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Sinceramente, nunca había estado en una situación tan...¿Caliente? En muchos sentidos.

Sarutobi, a él solo se le ocurría llevarlos a las aguas termales junto a su sensei, Kagami juraba que no iba a venir entonces por aquella razón se encontraba tranquilo, pero no, ahí estaba Tobirama con sus abdominales al aire y con la cara ligeramente sonrojada.

El azabache bajó más su cuerpo, escondiéndose hasta la nariz con el agua.

Maldecía que el agua tapara tanto a su sensei.

Verlo desnudo sería tan...tan...

—¡Bola de cañón!

Imposible.

Su gran e inteligente amigo se acababa de lanzar, salpicando todo y haciendo que haya un desborde en las aguas.

Escuchó los gritos del Senju junto a los del Shimura, lo único que hizo fue callar porque suficiente regaño tenía Hiruzen ya.

Y...bien, ahora estaban peleando.

Para sorpresa de la temperatura de su cuerpo y las ganas de lanzarsele encima a Tobirama, el mencionado se levantó.

Y Kagami ni en sus fantasías que hacían que sus sábanas se mancharan en la mañana pensaba que la tendría así de grande.

Siempre tuvo la certeza de no usar tanta cantidad de lubricante.

Rayos, ahora no le podía quitar la mirada de encima, y Kagami Jr estaba despertando.

La batalla ya había terminado, y el albino se volvió a tapar con el agua. Ahora el menor no podía estar seguro si eso era bueno o malo.

—Que bueno que no me das estos problemas.— Dijo el de ojos carmesí, y el azabache le observó atento.— Me alegra que seas tranquilo e inocente.

Kagami sonrió de forma dulce.

—Claro, sensei.—

Si tan solo el supiera.



• ¡Misión, ayudar a Kagami a confesarse al sensei! • Serie de drabbles/mini-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora