CAPÍTULO 5

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JACK

El cabronazo hada me golpea con fuerza en la mandíbula antes de que pueda detenerlo, pero a cambio yo le lanzo una patada que da de lleno en su estómago y se tambalea hacia atrás. Aprovecho su confusión para darle otra que lo derriba y me abalanzo sobre él mientras le doy repetidos puñetazos en la cara. Consigue encajar alguno pero nada comparado con los míos. Está en desventaja.

Oigo gritar a Lia pero no le presto atención. Me he estado conteniendo mucho rato, al ver como le acariciaba la mejilla, al ver como la miraba, al ver como la acorralaba... al final he terminado explotando cuando ha intentado besarla y le he lanzado un cuchillo.

La chica me agarra el puño que estoy levantando con fuerza y consigue refrenar un poco el golpe, pero no de todas. Se sube a mi espalda con gran agilidad y me agarra tratando de inmovilizarme. El tal Ciro está tumbado en el suelo escupiendo sangre y yo me detengo y me pongo en pie justo cuando Lia se baja de un salto.

Tiene los ojos brillantes de ira y se que va a gritarnos en cualquier momento por lo que cuando abre la boca me preparo para lo peor pero sin embargo dice:

-Creo que es mejor que te vayas Ciro.

-¿Qué?- exclamamos los dos al unísono y yo me siento tremendamente aliviado. Cuando vi que se reunía con él por un momento pensé que se iría.

-Lo has oído.- suspira derrotada.- Se acabó todo esto. Adiós Ciro.- susurra tan bajo que dudo que el hada lo haya escuchado pero antes de que ninguno de los dos pueda decir ninguna palabra, ella sale del callejón y desaparece tras una esquina.

Me apresuro a seguirla no sin antes hacerle un corte de mangas a ese capullo y dedicarle una sonrisa victoriosa.

La busco por todo Golden Square pero no la veo por ningún lado, vaya, si que es rápida... Pienso en donde puede haber ido y en seguida me doy cuenta de que mis piernas ya están corriendo dirección al Instituto.

Llego al edificio después de un cuarto de hora corriendo a toda velocidad y me encuentro a Lia subiendo las escaleras de la puerta principal. Avanzo rápido y le agarro del brazo antes de que pueda pronunciar las palabras que le permitirán entrar.

Su expresión de sorpresa es inmediatamente reemplaza por una de furia y me mira iracunda.

-¡No me toques!- grita apartando el brazo repentinamente. Pienso bien mis próximas palabras ya que pueden ser decisivas.

-Lo siento.- me disculpo y sus ojos se abren. Por un momento pienso que mi pobre perdón ha funcionado pero esa ilusión desaparece en segundos cuando dice:

-¡¿Qué lo sientes?! ¡¿Perdona?! ¡Le has pegado! ¡Has estado a punto de matarle! ¡No te ha hecho nada! ¡¿Y cómo te atreves a seguirme?! ¡¿Quién narices te crees que eres?!

Por lo que sea sus palabras me cabrean. ¡Está defendiendo a un puto hada que seguramente el Ángel sabrá que clase de cosas le ha hecho! Se que ella es mitad hada pero la asquerosa expresión de ese gilipollas se me repite en la mente. Sus manos tocándola, su lujuriosa mirada...

-¡¿Es un puto hada Lia?! ¡Aterriza! ¡La Clave podría quitarte tus runas incluso decapitarte por solamente hablar con él! ¡Has quedado con un asqueroso traidor! ¡Un ser mágico! ¡Y has dejado que te tocara! ¡Joder Lia!- mi enfado aumenta al igual que el suyo y veo que mis palabras han hecho en ella el efecto deseado.

-¿Sabes qué Jack? Yo también soy un hada.- dice y pronuncia rápidamente las palabras que abren la puerta principal.

Maldigo en voz alta y la sigo.

-Lia espera...- digo más calmado. Sus ojos se han ido apagando un poco más con cada palabra que soltaban mis labios.

-¡No, Jack, no! ¡Se lo que soy! ¡No intestes disculparte por eso era exactamente lo que querías decir y lo que de verdad piensas así que ni se te ocurra abrir la boca! ¡Se acabó, no pienso permitir esto! ¡No tenías derecho a seguirme y mucho menos a pegarle. Es mi vida!

