—De acuerdo, ya estamos en California. ¿Y ahora? ¡Estoy muy nerviosa, joder! Nunca había salido del estado antes... —Dijo Ashley.
Las tres chicas se miraron y Shay habló.
—¿Y si pensamos que vamos a hacer mientras tomamos un refresto?
Aconsejó y todas asintieron.
—Se notan los grados de más en California, eh. —Dijo Jackie mientras se frotaba la frente sudorosa.
Las chicas se encaminaron hacia un Starbucks cerca del lugar.
Las chicas esperaron en la fila su turno, hasta que le tocaron pedir a ellas
—Hola, me gustaría un.... ¿Emily? —Dijo Shay, duditativa.
—Si, ¿Shay? —Dijo Emily emocionada. —¡Jackie, Ashley! Cuanto tiempo ¿Qué hacéis en California?
—Oh, es una larguísima historia. —Dijo Jackie.
Emily asintió.
—¿Qué os trae por aquí? Hace como tres años que no nos vemos.
—Eh... ¿podemos hablar después? Hay una fila de hipsters furiosos esperando su turno. —Interrumpió Ashley señalando a sus espaldas.
Emily asintió y trajo los pedidos a las chicas.
—Que lo disfrutéis. —Dijo Emily con una sonrisa.
Las chicas se sentaron en una mesa algo alejadas de la gente y comenzaron a hablar después de dar varios sorbos a sus batidos.
—Está bien, tendremos que quedarnos en algún hoter barato mientras encontramos casa o piso, ¿no? —Preguntó Jackie.
—Eso me temo. —Dijo Shay y dio otro sorbo a su bebida.
—Hola chicas. —Dijo una voz conocida y estas se giraron.
—¡Hola, Em! —Saludó Ashley.
—¿Dónde os alojáis? Quisiera visitaros, para rememorar viejos recuerdos, quedar, ya sabéis.
—Eh... eso era algo que estabamos pensando ahora. Creemos que finalmente vamos a pagar un hotel mientras encontramos sitio. —Dijo Shay.
—¿Estáis buscando piso? —Preguntó Emily con una sonrisa en su rostro.
—La verdad es que sí. —Asintió Ashley.
—Pues estáis de suerte, conozco a tres chicos que desean alquilar un piso por 200 dólares al mes.
—Genial, apuntanos la dirección. —Dijo Shay.
—Eso está hecho. —Emily cojió un trozo de papel y apuntó la dirección. —Tomad.
Ashley la cojió y todas la leyeron.
—Muchas gracias Emily, te devemos una. —Dijo Jackie.
Salieron del local con las pesadas maletas y buscaron la dirección.
—¡Aquí es! —Dijo Shay.
—Al fin, creía que nunca llegaríamos. —Dijo Ashley cansada y a la vez felíz.
Llamaron a la puerta y esta se abrió enseguida. Un chico abrió la puerta. Este chico era alto, de pelo negro, ojos verdes azulados y delgado, se notaba que estaba en forma.
—Hola. —Dijo el chico con una sonrisa en su cara.
—Hola, veniamos preguntando por el piso que se alquila, nos lo informó una chica llamada Emily. —Informó Jackie.
—¿Emily, no? Claro ahora os lo enseñamos, un momento.
El chico avisó a los demás chicos que se encontraban en aquella casa.
Los tres chicos salieron de ella y se presentaron.
—Yo soy Brandon, encantado. —Saludó el chico que abrió la puerta anteriormente.
—Hola, yo soy Darren. —Se presentó el otro chico. Este era rubio oscuro, alto, con unos ojos color miel y delgado.
—Mi nombre es Norman, y me encantaría tener a unas inquilinas tan preciosas como ustedes. —Dijo el último chico. Este chico era alto, rubio, de ojos marrones y era delgado.
Las chicas se adentraron en su nuevo piso, que resultó ser justo el de al lado. Eran vecinos.
—Eh... ¿podría hacer una pequeña pregunta? —Preguntó Shay.
—Claro. —Asintió Darren.
—¿Sois de la otra acera?
Los chicos quedaron estáticos ante esa pregunta tan directa.
—¿Perdón? —Preguntó Norman.
Ashley y Jackie se miraron avergonzadas.
—Ya sabéis... gays.
Todos rieron a carcajadas.
—¿Lo preguntas en serio? ¿por qué lo crees? —Preguntó Brandon entre risas.
—Joder, vivís los tres en un piso... pequeño... ¡a saber!
—No, no lo somos. Es más, ustedes tres váis a vivir en un "piso pequeño" juntas, ¿también sois de la otra acera? —Preguntó desafiante Norman, enarcando una ceja.
—¿Y si lo somos, qué? —Pregunró Jackie.
—Nada... pues... —Balbuceó Norman.
—No lo somos, en fin, nuestra orientación sexual es lo de menos ahora, ¿nos enseñáis el piso ya? —Finalizó jackie.
Los chicos le enseñaron cada rincón y detalle del piso, las chicas quedaron encantadas y finalmente aceptaron.
—Está bien, nos lo quedamos. —Dijo Ashley.
Norman le entregó la llave a las chicas.
—Necesitamos un adelanto del alquiler. —Avisó Darren.
—Claro. —Dijo Shay mientras sacaba la cartera. —¿Cuánto?
—200 dólares.
La chica le entregó el dinero a estos, a lo que los chicos se largaron a su piso para poder dejar a las chicas solas en su nueva vivienda.
—Bienvenidas a California. —Dijo Ashley mientras se tiraba en el sofá.
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Bad Pink Girls
RomanceAshley Pieters, Jackie Bradley y Shay Thomson son tres chicas que escaparon de un internado con tan solo 15 años de edad. Esta experiencia y la falta de dinero, les motivaron al robo a mano armada. Empezaron a robar en pequeñas tiendas por alrededor...