Capítulo 25: Navidad.

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Observaba la escena desde el porche de la casa de los Woods. A Juno le habían regalado una portería y un balón por Navidad, entre otros regalos, pero ese se llevó la mayor atención de la niña. Alexa y Gerard se la montaron, recordó cuando dijo en el pasado que a veces ayudaba a su padre a toquetear los coches que tenían para mejorarlos, y sonrió imaginándoselos trabajando juntos en esas cosas, compartiendo momentos de padre e hija. Juno se volvió loca con la portería, y no tardó en ponerse la equipación que le regaló ella con la ayuda de su chica, y empezar a jugar en el jardín: Alexa en la portería, y Gerard y Juno en el "campo". Apenas había nevado ese invierno, lo fuerte seguro que caía más adelante. Donde vivían sus padres sí que tenía por seguro que estaría todo blanco.

Bebió del café que habían preparado. No era que le encantase el café, pero no había dormido nada esa noche y el día que les esperaba sería largo. Habían quedado primero con Carmen y luego se uniría Luna, seguro que acabaría entreteniéndolas con algún plan.

Clarke salió en ese momento de casa y se sentó al lado de su mujer, agarrando su mano mientras observaba a Juno con cariño. Su corazón empezó a latir con fuerza, porque el día anterior Alexa le dijo que quería tener hijos con ella y no podía estar más contenta. Nunca había pensado en tener hijos antes de que Stephan lo dijera, fue entonces cuando pensó por primera vez la ilusión que le haría, cómo ese sentimiento de soledad y de malestar desaparecería cuando tuviese a su bebé en brazos. Desde entonces esa vena materna que se le activó no se había vuelto a apagar.

Verónica abrió una de las ventanas, y las tres se giraron por si necesitaba algo. La miró fijamente a ella antes de pedirle si podía entrar para ayudarla con "unas cosas". Se terminó lo que le quedaba de café y, antes de meterse dentro de la gran casa, le dedicó una mirada a su chica, que seguía jugando con Juno activamente, como si no hubiesen estado toda la noche haciendo ejercicio. Cómo había echado de menos el sexo con Alexa.

—¿Qué necesitas? —ofreció su ayuda cuando llegó a la cocina, y la mujer la miró con media sonrisa.

—Quería hablar simplemente, puedes sentarte —señaló una de las sillas de la isleta de la cocina, y ella se sentó—. ¿Qué tal has dormido?

No sabía si estaba lista para enfrentarse a una de las famosas charlas de los Woods, Alexa ya le advirtió en el pasado y la semana anterior volvió a refrescarle la memoria. Se plantearon pasar la noche en su piso, para estar a solas y que no sucediera lo que parecía que estaba a punto de suceder, pero al final decidieron quedarse allí para pasar más tiempo en familia.

—Hemos dormido bien —habló en plural—. Mucho mejor una cama de matrimonio que la que tenía cuando estaba aún en la universidad.

—Sí, cambiamos las dos de las gemelas cuando Lexa y Clarke se casaron. Después reformamos la habitación donde duerme Juno.

—Supongo que pronto será el turno de Taylor y Tracy.

—Me muero por tenerlas en mis brazos ya, será como viajar en el pasado, pero con dos niñas rubias.

—¿Estás segura de que serán rubias? —rio divertida.

—Una abuela lo sabe todo —comentó, sentándose a su lado, y le sorprendió que agarrase su mano—. Raven, siento mucho la conversación de anoche sobre los bebés. Gerard y yo no sabíamos nada, y te pido disculpas de parte de los dos.

—No te preocupes, Verónica —agradeció su tacto con una sonrisa.

—Claro que me preocupo. Se nota que te afecta y debe ser muy duro, no tienes que estar guardándote tus emociones.

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