Capítulo 10

2.8K 101 0
                                    

Capítulo 10 - Confuciones.

Desperté por el sonido de mi celular, esto se está haciendo costumbre. Lo tomé, vi que tenía dos mensajes, uno de Carter y otro de Aaron.

El mensaje de Carter me preguntó que si queríamos salir hoy, pero le dije que no, que mejor vinieran y estábamos aquí en casa, no tenía muchas ganas de salir.

El mensaje de Aaron simplemente era para desearme buenos días, y de nuevo, lo que había dicho en el mensaje de anoche “Perdón por ser tan idiota”.

¿Por qué hace eso? Me confunde demasiado… ¿Por qué no puedo simplemente dejarme en paz? No quiero saber nada de chicos, puede ser que me parezca atractivo, pero yo no soy para él. Aunque Aaron algunas veces me haya tratado mal, merece a alguien que lo quiera, alguien que no esté rota.

Miré la hora, 9 a.m. Las chicas y yo nos dormimos hasta las 5 de la madrugada, hablando, haciendo videos y vines. Resultó que Mahogany es como una de nosotras, a pesar de que ella es mayor por unos cuanto años, es muy genial, es divertida e infantil a veces. Es muy confiable, a parte ella confió en nosotras, nos contó que tiene “Algo” Con Jacob Whitesides, un chico que va de vez en cuando con ellos en el tour, él canta. Ya lo había escuchado un par de veces y la verdad cantaba muy bonito.

No sé como me pude levantarme a esta hora, debo estar loca, pero ya extrañamente ya no podía dormir.

Me levanté de la cama y vi que todas mis amigas seguían dormidas. Fui hacia mi habitación, tomé algo una toalla blanca grande y una más pequeña para mi cabello. Me adentré hacia el baño y encendí la ducha. Me bañé lo más rápido posible, en el mensaje de Carter decía que vendría  a vernos  a las 12 y mis amigas aún no se han arreglado, pienso dejarlas una hora más, quiero estar un rato sola, terminar de desempacar, pensar en todo tipo de cosas, antes de que Aaron entre por el umbral de la puerta y vuelva a mover mi mundo de una forma inexplicable, como lo ha hecho desde que vi por primera vez su sonrisa.

Salí ya con ropa interior, pasé por el espejo y me quedé estática ahí, parada, viéndome.  No me gustaba lo que veía.

Me sentía mal, los recuerdos me inundaron, me entraron unas enormes ganas de cortar, pero no, no lo podía hacer, se lo prometí a Carter hace mucho. Fue en nuestra primera video llamada, yo estaba devastada porque había peleado con mi madre, de nuevo y había hecho unos cuantos cortes en mi brazo izquierdo. Tomé mi computadora y entré a Facebook, tenía las esperanzas de encontrar a Kath conectada o a Andrea, ellas podrían hacerme reír, pero ninguna estaba.

Iba a cerrar mi sesión cuando vi que una ventanilla de chat apareció de la nada, era un chico, más bien un viner, Carter Reynolds, ni siquiera sé cómo es que lo encontré, mis amigas y yo dudábamos de que fuera el real, pero nos mando una nota de voz y comprobamos que era él. Me había mandado un “Hola” junto con una carita feliz. Le respondí de la misma manera y estuvimos hablando por un largo rato, durante ese tiempo lo convencí de que hiciéramos una video llamada porque me daba flojera escribir. Lo hicimos y al rato después le comencé a contar todo lo que sufría, rato después él me mencionó unas palabras que jamás olvidaré “¿Sabes acaso cuánto vale un diamante por pequeño que sea? ¡Millones! Tú vales muchísimo y no sólo lo digo para que ya no llores, sino porque tú eres igual que un diamante, preciosa” Después de eso nos volvimos mejores amigos, no hubo día en el que no habláramos y eso fue hace un años.

Moví mi cabeza de un lado a otro y me di cuenta de que tenía una sonrisa en el rostro, Carter es el mejor amigo que he podido pedir. Es muy lindo y amable conmigo, bueno, no sólo conmigo, también con Kath y Andy.

Caminé hacia mi maleta,  tomé una falda blanca y una blusa verde pastel y con unas sandalias café. Volví al espejo y de nuevo no me gustaba lo que veía, la ropa era perfecta, se veía muy bien, siempre me ha gusta la ropa, me han dicho que soy buena combinando ropa, y que me sé vestir muy bien. Pero el problema no era lo material, era yo… Sin darme cuenta ya estaba llorando, mis ojos estaban ligeramente inyectados en sangre y mi nariz se estaba poniendo un poco roja.

The unexpected | Magcon Boys | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora