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La misma dinámica de antes, al estilo rtn.

Un Kagami de 10 años estaba parado en uno de los techos de una casa cualquiera de Konoha, observando como el Senju del que estaba patéticamente obsesionado caminaba por las calles ganándose la atención de varía gente de ahí, algunas eran miradas de resentimiento, otras interesadas, cosas variadas la verdad.

Sentía celos con cualquiera que se acercara a Tobirama, era un comportamiento que en el mundo normal y en el mundo alterno no cambiaba para nada, sentía envidia de la gente que podía estar cerca del albino cada que vez que quisiera sin que este lo alejara por miedo o algo.

La diferencia es que la parte inversa no lo admitía, y la original se lo decía a medio mundo (solo cuando eran niños, obvio, porque cuando mayores Kagami original es super vergonzoso y Kagami alternativo era demasiado abierto)

Odiaba estar enamorado de ese sujeto, eso y sumándole que este era años mayor, convirtiendolo en su amor imposible, uno que se podía sacar de la cabeza.

El Kagami del mundo normal lo adoraba, siempre le hablaba y le coqueteaba, en cambio este Kagami lo ignoraba demasiado, pero no podía evitar observarlo, era bastante encantador.

¡Y lo odiaba!

Saltó del techo hacía el suelo, comenzando a caminar hacia su hogar como una persona civilizada.

Al llegar, encontró a Tobirama rondando por la zona. Iba a pasar de largo pero este se le acercó, muy preocupado. El menor sentía que se moría en ese momento, rezandole a la tierra para que esta se lo tragara, no tenía planeado hacer contacto con él.

—¿Estás bien?— Se agachó, se veía temeroso, asustado. El asintió con duda.— Lo lamento...—

—¿P-Por qué?— Preguntó, empezando a preocuparse de igual manera.

Tobirama lo miró a los ojos, para después desviar su mirada. Oh no, mala noticia.

—¿Qué pasó?—

No respondió.

—¡¿Qué sucede?!— Se comenzó a desesperar, detestaba que lo dejaran en suspenso.

—Le quitaron los ojos a tu padre y a tu madre no sé que le hicieron pero no responde.— Apareció Izuna en escena, demasiado tranquilo para el tamaño de la noticia que daba.— Aún no sabemos quién es el culpable, pero por ahora tendrás que estar solo en casa.—

...

¿Ahora entendían el odio que le tenía a Izuna?

Tobirama al ver sus ojos aguados, lo abrazó, también fulminando con la mirada al Uchiha mayor en el acto.

Kagami sollozó, escondiéndose en su pecho, apretando sus ropas. El de coleta observaba al par con su típica fría mirada, sin sentir una sola pizca de culpa o pena.

.

Kagami se había quedado en el hogar de Tobirama después de ello, el mayor dormía en la cama de su hermano mayor quién para su suerte estaba en una misión en otro país, y el menor dormía en la cama del albino.

No saben cuánto disfrutó respirar en su almohada, deleitándose con su aroma.

Rayos, ¿Qué hacía con su vida? Eso era penoso, debía estar mal por su familia, debía estar visitando a sus padres (porque ellos ya estaban "bien"), pero no, estaba oliendo todo lo que tenía que ver con el Senju, luego repudiandose por ello e iba a golpear cosas.

Ahora mismo se encontraba sentado en el futon, con su mirada perdida. Escuchó la puerta correrse, mientras el albino aparecía con una bandeja de comida y la dejaba a un lado, sentándose en el suelo.

—¿Te sientes bien?— Preguntó, sonriendole.— No sé cuál es tu comida favorita, así que hice algo que a cualquier niño le gus...

—Gracias...—Le observó, sintiendo como sus mejillas se coloraban de rojo— P-Pero...quiero estar solo, si no es molestia.—

—Pues...mi deber es cuidarte.— Explicó, sin moverse un solo poco.

—Lo sé...pero...—

—Puedes confiar en mí en lo que sea.—

—Sí...— Dijo al final, resignado. Tobirama por su parte se acercó más.

—¿No te has sentido enfermo o algo así?— Preguntó, al notar la palidez en su rostro.— Te ves mal, y ya ha pasado un buen rato con lo de tus padres, hasta los fuiste a ver y están en excelente estado, ¿Pasa algo más?

—No...soy así, feo.— Respondió de manera deprimida.

Ah sí, su autoestima, eso no existía.

—¿Feo?— Este se echó a reír.— Eres bastante adorable, el niño más adorable que conozco.—

Kagami al escucharlo se tensó, pero intentó ocultarlo.

—Cállate.— Frunció el ceño, intentando parecer amenazador.

Sintió como sus cabellos eran acariciados, su sonrojo aumentó considerablemente.

—Tu madre si que es hermosa, sacaste su cabello.—

—Ahora no sé si me alaga a mi o a mi madre.— Pensó, sarcástico.

—Es una gran mujer...—

—No puedo soportarlo.—

—Tan valiente...con un buen...

—¿Vas a venir a verme a mi o a pensar en mi madre?— No pensó bien esa pregunta, igual, después se dio cuenta de lo que pasó. Sentía celos, celos de la mujer que le dio la vida.

La expresión de Tobirama era un poema, pero Kagami seguía medio enojado.

—Lo lamento, soy algo idiota, discúlpame, no sé cómo tratar con niños.— Bajó su mirada, se veía triste...nunca lo había visto así.

No, a Kagami eso no le afectaba.

Pero...¿Por qué rodeaba al albino con sus brazos y lo abrazaba?

—Se supone que yo soy el que te tiene que consolar...— Dijo Tobirama y correspondió su abrazo.

Duraron un rato abrazados, en silencio. Hasta que algo alertó al Senju, no, más bien, lo perturbó.

—¿Estás oliendo mi cabello?—

• ¡Misión, ayudar a Kagami a confesarse al sensei! • Serie de drabbles/mini-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora