoño me sopló en el rostro cuando salí al campus, allí afuera todo era aún más desastroso, millones de carros, entre esos que como mi familia dejaban en la entrada y se iban y estaban también esos que abarrotaban el estacionamiento despidiéndose cariñosamente y regañando para que les fuera bien en el año. No les mentiré, mi madre fue así los primeros años, luego se acostumbró y se dio cuenta que era prácticamente imposible pasar al edificio de los hombres y viceversa, así que todas sus advertencias de embarazos no deseados desaparecieron y pasaron a un simple "Espero te vaya bien como el año anterior, nos vemos en navidad" y un beso en la mejilla.

Habían también muchas otras entrando a la administración para los horarios, así que, por simple fastidio a hacer esa otra fila, decidí dejarlo para después, tal vez en la noche. Seguí paseando hacia el ala lateral del campus, donde estaban todas las representantes de los clubs del instituto, esperando en su lindo y decorado stand a que las personas se inscribieran. Para graduarme me faltaba inscribirme en un club, hacer otro año más en alguno, era un requisito; eran tres años en clubs, pero decidí dejarlo todo a últimos años (Cosa no tan rara en mí), mientras que mis compañeras ya habían completado sus horas de servicio al colegio. Ninguno me llamaba la atención, había probado el primer año en el club de técnicas de diseño y todo lo que me enseñaron ya lo conocía, el año pasado entré al club de arte, y no es que estuviera mal, pero no me sentí parte del club. Así que estaba esforzándome porque alguno me gustara, o siquiera me llamara la atención para poder inscribirme y graduarme.

. – ¡Hey! ¡Deberías probarte para el club de natación! ¡El año pasado ganamos la competencia Nacional! –Me gritó alguna chica cuando pasé por el stand. Le hice una seña con mi mano negando y le sonreí, como para que le doliera menos.

Fotografía, nado sincronizado, volley, trotamundos, gimnasia, salto a campo traviesa, eh... nada de eso es como yo.

. – ¡Chloe! –Escuché detrás de mí.

Sabrina corría hacia mi dirección y saltó hacia mí con sus brazos abiertos y una sonrisa en su rostro. Era cariñosa desde toda su vida, tal cual yo, así que le abracé sin mucho esfuerzo.

. –Vi tus maletas arriba, como no estabas supuse que estarías aquí... –Miró alrededor del lugar. – ¿Encontraste algo?

. –Si salto a campo traviesa te parece a algo que haría yo... ¡Entonces sí! –Solté una pequeña risa y ella rodó los ojos, a veces sólo yo podía aguantar mi sarcasmo. –No, ahora en serio, nada de lo que está aquí es interesante, sigo sin entender por qué el instituto nos obliga a participar en actividades extracurriculares.

. –Creo que será la quinientas vez que te lo explico... Necesitan personas para llevar a cada uno de los concursos existentes... –Terminamos la frase al unísono. Me miró con fastidio, como tratando de decir "Si ya sabes ¿para que preguntas?"

. –Sab, sabes que esto siempre será así, y lo repetirás todos los años, y seguiremos igual. –Le pasé mi brazo por sus hombros y la traje hacia mí, comenzando a caminar.

CapturándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora