Capítulo 1: First Sight

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—Si continuas viéndola así te quedarás sin saliva —dijo Alice en tono burlón, sonrojándome violentamente tras escucharla, dejando de mirar a la soldado de bonitos ojos verdes a pocos metros de mi—Mi dios, acepta de una vez que la Cabo, Jauregui te gusta.

—No exageres... —Le respondí, limpiando la baba de mi barbilla. Aunque fuese cierto y tuviese la razón.

Me gustaba. Mucho.

Lauren Jauregui no solo se categorizaba por ser la soldado más sensual del ejército, siendo así también como la única mujer entre todos aquellos hombres. Y a pesar de ser la única mujer su vestimenta no era distinta a la de ellos.

De hecho, no me sorprendería que muchos aquí se confundieran pensando que se trataba de un chico, claro, de no ser por su larga cabellera y sus voluptuosos pechos.

Existían rumores, los cuáles hablaban respecto a su comportamiento, ya que se decía que era igual al de un comportamiento varonil. Yo no podría decir lo contrario, jamás hablé con ella ni mucho menos hecho algún contacto físico.

¿Por qué?

No tengo el valor.

—Debes estar bromeando, te he visto observándola a cada minuto, a la hora del desayuno, en los descansos. ¡La miras como si quisieras devorartela! —bufo irritada—Pero resulta que yo soy la exagerada.

Bueno si lo dice así...

Pretendíamos continuar con nuestra conversación, en donde Alice me daría un sermón con más razones por las cuáles debería animarme en hablarle a Lauren, algo que se volvió completamente normal con el paso de los días, pero que yo siempre trataba de evitar. No soy buena socializando.
Nuestra atención fue captada en cuánto escuchamos un gritó desgarrador, desviando la mirada en dónde provenía.

—¡Los quiero a todos en sus posiciones, ahora! —El coronel habló, alzando la voz—Necesito verlos firmes, con actitud y capacitados para esto. ¿¡Tienen la disciplina necesaria!? ¿¡Son ustedes capaces!? ¿¡La tienen!? Por qué en el campo de batalla no existen segundas oportunidades. No necesito personas cobardes, así que lo repetiré una vez más. ¿¡Son ustedes capaces!?

—Si señor—dijeron los soldados tras realizar aquel habitual saludo con su mano.

— ¡Díganlo más alto! ¡Que se oiga!

— ¡Si señor, somos capaces! ¡Tenemos la disciplina necesaria! —Respondieron todos al unísono.

Parecían robots, ni siquiera se movían.

—Muy bien. ¡Ahora lárguense! —señaló el area de entrenamiento, los soldados formando una fila segundos después— ¡Los quiero ver sudando cómo malditos cerdos!

Y claro está, que los soldados comenzaron a hacer lo que su superior les ordenó. Los entrenamientos jamas serían simples, podría decirse que era todo lo contrario, solo aquellos que tenían más fuerza de voluntad lograban mantener una rutina constante cada día.

Mis ojos pasaron de observar a los demás soldados, en solamente fijarse en una individuo, solo podía mirarla a ella, olvidándome por completo de lo que sucedía en su alrededor. Me fascinaba la forma en cómo se movía, su determinación para lograr los objetivos que se proponía. El sudor recorriendo su frente, bajando por su barbilla y finalmente cayendo. Estaría mintiendo si dijese que no se esforzaba más que sus demás compañeros, por qué lo hacía.

Admiraba esa parte de sí misma.

—Cómo ya deben saber, dado que vuestros superiores se encargaron de dejarles un comunicado a cada uno. Es mi deber volver a repetírselos para no entrar en malentendidos. El martes al amanecer partiremos de inmediato hacia el sur, cómo hemos acordado en la reunión de antier. El coronel estuvo de acuerdo en seguir el plan acordado, sin ningún tipo de modificación de por medio. —sonrió e hizo una pausa, leyendo las asignaturas—De acuerdo con lo planeado las unidades B y A irán con el sargento Williams mientras que las unidades E y H estarán con el sargento Scooter, las unidades restantes irán conmigo.

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