Chace hizo un chasquido con la lengua rotando su cabeza por la almohada hasta quedarse fijo en la ventana. Oscurecía y el sol no tardaría en desaparecer del horizonte.
─Debo darte las gracias. ─ dijo después de un rato con un tonillo interrogante de voz.
Sonrió un poco aunque no pude apreciarlo mucho por su venda en la cara.
─No me las des si lo haces por obligación ─ solté con voz seria.
El moreno dejó escapar el aire por la nariz con una mano sobre su abdomen. Le hubiera avisado que no era lo recomendable que se sentara pero no parecía quejarse por su nueva postura. Me miró.
─ No me saldría por obligación ─ bajó sus ojos hacia las sábanas blancas.
Su actitud muy distinta a la de siempre, me hizo pensar (o creer, quizás) que había cambiado. Poco o mucho, no lo sabía.
─ Chace ¿es que tienes que acabar así para que te des cuenta de tus actos?
─ Como ves, estoy cambiando.
Hice una mueca con mi rostro sin convencerme. Lo único que veía era a un Chace abatido, destrozado y verdaderamente mal, no solo físicamente. Dependía de un tercero para comer, y eso, obligaba a cualquiera a dejar la arrogancia en casa. Mi silencio provocó que levantara sus cejas y volviese a escrutar mi rostro con sus ojos verdes.
─Aunque hay algo que no cambiará nunca.
Esas palabras captaron completamente mis cinco sentidos. Me erguí en la silla y coloqué mi bolso sobre mis piernas.
─¿Algo?
─Sí.
Parpadeé sin saber por dónde iba o que quería decir.
─¿Tengo yo algo que ver? ─ pregunté.
─Eres ese algo.
Abrí muchísimos mis ojos, sin esperarme cosa como aquella. Sin decir nada, Chace continuó mirando a la apagada pantalla del televisor.
─Háblame en cristiano, ya tengo suficiente con tu primo cuando me dice cosas inconexas ─ sonreí para mí al pensar en Jean y sus famosas frases o vocablos sueltos.
Así como su magnífica manera de enlazarlos y que quedasen realmente bien.
─Jean...─ pronunció su nombre en un siseo amargo ─ ¿Al final lo ha logrado, eh? Puto Luc... ─ rió para sí.
¿Pero qué hacía? De verdad, no lo entendía nada de nada. Me levanté cuando oí lo de puto.
─No te vayas ¿o es que quieres irte sin que te lo diga? ─ continuó haciendo una pausa para enfocar sus ojos en mí.
─No me interesa, Chace. He venido para hacerte una visita y creo haber cumplido de sobras.
─Estoy enamorado de ti.
Como una daga atravesándome más allá de la piel y llegando hasta mis órganos, volteé mi cuerpo hacia el Harrows.
─¿A si? ¿Y a una tía por la que sientes algo eres capaz de hacerle el daño que le has hecho y encima llamarla para invitarla a una fiesta? ─ me reí con la mandíbula abierta ─ No me hagas reír, he oído bromas peores. No has cambiado nada, sigues siendo el mismo payaso.
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Placeres Ocultos © ✔️
RomanceMaryna es esa clase de chicas que se tiraría a alguien como Chace Harrows por el simple placer de sentir que puede conseguir a un tío que está con mujeres más buenas que ella. Al empezar el nuevo curso, no se lo plantea dos veces y decide ponerse el...