Capítulo II

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Como decía, me conocen como Isaac Dávalos. Podrán cuestionarse que me incentiva a escribir esta historia, son las razones que mencionaré más adelante. Conozco mucho las ideas que tienen las personas para darme cuenta sobre qué pensarán de este relato. Piensen lo que quieran, me importa un carajo la opiniones de ustedes. Total, no soy una persona perfecta. Soy de huesos, carne y piel como todos ustedes y me parecería injusto que exijan de parte mía a un ser divino, con rasgos especiales, la cual no existe. Antes de iniciar pensé que mi orgullo no me permitiría escribir la historia de un desacierto en el amor, los actuales motivos que tengo lograron vencer y aquí estoy. Ya mencioné sobre qué voy a contar, y si hay alguien a quien no le agrede, que no se tome la molestia de leer. Aunque lo dudo, porque la curiosidad de una persona sobre un tema amoroso es tanto como la tecnología atrae a la juventud. Y siendo así terminarán leyendo todo hasta el final, de eso estoy seguro.

Seguiré reservando los motivos, de todos modos no serán muchas las personas las cuales leerán esta historia, pero no descarto posibilidades de que esta llegue a distintas manos, pero eso no me importa ahora. Lo único que me preocupa en este instante, en la cual estoy narrando esta historia, es que no llegue en las manos de ella, la persona por la cual destruí parte de mi adolescencia, descuidé muchas de mis metas planteadas hasta cierta fecha. Imaginando rumbos, sueños y proyectos que deseaba realizar de la mano de Ariana Espinoza, la persona que amé por casi tres años.

Nuestro destino no ha sido escritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora