Pretty Soldier ⇒ Camren

Capítulo 7: Starlight

Ese día la castaña se sentía melancólica, sintiendo un punzante dolor de sentimientos comprimirse en lo más profundo de su pecho. La enfermera había evitado de muchas maneras el cruzarse con la inexpresiva soldado de ojos verdes, ya que desde aquella noche la simple idea de volverle a hablar le abrumaba por completo. Tan solo su presencia le inquietaba y realmente no podía luchar contra sus propios sentimientos. Tampoco podía mirarla, porque de ser así su respiración fallaría y se atascaría en lo más profundo de su garganta.

Por fortuna, Alice estuvo allí para ayudarla.

—Así que... ¿Solamente seguirás ignorándola?

Camila suspiró.

—Si.

—Entonces dime, ¿durante cuánto tiempo? Ustedes dos son el dúo perfecto y los tenientes no son idiotas, ellos saben que cuando están juntan crean arte, porque lo admito eres mucho mejor que yo, de hecho, eres la mejor enfermera del ejército y Lauren es de las más temibles y mejores soldados qué hay. Y si, Camila, las unirán en varias misiones si es necesario y tú no podrás ignorarla por mucho tiempo.

La culpa me consumió como sanguijuela. No era posible que estuviera siendo injusta con Lauren, ella no tenía la culpa de no tener los mismos sentimientos por mi.

Mi actitud era inmadura.

—No se lo que me pasa, Alice. Lauren no merece que la trate así —La pelirroja sonrío—Es solo que...

Ella negó.

—Nada, Camila. Debes continuar, pasar de página, existen millones de personas más. No te gastes solamente en una sola persona. Tú ya no te preocupes más, Lauren se está perdiendo de una gran mujer —Eso me hizo sentir mejor—Ahora, ¿qué tal un empleo de medio tiempo? Has estado recostada en tu habitación durante horas, ¡diablos! Levanta ese trasero moreno y distráete un poco holgazana, la televisión solo te hace llorar.

Y fue en ese instante que voltee a mirarla, como si se tratase de la mejor idea que pudieran haberme dado.

Ahora tenía un nuevo objetivo.

Misión: Olvidarse de Lauren Jauregui

Y por eso allí estaba, parada en medio de una cafetería, esperando que mi mente consiguiera no pensar en la soldado por lo menos durante ese día. Hoy tenía planeado recriminarme de que podría sobrevivir sin el amor de Lauren Jauregui. No pensaría en ella, ni en sus estúpidos ojos, ni tampoco en su abdomen, ni en sus tatuajes... Y ni hablar de sus marcados brazos...

«¡Este no es el momento!» Pensé, queriéndome estampar contra la pared.

—Camila, por favor —suplicó la Sra. Denis, percatándose de los abundantes nervios que divagaban en mi cuerpo.

Asentí, y forcé una rígida sonrisa.

—Lo siento.

Parecía obvio que debía comportarme en mis horarios de trabajo, y también tratar de no pensar en la sensual soldado de ojos verdes que inundaba mis pensamientos, pues de ser así mi día estaría arruinado y nada de lo que Alice me había aconsejado serviría.

La señora Denis fingió no escucharme e ignoro mis palabras de disculpa.

—Solo concéntrate. No te estaré pagando por nada.

«Si supieras que el dinero no me importa, vieja amargada» Pensé en frustración.

El ejército no te hacía millonario, aquello era lógico, pero realmente no lo hacía por dinero, de hecho, la mayoría de las personas que trabajan ahí no lo hacen por una cifra de dólares. No es que la paga no fuera buena, porque si que lo era, pero muchos lo hacían por el respeto que le tenían a su país, otros lo hacían por simplemente sentir la adrenalina del peligro, mientras que algunos otros no tenían otra opción y debían hacerlo por obligación. Entre diversos motivos más.