Cuando ha terminado su discurso sus ojos están llenos de lágrimas que amenazan con resbalar sobre sus delicadas mejillas. Debido a nuestros gritos mi hermana baja corriendo escaleras abajo y pregunta asustada:

-¿Qué está pasando aquí? ¿Qué es todo este griterío?- La expresión de la chica que tengo en frente se relaja antes de mirar a Kara y dice:

-Me marcho. Gracias, pero no necesito más de vuestra hospitalidad.

-¡No!- grito antes de que mi cerebro pueda detener las palabras. Joder... ¿Qué me ha hecho esta chica?

-¿Qué le has hecho?- me pregunta Kara inquisitiva.- Lia, no te vayas. Yo me encargaré de él. Sube arriba a darte una ducha caliente y luego hablamos ¿vale?- le dice amablemente y su rostro tiene una expresión tan lastimera que Lia acaba asintiendo.

Sube escaleras arriba mirando al suelo y arriba del todo se gira para mirarme. En sus preciosos ojos azules veo miles de sentimientos pero sobre todo predomina uno de ellos: la decepción.


Subo todo lo deprisa que puedo a la planta de arriba y cierro con llave la puerta de mi habitación. Me apoyo contra la pared y respiro hondo. ¿Qué narices? ¿Desde cuándo esa chica tiene ese efecto en mí? Por lo general no me suelen importar las peleas ni los gritos pero ver esa expresión en ese precioso rostro ha hecho una brecha en uno de mis muros.

No me puedo permitir sentir nada por esa chica, la conozco desde hace dos días que cojones. El amor te hace débil. Apenas se nada de ella, simplemente que es preciosa y que oculta algo. No quiero que se marche. En realidad... quiero conocerla. Vaya... cuesta mucho más admitirlo de lo que pensaba. Creo que he deseado saber más de ella desde que la encontré en el callejón pero nunca lo admitiría...y mírame ahora mismo: apoyado contra la pared de mi oscuro cuarto pensando en ella y en que seguramente no la vuelva a ver por culpa de mi suprema estupidez.

Dejo atrás mis pensamientos lastimeros y decido darme una ducha para aclararme. Cojo una muda de ropa y salgo de mi habitación en dirección al baño que hay al final del pasillo.

No puedo evitarlo y miro su puerta. Para mi sorpresa Axel está enfrente y parece indeciso. Me pongo detrás del tabique y lo observo. Levanta el puño y golpea la madera tres veces. Segundos más tarde esta se abre y aparece Lia. Lleva el pelo recogido en un moño despeinado, unas mayas negras y una camiseta gris que le va demasiado grande. Elimino los pensamientos retorcidos que se cuelan en mi cabeza y me centro en lo que está pasando. No puedo oír lo que dicen pero la chica cierra la puerta y los dos se dirigen hacia las escaleras. Se que no me pueden ver pero aun así los nervios llegan. Que pensaría si me viera espiándola detrás de una columna...

Ella sonríe ligeramente mientras baja por las escaleras pero su expresión es seria. Segundos más tarde cierro la puerta del baño y abro el grifo de la ducha.


Abro los ojos. Por lo que parece me he dormido al volver de ducharme. Me siento en el borde de la cama y me estiro.

He dormido con el cuello torcido y ahora tengo leves retortijones, aunque nada importante. Miro el reloj y ya son las seis de la tarde. Me he perdido la comida, genial.

En ese momento llaman a la puerta de mi habitación y yo la abro lentamente. Me encuentro a mi hermana delante, vestida con su equipo de combate y con algunas armas colocadas ya en su cinturón.

-Cámbiate, vamos. Tenemos una misión.- me ordena.

-¿Ahora? ¿Qué ha pasado?- pregunto y Kara entra en mi  habitación y empieza a rebuscar en los armarios. Finalmente encuentra mi equipo y lo lanza sobre la desecha cama.

-Movimiento extraño en Fulham. Rápido.

-Pero...-voy a protestar pero levanta la mano y me detengo.

-Lia, Axel, Lena y Owen ya están abajo, date prisa.

Y para cuando ha terminado de pronunciar esas palabras yo ya  me he puesto mi chaqueta y mis botas.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2017 ⏰

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Cazadores De Sombras. El Retorno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora