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Chapter nine |Lo peor de mí.
Me siento totalmente sin fuerza alguna, eso no es normal en mí. Me sentía como si hubiera estado en una pesadilla todo este tiempo, solo recuerdo la inmensa imagen de Batman de una forma escalofriante intentando atraparme. Estaba en una lucha conmigo mismo por intentar abrir los ojos y no podía ni siquiera hacer eso.
Me sentía fatal.
Los abrí con dificultad, mi vista estaba algo nublada, de a poco se fue enfocando hasta que pude ver con claridad.
Mierda, no fue una pesadilla.
Estaba en una cabina cilíndrica de cristal, mi pecho, torso y piernas estaban aprisionados por algo verde luminoso que impedía que moviera mis extremidades, si más me movía estos se apretaban con mayor fuerza. El dolor que provocaba era impresionante.
—Veo que has despertado —esa voz se me hacía bastante conocida, levante mi vista, ahí estaba ese maldito calvo. Lex Luthor. A su lado estaba su escolta, la misma tipa de la armadura morada del día de la entrevista. —Empezaba a preocuparme, pensé que Steel te había dado una buena paliza.
—¿Qué... qué mierda es lo... que quieres, Luthor? —mi voz sonó como un susurro débil y seco. Le hizo una señal a la chica con el alias de Steel, esta se acercó a lo que parecía una barra de control, tanteó unos cuantos botones. De las cintas verdes empezaron a transmitir descargas eléctricas en mí, empecé a vociferar gritos y unos segundos después estos cesaron.
—¡Qué bueno que preguntas, Damian! —su voz tenía una pisca de entusiasmo. No quiero ni imaginar que es lo que trama este maldito. —¿Sabes? Es triste ver que Batman sea tan obstinado y seguro que siempre la razón, cuando en realidad estuvieron siguiendo las pistas equivocadas. Después de todo, Wayne no es tan buen detective como dice ser,
—¿De qué... coña estás balbuceando, calvo? —dije con dolor por las descargas.
—Súbele unos cuantos voltios, querida Steel —ella asintió y volvió a descargar con mucha más intensidad, sentía como en calor y el ardor pasaban por mi cuerpo, tenía la sensación de que mis oídos y nariz explotarían. —Le seguiré subiendo si no te comportas, Damian.
Pauso unos segundos, la verdad no sé cuánto tiempo, pero se detuvo un buen tiempo para observarme detenidamente como si estuviera examinando o burlándose por sus adentros.
Mientras tanto mi nariz sangraba por las descargas.
—Como decía; ahora mismo, tu familia está siguiendo las pistas que yo quise que siguieran y dije lo que quería que escucharan —se detuvo a verme de nuevo —Están caminando en círculos por metrópolis sin saber realmente que están buscado. Sin embargo, me parece muy tierno el amor de hermanos que tienen tú y el joven Timothy. Vaya que se preocupó por el bienestar de su hermanito, no quería que tuvieras el corazón roto al enterarte de semejante conspiración.
