CAPITULO 29

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Jean separó sus labios de los míos, pero apenas unos milímetros, apenas unos segundos.Y me miró. Yo seguía con mis dedos hundidos en su pelo, aferrada a él, con la respiración agitada. "Dios mío" pude pensar a duras penas, intentando superar mis accesos de llanto. Dios mío, Jean, te quiero. Te quiero. ¿Qué coño hago ahora? Quería irme, quería llorar, gritar y esconderme donde mis sentimientos no pudieran alcanzarme. Donde su mirada no pudiera llegar hasta mí, calándome el alma. En ese momento quise decírselo, soltarle a la cara la verdad y rogar a todos los dioses habidos y por haber que me respondiera lo que menos daño me hiciera. Pero no pude, tuve demasiado miedo.

Él se inclinó hacia mí, besando la comisura de mis labios entreabiertos con lentitud, para después atrapar juguetonamente mi labio inferior entre los suyos. Una serie de silbidos jocosos rompieron el hipnótico momento. Jean se volvió hacia Dany y Landon que reían señalándonos con los pulgares alzados.

¡Semental, deja que respire!

El pecho de Jean vibró contra el mío cuando el gritó a Landon, molesto.

¡Eres un hijo de puta, lárgate!

Ellos se marcharon, riendo jovialmente y tomé aire. Me separé de él y carraspeé. Todo estaba terriblemente mal y maravillosamente bien, no supe cómo reaccionar, y reaccioné mal.

Me tengo que ir. Noté su mirada quemándome la espalda, siguiéndome mientras yo trataba de llegar a la parada de autobús sin derrumbarme. Jean, en serio me vuelvo a casa. y no precisamente por el alcohol.

¿No quieres que te acerque mejor Dany?

No quiero cortarle el rollo. me senté en el banco mirando a la calle. Despídete del resto por mí.

No lo voy hacer, deberías hacerlo tú. contestó con un tono algo receloso.

Jean con sus manos en los bolsillos suspiró cuando ni siquiera le miré antes de dar media vuelta hacia el pub sin decir nada. Nada...Dejándome sola esperando un autobús que no vendría en una hora. Cuando vi su espalda por última vez, rompí a llorar.

Las insistentes llamadas de Dany me arrastraron tres días después del insuperable beso de Jean de nuevo al Pub Geroge. De nuevo allí, ante él. Soportando su mirada y obligada a acudir al lugar por los amenazadores músculos de Abraham o los mensajes de Summer. ¿Cómo había podido ocurrir de nuevo? No quería volver. Jean se puso en pie y yo me cogí del brazo de una chica que pasaba por allí, alejándome con ella hasta la barra. Había percibido la mirada de Jean en cuanto había entrado en el local, y ni Landon ni ninguno de los demás iban a permitirme salir del pub, pero no podían evitar que me escabullera.

Había estado soñando desde aquel momento del baño con Jean y Dany, con él y sus besos, Jean y su contacto, Jean acostándose conmigo, y despertando de esos sueños con la respiración agitada y los nervios alterados. Porque siempre necesitaba más de él. La idea de que volviera a ocurrir se me antojaba como lanzarme en brazos de mi demonio personal. No había futuro a lo nuestro y seguir con los placeres ocultos volvería a desencadenar como tantas otras veces: en un fracaso amoroso mucho más estrepitoso que todos los anteriores.

El juego del perro y el gato de aquella noche pasada sólo iba a durarme x tiempo, ya que el grupo sólo bajaría la guardia cuando cogiera la borrachera de las tres y media. Refugiándome en el gentío que había ante la barra, me encogí y miré alrededor, sintiéndome un conejillo acorralado. Bruce, el propietario que ejercía de barman, alzó las cejas con diversión. Una voz en mi oído me sobresaltó y grité.

Placeres Ocultos ©  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora