La Primera Mañana (I)

8 0 2
                                    

Narra Leo

Leo: (Un enorme rayo de luz me ha despertado demasiado temprano hoy, así que esta mañana estoy más gruñón de lo normal.)
—Ah... Como adoro este olor a tostadas. (Espero que mamá no les ponga mermelada de naranja mezclada con la de fresa como siempre hace, papá y yo no sabemos como decirle que es demasiado dulce y bueno, nos toca aguantarnos. Pues sí, mi familia es preciosa, estoy seguro de que muchos desearían estar en mi lugar, con un peine de peluquero en la mano y oliendo mi desayuno... Mientras pienso en el asco de día que me espera hoy. Las vacaciones de verano han terminado y se acerca un nuevo curso. ¡Cómo me aburre! Aunque bueno, podría ser peor, ya he quedado con los gemelos para ir juntos al instituto, así que no moriré de soledad el primer día. Prometo que si nos toca a los tres juntos en la misma clase, seré un niño bueno para lo que dure el año escolar.)

Madre de Leo:—¡Leo, baja a desayunar!

Leo: (La potente voz de mi madre tiene el poder de hacer que abandone todo lo que estoy haciendo y se me abra el estómago.)

Bajo al salón.

Madre de Leo:—Pero bueno, ¡qué pelos llevas hijo!

Padre de Leo:—Déjalo, es la moda de hoy en día.

Leo:—Pues yo creo que mi cresta está perfecta...

Mamá suspira y empieza a toquetearme el pelo hasta dejarlo a su gusto.

Madre de Leo:—Ahora sí estás guapo, date prisa en desayunar que tienes que arreglar tu habitación antes de irte.

Leo:—Ya voooy...

Desayuno lo más rápido posible y pongo una manta estirada sobre mi cama.

Leo: (Si cuela... cuela.)

De repente, el timbre de casa suena y escucho a mi madre abrir la puerta. Cojo mi mochila y me despido de mis padres antes de irme con los gemelos.

Padre de Leo:—No llegues tarde a casa.

Leo:—No papá, hasta luego.

Al salir por la puerta lo primero que veo es a dos niños idénticos, bueno... son adolescentes, pero vestidos con camisa azul y bermudas, parecen niños de infantil. No creo poder aguantarme la risa.

Albert:—Cállate, nuestra madre nos ha obligado.

Robert:—Y yo que quería parecer guay el primer día...

Leo:—Con esa pinta no creo que llegues a serlo ni parecerlo en tu vida.

Robert:—¡Oye!

Los gemelos son súper llamativos, pelirrojos de ojos azules. No es que sean feos... pero no creo que vayan a tener novia jamás.

Albert:—Vámonos ya, tengo más ropa en la mochila para los dos y en los baños del instituto nos podemos cambiar.

Leo:—Menos mal, si no os cambiáis seguro que seréis el objetivo de todos los matones este año.

Y así nos fuimos, directos al infierno de cualquier adolescente... el instituto.

Narra Hannah

Padre de Hannah:—Me voy al trabajo, despiértate.

Hannah:—No me apetece, paso del instituto hoy...

Me muevo entre las sábanas y pateo la pierna de mi padre levemente.

Padre de Hannah:—Tu primo está fuera con su jodida moto haciendo ruido. Si no quieres que "hable con él", levántate.

Hannah: (La verdad, me importa una mierda que Jeremy se encuentre con mi padre... Pero que se pongan a darse puñetazos en la puerta de mi casa sí que me importa más. Que asco...)

Finalmente pongo un pie en el suelo y me bajo la camiseta, que por alguna razón siempre se me sube hasta las tetas cuando duermo. Aparto con los pies los objetos que se me cruzan por medio hasta llegar al baño.

Padre de Hannah:—Ah si, no traigas gente a casa, y si lo haces por lo menos limpia un poco.

Hannah:—Vete ya, joder.

Mi padre cierra la puerta de mala manera y me asomo por la ventana con el cepillo de dientes en la boca. Allí veo a Jeremy mirando fijamente a mi padre, sin saludarle, y al otro haciendo lo mismo, pasando de Jeremy. Noto como la feroz mirada de mi primo recae en mí.

Jeremy:—¿Bajas ya o qué?

Hannah:—Pues vas a esperarte 15 minutos más, por chulo.

Cierro la ventana y vuelvo al baño, donde me aseo y me maquillo, intentando no parecer una puta. Voy a mi habitación y cojo unos vaqueros ajustados, con una camiseta larga, la chaqueta negra de cuero que me regaló Jeremy y unos tacones no muy altos. Cuando termino de arreglarme, me miro por última vez en el espejo.

Hannah:—¿Cómo puedo estar tan buena? (No es por echarme flores, pero sí que estoy buenísima, soy la envidia de todas; rubia, ojos verdes, buen cuerpo y encima popular.)

Enciendo un cigarro y lo pongo en mi boca mientras salgo de casa, manchándolo de pintalabios.

Jeremy:—Ya era hora, ¿y tu mochila?

Hannah:—Por favor no me hagas reír.

Nos pasamos cinco minutos riéndonos a carcajadas por lo mismo en su moto antes de irnos.

¡Hola! Soy Aida :3
En primer lugar... Esta es mi primera historia así que sean buenos conmigo XDD
Agradecería muchísimo si supiera a lo largo de la historia si les gusta o no, o si tengo fallos.

¡Hasta la próxima!

Nuestra diferente forma de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora