Teenager; Mark Tuan

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Estoy a solo unos días de cumplir veinticinco años. Tengo una vida normal para un adulto promedio, atiendo de manera eficiente cada área de mi vida, pero por alguna razón tu sola presencia me hace sentir como un estúpido adolescente enamorado.

Estamos juntos desde hace más de cinco años y continuo siendo el mismo idiota que te ama con toda su existencia, siempre he creído que eres lo mejor que le paso a mi jodida vida.

¿Serán tus ojos los que me tienen bajo este hechizo? ¿tal vez el atractivo que posees? o quizás... ¿tu particular forma de ser es la que me tiene a tus pies?

Solo verte sonreír o incluso hablarme de forma dulce hacen que el chiquillo sepultado en mi interior salga a tomar aire, pierdo la concentración con tan solo mirarte. ¿Qué magia usaste Park JinYoung?

-¡Tierra llamando a Mark!, ¿en qué tanto piensas?
-Oh... lo siento JinYoung. Yo solo pensaba en...- por unos segundos quedé con la mente en blanco y lo único que logré articular fue la más boba de las respuestas. -¡algas!, si... algas, es que ayer vi un programa y mencionaban sus propiedades... ya sabes, fue genial.
-¿Enserio? esta bien si no quieres hablar de ello, lo entiendo. Iré al parque, nos vemos al rato cariño.- recibí un suave beso en la mejilla y vi como se encaminaba hasta la entrada y de pronto giró sobre sus talones como si olvidara algo. -¿quieres venir Mark?

Corrí por mi abrigo y en el recibidor esperabas con esa sonrisa tan preciosa que posees, con esas traviesas y pequeñas arruguitas enmarcando tus cautivadores ojos. Aveces me pierdo en tu rostro, es algo tonto porque te veo a diario, vivimos juntos de hecho, tal vez ese es el efecto que causas en mi, olvido todo lo que me rodea con solo ver tus labios curvarse, iluminando hasta lo más profundo de mi ser.

-¡Hey, Mark!, ¿qué te pasa?, estas más distraído de lo habitual, ¿todo bien cielo?
-Sí, sí, todo bien, no te preocupes.- tomé su mano y nos encaminamos a la puerta. -Vamos antes que los vampiros aparezcan.- dije imitando uno, JinYoung solo reía de mis ocurrencias y cubría con las manos su cuello, evitando que lo "mordiera".
-¿Qué creen que hacen?- la voz de nuestro vecino nos detuvo, tal vez estaba molesto, aunque ver a Jackson enojado no me importaba en lo más mínimo.
-Nada que te importe, adiós.

Y así fue como tome la mano de JinYoung y corrí hasta llegar al dichoso parque, mientras reíamos de la cara que tenía Jackson al momento de salir corriendo tal y como si fuéramos adolescentes huyendo de la policía.

-Estas loco chico, muy loco.- me dijo con la respiración agitada, quise ayudarle y ofrecí mis manos para crear un poco de viento, sus mejillas estaban rojas y realmente contrastaba de manera tan armoniosa con su pálida piel que solo me volví a perder en su diáfano rostro. -Aunque eres un buen chico y como lo eres debes invitarme a un helado.
-Eres un tramposo querido, pero estoy bajo tus ordenes mi amado príncipe.- exclamé haciendo una exagerada reverencia y ofreciéndole mi mano para emprender rumbo al puesto de helados.

Al llegar a la pintoresca heladería ordenamos la copa más grande pues ese era el deseo de JinYoung, y si él la quería cumpliría su capricho. Aún cuando el helado desapareció de la faz de la copa seguimos con nuestra charla por horas, hasta que la noche cubrió la cuidad y los pequeños puntos luminosos brillaron con mayor intensidad creando una apacible y gélida noche.

Nuestras manos entrelazadas fueron causa de una inquietante mirada que nos dio un solitario chico sentado en una banca, cuando lo vi por primera vez él miraba el cielo, seguramente admiraba la luna pero ella quedo en segundo plano cuando se detuvo a observarnos, se acercó a nosotros y con voz quebrada se dirigió a nosotros.

-Tienen mucha suerte, poder estar juntos sin impedimentos debe ser maravilloso.- en sus ojos pude divisar que él deseaba aquello, pero aún no lo conseguía.

Caminó de regreso a la banca y fue en ese momento donde comprendí que era el sujeto más afortunado del mundo.

Cuando llegamos a casa nos mantuvimos en silencio por un largo rato, hasta que JinYoung se acercó a mi y me rodeó con sus brazos, sintiéndome en mi hogar una vez más.

-Deberíamos ir a dormir Mark, mañana hay que madrugar, nos espera un día duro en el trabajo.
-Lo sé amor, solo que... todo el día he pensado en las cosas que que amo de ti y creo que solo me di cuenta que hoy te amo mucho más. Sé que puedo sonar cursi pero sinceramente a esta altura parezco un adolescente que conoce a su primer amor, es estúpido pero es inevitable...
-Eres un bobo, pero el más dulce. Te amo Mark.

7 for 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora