Tormenta de verano

Boletos de Huida

Escapo de las promesas, por temor a desilusionarme al verlas rotas.
Huyo de todo lo que podría dañarme, eso no es novedad.
Pero un día, de tanto correr en dirección opuesta, acabe topándome con lo inevitable; tú.
¿Cómo escapar, entonces, del amor cuando te mira con devoción a los ojos?
Me hice adicta, de esa manera, a la endorfina que me generaba tu presencia.
Despertaba confundida en medio de la noche buscando tu mano que parecía estar moldeada a la mía.
Esperando encontrarte en cualquier lugar para poder robarte un beso -con suerte dos-.
Logre entender, gracias a ti, que nadie me perseguía; mis pasos comenzaron a disiparse y se sincronizaron con los tuyos.
Que el sufrimiento viene de la mano de la felicidad, y que para volar en unicornios es necesario vencer primero a los dragones. Ya me he puesto la armadura, pero esta vez para esquivar el fuego que podría lanzarnos, porque estoy dispuesta a luchar contigo.
No sé si me explico pero desde que llegaste a mi vida he dejado de tener miedo y eso, sorprendentemente, no me asusta.
Cada vez que mi mente se empeña en sacar boletos de huida consciente de que es más fácil correr que afrontar, entiendo que el verdadero merito es el de mi corazón; se ha vuelto experto en organizar protestas para cancelar todos los vuelos que no me conducen hacia ti.

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Gracias por leer.

Cami.