Capitulo 1

235 24 2
                                    

"Trata de no pensar. Respira profundo y más que nada, mantente calmada" se repetía mentalmente tratando de volver su latidos más lentos. Sus volvieron a ojos brillar en ese frío color azul que tanto la distinguía de entre todos los de la manada pero compartía con la mayoría de su familia biológica. Scott pensaba que Derek le había enseñado una forma para no transformarse durante las noches de luna llena, pero era mentira.

Malia habí­a perdido completamente el control. Nada podí­a anclarla a su lado humano desde que ella y Stiles habían terminado, aunque su estado empeoró cuando el castaño y su amiga rubia-fresa decidieron "admitir el amor que tenían el uno por el otro" sin importarles sus sentimientos. Esto era más que un simple corazón roto por parte de que, él no fue tan sólo su primer amor, pero la primera persona en la que habí­a confiado y preocupado. Imagínense ser completa y totalmente desconfiada la mayor parte de tu vida para luego bajar extrañamente tu guardia por alguien y esta persona te deja sin explicación, sumándole la traición de una amiga por quién habías arriasgado tu vida más de una vez. Lo se, duele. Pero lo que más le preocupaba a Malia no era ella misma, sino la gente a la que ella podrí­a lastimar, o aún peor, asesinar.

Sintió como poco a poco sus garras se asomaban, cerró sus ojos y las apretó con fuerza contra la plama de su mano. Scott una vez se lo habí­a dicho: "el dolor te vuelve humano", pero no funciono. El dolor sólo la irritó más. Malia odiaba no tener control sobre ella misma. Odiaba sentirse de esa manera. Odiaba a Stiles por haberla abandonado. Odiaba a Lydia por no preocuparse por ella.

-¡¡¡Ah!!!- gritó mientras con el puño cerrado golpeó un árbol y casi lo partió a la mitad, Malia observo el tronco por unos segundos, sabía que tenía fuerza sobrenatural pero esto era más de lo que ella podía lidiar.

"Si hubiera sido una persona tal vez ya estaría muerta" pensó. Sintió que alguien se acercaba y esto le puso los pelos de punta, no querí­a lastimar a nadie y, por lo que pudo escuchar no era ningún animal.

-¿Malia?- dijo una voz a su espalda, por alguna razón ella la reconoció aunque no sabía a quien le pertenecía. Malia dio media vuelta y vio una larga sombra, esta gruñó y se preparó para atacar. Dobló las rodillas y cuando la voz estuvo a punto de dar un paso hacia debajo de la luz de la luna la coyote se abalanzo hacia ella tirándola de espalda.

-¡Espera! No pienso atacarte- le dijo. Malia lo observó con detenimiento. Parecía alto, tení­a el cabello rubio rizado y los ojos azules, era el muchacho de una de las fotos en la habitación de Scott. Con el ceño fruncido murmuro:

-Eres el que abandono la manada- dijo con el ceño fruncido mientras se levantaba. Isaac junto las cejas perplejo.

-¿Eso fue lo que Scott te dijo?-

-Stiles en realidad- contestó cortante, ella sabí­a que no iba a lastimarla pero aún así­ tomo distancia. El mismo reflectaba dolor.

-Por supuesto- gruño por debajo -Mi nombre es Isaac Lahey, sólo por si Stiles se haya referido a mi de otra manera-. A Malia le saltaron los recuerdos de su ex novio hablando del rubio con celos y resentimiento, siempre refiriendose a el como "Scarf boy".

-Eres un hombre lobo, ¿Cómo es que no pude detectarlo?- interrogo ella.

-Es un truco que me enseño un alfa en Francia- respondió limpiándose la tierra de sus pantalones.

-¿Qué haces aquí?-

-Chris me contó acerca de los Ghost Riders y ese tal Theo- Malia mordió su labio recordando cada detalle sobre ellos, habí­an pasado meses y aún así­ ella seguí­a sintiendo como si apenas hubiera terminado.

-No. No aquí­ en Beacon Hills, sino en el bosque-

-Oh, bueno no podí­a dormir así que salí­ a caminar-

Malia escucho como su corazón saltaba en su pecho ¿acaso la tomaba por estúpida?

-Mientes- musito ella, Isaac abrió la boca para decir algo pero la cerró rápidamente.

-¿Tu qué haces en el bosque?- pregunto en su lugar, tratando de confundirla. Malia se puso nerviosa, sabí­a que si llegaba a decirle, él le contaría a Scott más tarde y eso no podí­a permitirselo.

-No es asunto suyo- respondió cortante y con los ojos semi cerrados. Isaac sonrí­o de costado al escuchar su corazón latiendo a toda velocidad, al parecer el no era el único con secretos.

-Lo mismo digo entonces-.

Malia & Isaac | MalisaacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora