El matrimonio Nikiforov tiene una vida perfecta, rodeada de lo que siempre desearon.
Yuuri es el último ganador de la medalla de oro en el Grand Prix, Victor se ha retirado del mundo competitivo. No hay nada ya que puedan ambicionar, viviendo en Rus...
A veces, lo que surge de lo inevitable puede convertirse en todo un desastre, y el pobre de Yuuri yaciendo tumbado sobre la fría loza del baño era una prueba de ello.
Entre la bruma de sus sueños, el omega sintió que algo húmedo y tibió le recorría la cara, despertando así para encontrarse con Makkachin lamiendo su rostro. El perro se veía claramente preocupado, empujando con su fría naricilla la cara de Yuuri, chillando un poco.
─Estoy bien, Makkachin...perdona por preoucuparte─ le acarició la cabeza y Makkachin movió su colita, feliz de ver a Yuuri despierto.
De tal dueño tal perro.
Yuuri se frotó el rostro con las manos y decidió levantarse del suelo. Al ver su mirada en el espejo se sentía tan extraño, casi como si un desconocido le estuviera viendo en lugar de él mismo. Se lavó la cara con agua fría y suspiró mientras retiraba todo rastro de agua con una toalla.
─Al menos no fue Victor quien me encontró en el suelo─ dijo en voz alta, pero, hablando de Victor...
─¡Cariño, estoy en casa!─ oyó un grito desde el recibidor que le hizo brincar del susto, y de inmediato dirigió una mirada llena de preocupación a las pruebas de embarazo que se encontraban regadas en el suelo.
─¿Yuuri?¿Yuuri, estás aquí?─ podía oír que Victor le buscaba, y cada vez se oía más cerca de donde él estaba.
Demonios ¿qué hago?
Juntó todo con una rapidez casi inhumana y lo echó a una bolsa de plástico. Makkachin salió corriendo al oír que su dueño se aproximaba, y eso le dio un poco de tiempo a Yuuri para borrar todo rastro de evidencia de lo sucedido allí.
─Yuuri, estabas aquí....¿por qué no contestabas?─ sonrió Victor al entrar.
─Hola, querido─ sonrió a su vez el omega.
─¿Qué tal el vuelo?─preguntó el ruso, sin poder evitar caminar directo para besarle. Yuuri podía ver las ansias de su esposo, él se sentía igual, pues hace 5 días que no se veían, pero la bolsa que sostenía sobre su espalda le hizo volver a la realidad.
─Eh... muy tranquilo─ contestó Yuuri, alejándose un paso atrás para impedir que Victor se acercara más a él.
─¿Qué traes ahí?─ mencionó Victor, algo extrañado de que Yuuri no hubiera corrido a abrazarle ya.
─Nada─ se apresuró a decir el japonés, ocultando más la bolsa detrás suyo para que no estuviera al alcance de Victor─ sólo basura─ sonrió con nerviosismo, abriendo el bote y tirando la bolsa ahí─ ¿lo ves? Ahora, ¿quieres cenar? Ven, vamos, salgamos de aquí.
Yuuri le tomó del brazo y comenzó a caminar lejos del baño.
─De acuerdo─ sonrió Victor, dejando que su esposo hiciera lo que quisiera, de todos modos no era la primera vez que actuaba extraño─, ¿sí hiciste Katsudon?
─Oh yo...lo olvidé....lo siento─ se disculpó.
Claro, ¿cómo lo iba a hacer si me la pasé la mitad del tiempo desmayado en el baño? pensó.
─No importa, salgamos a cenar─ propone Victor y toma de la cintura a Yuuri para besarle, siendo que esta vez el omega se deja hacer─, yo invito─ susurra una vez que se separan.
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