Prólogo

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Frío, tengo frio. La nieve escarchada suena bajo mis pies cuando piso sobre ella. Tengo miedo. Todo está oscuro en el bosque, solo se ven las sombras reflejadas en el suelo de los arboles desnudos que ilumina la luna. Hay sonidos de mi alrededor que no llego a identificar, las ramas moverse por el frio viento que las azota, ramas que se rompen a mi alrededor que chocan entre si causándome escalofríos en mi cuerpo. Estoy perdida, no sé donde me encuentro.

El aullido de un lobo, a lo lejos, me estremece desde mis destrozados zapatos empapados hasta la coronilla de mi cabeza. Consiguiendo así que se me erizaran los pelos de mi nuca y que cruzara los brazos sobre mi torso, haciendo fuerza contra mi misma para conservar el poco calor que me quedaba.

Me obligue a conservar la calma y seguir caminado hacia adelante, a mirar hacia todos lados buscando señales de peligro que me obligarían a correr, agotado así las pocas fuerzas que mantenían a mi cuerpo en pie.

Seguí caminando, hasta llegar a un claro rodeado de arboles, arboles de tal tamaño que no lograba ver su cima a la luz de la luna. Logrando así que un peso sobre mis hombros se instalara y una presión en mi pecho empezara a formarse lentamente sobre él. Seguí caminando a pesar del peso que mi cuerpo. Tenía que encontrarla, tenía que ser fuerte por ella, no odia fallarle, no a ella.

Cuando ellos se la llevaron, adentrándose así en el bosque, no pensé dos veces en salir de la cama he ir detrás de ellos, no pensé dos veces en ir a salvarla. No podía permitir que me la arrebataran de las manos como si fuera un simple juguete roto o una golosina que no te mereciste.

El grito que rompió mis pensamientos fue desgarrador para mi corazón y mi alma. Mi miedo se intensifico, mi espiración se aceleró y mi desesperación por hallarla rompió mis esperanzas de encontrarla sana y salva.

Corrí como si mi vida dependiese de ello, aunque tratándose de ella, para mi eran cosas muy similares. A cada paso que daba más cerca estaba de esas voces, mas nítidas, mas fuertes, más insoportables... hasta que paró y solo vi negro.

Me desperté. Un sueño. El mismo sueño de todas las noches desde que tengo memoria. Mire a mí alrededor, oscuridad, solo oscuridad. Pero era consciente de las respiraciones y los latidos de cada corazón que había en aquella profunda y oscura cueva. Su olor característico ha humedad, el suelo lleno de tierra y pequeñas piedras que hacían daño a mi cuerpo, incluso pasados los años una no se llega a acostumbrar.

Me levanto con cuidado de no despertar a nadie y salgo al exterior donde el sol ya empieza a iluminar la tierra tal y como la conozco. Las aves despiertan y empiezan a moverse y a cantar por el cielo, la nieve ya es tierra húmeda bajo mis pies y el frio viento de la noche es sustituido por uno más cálido venido de una mañana primaveral.

El invierno ha acabado, y la primera acaba de empezar, lo que significa muchas cosas buenas para la manada, se acabo la hibernación lo que significa no pasar más hambre. Pronto empezará la época de celo lo que significa que tendremos nuevos cachorros que alimentar, educar y entrenar, todo un reto, aunque solo pensarlo me entra esa risa fácil, porque sé que eso siempre será lo más divertido de mis obligaciones como alpha de la manada. Vuelvo a entrar en la oscura y húmeda cueva done todavía todos duermen lo que me obliga a despertarlos. Debemos empezar la primavera con buena pata, nunca mejor dicho refiriéndose a ellos.

- Vamos, todos arriba. La primavera acaba de llegar y tenemos demasiadas cosas que hacer.- lo único que consigo como respuesta es un par de bufidos y unos cuantos gruñidos. Me rió y salgo hacia fuera, será un día largo.

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Me costaba respirar y tragar. Corría tanto como mis piernas me permitían, aun así no era suficiente. Un enorme lobo grisáceo con colores terrosos pasó de lejos a mi lado superando mi velocidad. Acelerando aun más mi respiración y mis piernas agotadas, corrí como nunca hubiese corrido en mi vida pero aun así, no lo conseguí. Cuando llegué al final, donde dos grandes árboles se retorcían formando una cruz, el lobo gigante me esperaba. Es sus enormes ojos negros había un brillo de burla que reconocía a la perfección. Maldito.

- Te diviertes? – le pregunto mientras me recompongo de la intensa carrera. Al segundo hoy su voz en mi cabeza – si, la verdad es que si ¿tú no?- nunca me acostumbraría a que escuchar todas sus palabras dentro de mí como si fueran uno más de mis pensamientos. En vez de contestar le lancé una mirada de advertencia que lo dijo todo, no me gusta perder y menos que me lo restrieguen.

- Hey, no es mi culpa que seas una lenta. Para la próxima, si entrenas más, tal vez, no quedarías tan detrás de mí- se que el asesinato, teóricamente, sería una normal principal rota pero, y si fuera un ¨accidente¨.

- Te recuerdo que tú tienes cuatro patas, una musculatura superior y , ¿que más? A si, ¡ESRES UN MALDITO LOBO GIGANTE! ¿Me dejo algo?, imbécil.

- Lo último lo oí!!-me dijo mientras caminaba para volvía con la manada.

- Esa era la idea!!! Y deja de gritar, me vaha estallar la cabeza.

Cuando llegue a la manada, todos estaban demasiados revueltos e inquietos, me pregunto qué pasaría. Me acerque lentamente, asimilando todo lo que veía, desde el estanque hasta la cueva y los arboles que se elevaban a sus costados haciéndola más imponente de lo que ya era.

Uno de los lobos a cargo de la manada cuando yo me iba, se acercó e inclinó la cabeza en señal de respeto y como petición para comunicarse conmigo, al darle una aceptación de dicha propuesta me habló.

- Alpha le informo de que un humano ha traspasado las barreras del reino para informarle de un mensaje desde la corte de Rondfort.

- Rondfort?- era raro que un humano se atreviera a cruzar nuestros límites, mas aun que trajera un mensaje, pero lo que sí me sorprendió y que me intrigó es desde donde era enviado dicho mensajes. Rondfort, uno de los 8 reinos, el reino de los reinos me enviaba, a mí, un mensaje. Me carcomía la espera, quería saber ya que era tan importante como para que se atrevieran a venir aquí. – Llévame con él, rápido.

Seguí al lobo marrón hasta un gran árbol, donde solían esperar las visitas, las casi existentes veces que teníamos, a que el alpha las recibieran. Me paré en frente de un joven muchacho, no muy alto, era casi un niño quien miraba hacia abajo evitando asi poder verle la cara.

- Levanta la cabeza y mírame a los ojos muchacho, quiero verte la cara- el joven rápidamente levantó la cabeza y me miro a la cara. Creo que le sorprendió mi aspecto porque se quedo mirando mi cuerpo y rostro un rato más de lo necesario. Al sentirme de mas observada carraspeé mi garganta sacando al joven mensajero de su ensoñación, haciendo así que éste se ruborizara.

- Mi señora vengo a informarle desde el reino de Rondfort, que está invitada a la boda de su majestad Drake II con Evangeline hija del rey Stanfort del reino de Helsorz. Tendrá que partir de inmediato hacia el palacio, aunque para la boda falten 3 meses de alteración el rey quiere que estén allí todos en palacio para conocer su reino, su gente , sus costumbres y celebraciones.

Me sorprende dicha invitación y como alpha me veo obligada a aceptar.

- Iré, pero quiero que informes en la corte de...- mi re hacia tras hacia toda mi manada - diles que voy acompañada.

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Este es el prologo , quiero que me contéis todo lo que opináis desde lo malo hasta lo bueno. Quiero que le deis a este epílogo mucho cariño y que compartáis la historia y no me desanime y siga escribiendo. Gracias amores por vuestro apoyo.

Un besoteee. Os quiero

SALVAJE [Subiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora