Kuroo sonreía de oreja a oreja con sus habituales ojos entrecerrados mientras Suga le miraba fijamente, tenía un muy mal presentimiento y que Daichi estuviera allí también sólo aumentaba su molestia.
Kōshi ignoraba totalmente el momento en que se dejó arrastrar por el capitán de Nekoma, sólo sabía que ahora se encontraba atrapado entre un gato, un cuervo y un búho que se encontraba ocupado en esos momentos.
Tetsuro le había engañado, eso lo tenía clarísimo, le había hecho creer que Hinata había escapado del entrenamiento matutino con Kageyama y Kenma para irse a hacer un poco de turismo por Saitama.
Tonto de él, a sabiendas de lo obsesivos que eran sus cuervos con el volley se había dejado llevar estúpidamente.
Y aunque Kozume lograse sacarlos con sus espectaculares habilidades de escaqueamiento (porque el escapismo es para débiles), era obvio que no irían tan lejos. Además, costaba imaginar al perezoso armador felino recorriendo las múltiples calles de la ciudad por algo más que un videojuego nuevo, por mucho cariño que le tuviera a Shouyo. En serio.
Si para hacer los castigos de después de los partidos se tomaba más de dos horas y al final no hacía nada porque lograba librarse e irse a jugar con su consola.
Era eso o Hinata mismo le arrastraba con él de un lado a otro, olvidando que ambos hacían un castigo (cuando no estaban simulando la mítica batalla del basurero), provocando que cierto cuervo aterrador se pusiera celoso y papá cuervo castigase al irresponsable pelirrojo.
Chasqueó la lengua.
—Daichi, si esto es obra tuya, te digo que yo...
—No, no, no —negó nervioso—. Me han arrastrado a esto, Bokuto me dijo que iríamos por unas cosas que necesitaba, no pensé que estarías aquí...
Kuroo sólo sonrió más, divertido por la metedura de para del capitán de Karasuno.
¿En serio pensaba que eso aliviaría el mal ambiente? A lo mucho había logrado que el pésimo humor de Suga incrementara.
—Ya veo —comentó tajante antes de centrarse en el otro presente—. A todo esto, ¿para qué me has traído aquí? Tengo planes con Asahi.
Bokuto aún no regresaba, por lo que debería inventarse una excusa ingeniosa que le diera tiempo al búho de volver.
Tetsuro estaba dispuesto a morir por un buen cotilleo, pero no lo haría solo.
Le había prometido a Kenma que si moría no arrastraría al mundo con él, pero de Kōtaro nadie dijo nada.
Sí, usaría la frasesita cursi esa cuando Kozume le recriminase el asesinato del búho. Ya saben, esa tontería de es que tú eres mi mundo. Jamás le servía con el armador, pero lo intentaba.
—Es que mi bro y yo estamos preocupados —no en realidad—. Desde que llegaron al campamento han estado muy tensos, chicos, casi no he visto una sonrisa en sus caras.
Y no exageraba. Cuando mamá y papá cuervo estaban juntos sólo había silencios incómodos, Hinata se había quejado con Kenma sobre ese asunto, pero no dio detalles sobre la razón detrás de eso.
Kageyama no se lo permitió.
—Ya, ¿y debería creerte porque...? —rodó los ojos antes de dedicarle una mirada mordaz al cuervo mayor—. Daichi, en serio. Si esta es tu manera de intentar arreglar las cosas, lo estás haciendo mal.
—Ya te he dicho que no tengo nada que ver —chaqueó la lengua con molestia—, además el único que debería buscar maneras de arreglarlo eres tú, Kōshi.
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Grupo desastre.
FanfictionEn continuación a Grupo Problema, el equipo de Karasuno tiene un nuevo campamento en Tokyo. El último para los de tercero. Sin embargo, las cosas no están siendo lo suficientemente nostálgicas y bonitas como debería ser, Kuroo lo sabe. Va a meterse...