Las chicas estaban instalandose en la casa, mientras ponían la ropa en sus respectivos armarios, la puerta sonó.
—Vaya, tan pronto y ya tenemos visita —Se burló Shay.
Jackie bajó a abrir la puerta y se encontró a sus vecinos-caseros delante de ella.
—Hola, ¿Os apetece salir a cenar esta noche? —Preguntó Brandon.
Los chicos estaban aburridos en su piso y decidieron ir a cenar, pero como tenían vecinas nuevas, pensaron en invitarlas para conocerlas mejor.
—Tenemos mucho lío aquí, pero nos vendría muy bien descansar un poco. —Dijo Jackie.
Jackie se dirigió hacia las chicas y les preguntó: —¿Os apetece cenar esta noche con nuestros caseros?
—Me parece buena idea. —Dijo Ashley.
—A mi también. —Finalizó Shay.
Jackie se acercó a la puerta y le dijo a los chicos: —Estaremos listas a las 9:00h p.m.
—Vale, adiós, nos vemos a las 9:00h p.m —Dijo Brandon, y con esto, se fueron.
Las chicas estaban muy emocionadas por la invitación de los chicos y empezaron a dar saltitos de emoción.
—¡Vamos a ver qué nos ponemos! —Gritó Ashley emocionada.
Las chicas fueron a sus respectivos cuartos y empezaron a ducharse y vestirse.
Por otra parte, los chicos también se encontraron un poco nerviosos ante la invitación.
Una vez hubieron terminado de preararse, los chicos llamaron a la puerta de la que ahora era la casa de las chicas.
—¡Ya voy! —escucharon decir y Ashley abrió la puerta.
—¿Estáis listas? —preguntó Norman.
Shay y Jackie bajaron las escaleras apresuradamente en cuanto escucharon la voz de los chicos.
—Sí, claro, cuando queráis podemos irnos —comentó Ashley.
***
Una vez llegado al restaurante, todos escogieron una mesa en la que sentarse y tras retirarse el camarero, Brandon rompió el silencio que había entre todos.
—Y... ¿tenéis trabajo? —preguntó mirando a las tres chicas, que luego se miraron entre ambas.
—Pues, de hecho..., sí, tenemos trabajo, eh... trabajamos de... —contestó Ashley, nerviosa, y miró hacia ambos lados— ¡Camarareras! sí, eso..., en Starbucks, y así conocimos a Emily.
—Emily dijo que érais nuevas aquí, en California —comentó Darren, suspicaz.
—Sí, eh... eso es porque... —balbuceó Ashley.
—Eso es porque hemos empezado hoy —la interrumpió Jackie, terminando la frase.
Forzó una sonrisa.
—¿Por qué decidisteis venir a California? —preguntó Norman.
—Cambiar de aires, ya sabes..., estar siempre en Londres ya cansa, y nunca había salido de Europa, más concretamente, de Inglaterra —contestó Jackie.
—Bueno, ahora nos toca a nosotras preguntar... ¿teneis novia? —preguntó Shay, sin escrúpulos.
—Shay —dijo Jackie, regañándola.
—¿Qué? me interesa... —dijo, pestañeando coquetamente en dirección de los chicos.
Jackie rodó los ojos.
—¿Y ustedes? ¿trabajais? —preguntó Ashley.
—Sí, somos policías —respondió Norman, orgulloso.
—Oh.. —comentó Shay.
POLICÍAS. Justo la clase de personas que las chicas querian evitar por completo debido a que ellas no eran precismente unas grandes amigas de los policías. Incluso en la infancia se llevaron mal con éstos. Tenían antecedentes penales, claro, pero no lo suficientemente graves como para que las hayan arrestado por un gran periodo de tiempo. Sí, era cierto que habían estado alguna que otra vez encarceladas después de escapar de aquel internado, pero tan solo era por una noche o dos. Nada importante —almenos no para ellas—, pero ningún policía sabía que esas chicas se trataban de las "Bad Pink Girls", como todos las llamaban. En ese caso, las hibieran arrestado de por vida.
—Esa profesión es interesante... ¿es cierto que no existe el crimen perfecto? —comentó Jackie, algo nerviosa.
Darren se movió nervioso en su asiento, antes de responder.
—Al parcer, hay uno que lo está siendo.
—¿Enserio? ¿Cuál? —preguntó Shay con entuiasmo.
—Hay unas chicas... tes chicas, en concreto... este caso se está investigando por, prácticamente, todo el mundo. Nadie sabe quiénes son, pero son muy minuciosas. No sé como hacen sus robos, pero os aseguro que son perfectos.
Las chicas se miraron entre ellas.
Si ellos supieran que su caso podría estar cerrado con tan solo que a una de nosotras se nos escape una sola palabra..., pensó Jackie.
—Vaya... —contestó Ashley.
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Bad Pink Girls
RomanceAshley Pieters, Jackie Bradley y Shay Thomson son tres chicas que escaparon de un internado con tan solo 15 años de edad. Esta experiencia y la falta de dinero, les motivaron al robo a mano armada. Empezaron a robar en pequeñas tiendas por alrededor...