PREFACIO

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Lo tuve claro en el mismo instante en que le vi.

Apoyado contra su moto, indolente y observador, con una expresión de triunfador. Un irritante niño rico que hacía que mis hormonas comenzasen a bailar. Madre mía que burra me ponía. ¿Hacía falta recalcar que me gustaba?

Observaba con celos como rodeaba la cintura de avispa de una de sus nuevas conquistas, o debería decir putilla. Él ocultaba su torso bajo una camiseta de un conocido equipo de futbol americano. Se pegaba de tal forma a su cuerpo y a sus anchos hombros, en un exitoso intento por exhibir su buena forma física de pijo deportista. Mis dientes se deslizaron por mi labio inferior con el plan de dejarme marca ¿Cómo era posible que con tan sólo una semana de iniciar el curso escolar ya había perdido (el coño) la cabeza por un tío?

¿Quién es ese?señalé con un gesto de cabeza y una mirada de depredadora fija en ese tipo.

Se trataba de Loren, el perfecto prototipo de animadora rubia aparentemente descerebrada, y digo aparentemente, porque era una de mis mejores amigas. Y eso dejaba claro que no carecía de mollera ni mucho menos, y su cabello no era teñido sino dorado natural. Sabía que no se quedaría sin una respuesta que darme. No tardó en hablar con su voz ávida de atención.

Es Chace Harrows.

Puff, pues está buenísimo alargué la palabra a propósito de modo que terminó convirtiéndose en algo jocoso.

No estaba lo que se decía muy animada de comenzar de nuevo las clases después de un verano con escasas captaciones masculinas. Terminé seca igual que si hubiese pisado el desierto del Sáhara. La alejada casa del mar de mi abuela en Brasil no me proporcionó ningún empujón para pasar las vacaciones como una joven americana normal casi adulta tendría. Me avergonzaba no poder contar anécdotas amorosas a mis amigas. En las tres semanas y media lo único destacable fue aquél socorrista rumano que rozaba los cuarenta, no se conservaba nada mal pero era demasiado mayor. No gracias.

Sin embargo, ahora estaba comprobando las muchas ventajas sexuales que podría ofrecerme mi instituto de casi toda la vida.

Y que lo digas habló una tercera a mi derecha automáticamente.Loren ¿No es el que está en el equipo de los Ylionns?añadió.

Un poco más alta que yo y de cabellera negra que no sobrepasaba sus hombros. A veces bastante ocupada en ocultar sus comisuras bajo medio kilo de gloss color cereza. Era, en pocas palabras, la más sagaz del grupo.

Me parece que sí.dudó unos instantes Sí. A su lado está el capitán. Quién sería Beth en esos momentos....

Yo desde luego no desearía ser como esa guarra aunque admito que estar en su lugar sí.

Yo no me refería parecerme físicamente aclaró Loren.

Ya lo sé, ya lo sé sacudí una mano con una fina sonrisa para dejar el tema.

Retomé lo que estaba haciendo minutos antes, con mi total interés puesto en él. Me invadieron unas repentinas ganas que quedaron en solo meras tentativas, de tirarle de los pelos a (la furcia) chica que empezó a contonearse frente a Chace, y todos aquellos quienes tenían sus ojos puestos en su figura y aprovechaban la ocasión. Vestía una minifalda que tapaba menos de lo que enseñaba, descubriendo unas largas y lustrosas piernas bronceadas. Del sol veraniego seguramente. Aunque su moreno no sobrepasaba de forma notoria al mío.

Estaría en lo cierto al cien por cien de hacer una comprobación colocándome a su lado, para ver si esa tipa medía algunos centímetros más que yo. Pero eso no era tan tan relevante. Con lo que sí no podía competir era frente a las dos tallas más de sujetador que usaba. Nadie podría negar que fuera una completa y absoluta guarra (en el asiento trasero de un coche) en la cama. De la forma en la que Chace taladraba con la mirada a su despampanante ligue, más dispuesta estaba con mi objetivo.

Decidido. De este curso no pasaría, me follaré a ese tío.

Placeres Ocultos ©  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora