SEDUCCIÓN (trilogía STARK I)

Sentimientos encontrados

—¿Bajamos a la piscina?— le pregunto a Phoebe después de comer — no me apetece salir a dar ninguna vuelta, solo tomar el sol.

—Claro— me contesta— ¿pero no has quedado con Chris?

—Tiene videoconferencia— le explico— ya sabes trabajo.

—Pues es un detalle que haya venido estando tan ocupado, te recuerdo que la obra comenzó. — se levanta y coge la toalla y la crema de sol— cada vez me gusta más.

—Y a mi— nos reímos.

Bajamos y como siempre, a está hora está llena, nos tumbamos en unas de las tumbonas del fondo y nos ponemos crema solar mutuamente.

—Como necesitaba esto— me dice mientras se tumba boca abajo— tranquilidad.

—Pues vamos a disfrutarlo al máximo— digo con ganas— no quiero que pase los días.

—Igual que yo. — cada vez viene más gente — que calor en serio.

—Si, cuando se vacíe un poco la piscina nos metemos

—Me parece un buen plan. — se pone sus gafas de sol cuando cambia de posición.

—¿Vamos a tomar algo para refrescarnos?— propongo

—Si, creo que será lo mejor— responde levantándose

Caminamos al bar piscina y noto como los hombres nos mira, escuchamos algunos piropos pero no le hacemos caso.

—Me pones un — pienso- ¿sex on the beach?

—Que sean dos que suena bien— responde Phoebe.

—Hola, ¿está ocupado?—le dice un chico fuerte y guapo a Phoebe.

—No, no lo está — responde sin mirarle.

—¿Puedo invitarte a una copa?— comienza diciendo después de sentarse al lado suya.

—Gracias pero ya tengo una — le señala el cóctel que le preparó el camarero— pero gracias.

—Soy Julián— se presenta— encantado. —Mi cuñada por fin lo mira y le contenta con una sonrisa cortes, parece que el tío no entiende las indirectas. —¿Negocio o placer?— se acerca más cuando suben el volumen de la música?

—Placer — responde borde.

Yo me quedo al margen esperando de una vez que este hombre se calle. ¿no puede ser más pesado?

—¿Te apetece bailar?— le pregunta acercándose más.

—No , gracias. — dice bajándose del taburete para marcharse.

—Vamos, será divertido— le agarra de la cintura.

—Te he dicho que no— intenta separarse— Suéltame por favor.

—Te ha dicho que la suertes— escucho la voz amenazante de Chris, no sabía que me alegraría tanto de verle — vamos— se acerca intimidante —¿a qué estás esperando?

—¿Y tú quien eres?— dice valiente el otro— no te metas en mis asuntos.

—Soy el que te va a partir la cara si no la sueltas— da un paso más y parece que él lo ha pillado porque la suelta y se marcha de una vez— ¿estás bien?— se acerca a ella.

—Si , si— contesta para tranquilizarlo— no ha pasado nada, muchas gracias por venir al rescate; era muy pesado.

—Me alegra saber que he estado para ayudar— luego me mira a mi— te he estado llamando.