Ventisca soltó con cuidado a Cinia sobres las hojas, que crujieron soportando su peso.
La chica despertó y se encontró con unas escaleras antiguas que no llevaban a ninguna parte.
El hada empezó a subirlas y dijo que la siguiera, Cinia, sorprendida, obedeció.
Cuando Ventisca puso el pie en el último escalón, éste desapareció y unos segundos después, ella también.
La muchacha se extrañó pero decidió seguirla.
Al entrar no pudo evitar un suspiro de dolor.
No comprendía muy bien por qué pero el paisaje que tenía enfrente, la producía un inmenso dolor
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Pregúntale al viento
FantasyNo te obsesiones con los recuerdos, o puede que te pierdas en ellos