Ya era Hora

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Dos días...
Es lo que hemos estado en la mansión de Sofía y ella no ha despertado aún, no es que no me guste estar aquí pero me desespera no saber que le pasa a la  pequeña niña de cabello extraño. Logramos ver su cabello ya que en un momento de su inconsciencia le dio fiebre y comenzó a sudar, así que decidieron que sería mejor si le quitaban el gorro y las gafas de sol. Ya conocimos a Mai, mejor dicho Amairany, ella es una chica muy seria y muy callada, es una bella chica albina que siempre lleva su cabello recogido en una trenza; ella se encarga de limpiar a Sofía y a cambiarla de ropa según su temperatura corporal. En este momento estamos todos reunidos en la sala bebiendo café, todos estamos en silencio hasta que un grito de Nico rompe la incomodidad del momento.

—Nico— comienza a decir Amairany.

—Ella está despertando— dice Nico con emoción.

—Ya era hora— dice Alexander en un murmullo, sin embargo Nico lo escucha pero no hace caso y sube corriendo a la habitación con nosotros detrás; apenas terminamos de entrar y los ojos de Sofía están comenzando a abrirse.

—Sofía— dice Nico en voz baja.

—Aquí estoy Nico— dice una adormecida Sofía mientras abre los brazos, Nico no lo piensa dos veces y va a su lado a abrazarla con mucho cuidado para no lastimarla.

—Ustedes ¿Están bien?— nos pregunta a nosotros.

—Si, ¿tú estás bien?— pregunta Jake, está preocupado por ella pues le ha tomado cariño por lo que nos cuentan los chicos.

—Ahora lo estoy— dice sonriendo con mucha dulzura.

—¿Que hacen aquí? Deberían estar en clase— dijo luego de un momento.

—Las clases se suspendieron por dos semanas— dijo Blake.

—Está bien, podemos bajar a comer. Creo que ya pase demasiado tiempo en cama— dijo Sofía con una mueca.

—Está bien Sofi, yo te llevo— dijo Theo.

—Estoy bien, solo ayudame a levantarme— le dijo con el ceño fruncido. Entonces él extendió su mano para que ella se apoyara y pudiera levantarse.

—Segura que puedes— dijo dudosamente Amairany.

—Yo creo que si puedo— dijo, aunque sus palabras no fueron muy creibles al ver que casi se cae.

—Tonterías, yo te llevo— dijo Theo y cargo, ella solo rodo los ojos y le dio las gracias entre dientes.

Bajamos a comer y fue una comida especialmente tranquila, nadie decía nada, todos se limitaban a comer y ya.
—Hay noticias enana— dijo Theo, sólo él le dice enana.

—Dime— se limito a responder.

—Los tornados lograron parar a... tú sabes— dijo

—No usaron la violencia— afirmó ella.

—No, resulta que solo necesitaron el canto de Cuna para persuadirlos— informó él.

—Perfecto, partiremos mañana y ellos vienen conmigo— sentenció Sofía. Luego todos fuimos a empacar para el Viaje que dijo Sofía, así llegó la noche y todos fuimos a dormir
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Amairany en multimedia

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