Abrí Instagram y no supe si haberme hecho una cuenta alguna vez fue una buena decisión. Una importante cantidad de mensajes de mi hermana y mi grupo de amigas entraba a mi teléfono mientras yo miraba incrédula la perfecta imagen ante mis ojos: dos manos y un maldito anillo halo con doble banda, probablemente de oro blanco, con un llamativo diamante pera en el centro. Lo peor era que reconocía perfectamente la mano masculina y el pie de foto lo dejaba todo bastante claro: "she said yes". No podía estar pasando.
Rápidamente recorrí el timeline y pude ver la foto repetida en diversas cuentas de familiares, es decir, era verdad, se había comprometido. Eventualmente se iba a casar. Y los mensajes que me llegaban... Todos se trataban de lo mismo.
Bloqueé mi teléfono y lo dejé sobre el escritorio mientras apoyaba mi cabeza en el respaldo del sillón. Nada tenía sentido; ni el post, ni mi taquicardia, ni los mensajes que me enviaban. Nada. Comencé a dar vueltitas esperando que todo fuera mentira o que, al menos, despertara de una vez de esa pesadilla.
Estúpido Joseph Jonas, arruinando mi vida desde que era una adolescente.
— ¿Qué? —respondí apenas acepté la llamada, seguir dándole al botón rojo era totalmente inútil.
— Por esa contestación puedo asumir que ya lo sabes —dijo con voz temerosa desde el otro lado de la línea.
— ¿Te parece? Mi Instagram está plagado y los mensajes no hacen más que repetir la información —pronuncié llevándome una mano a la frente, sentía la migraña venir.
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó probablemente intentando cambiar el tema, pero era imposible.
— Lo más irónico para este momento —dije casi con diversión mirando la pantalla del iMac—. Buscando ideas de anillos de compromiso para la próxima colección —carcajeé con sequedad y no escuché ruido desde el otro lado, me conocía.
— Entonces, ¿qué vas a hacer? —inquirió con curiosidad luego de un momento y bufé.
— Nada —respondí seca—. Todavía tengo un poco de dignidad —agregué haciendo una mueca, como si alguien me pudiera ver.
— Audrey... —la escuché suspirar y supe que con algo iba a salir—. ¿Cuándo fue la última vez que hablaron? —seguía el cuestionario.
— Da igual... —solté seguido de apretar los labios y se hizo un eterno silencio—. Hace dos semanas —respondí dándome por vencida mientras recordaba cada palabra de su mensaje.
— ¿Qué dijo? —literalmente comenzaba a sentirme como en una sesión de terapia telefónica.
— ¿Es en serio? —reclamé cansada y cerré los ojos con fuerza.
— Vamos —insistió y crucé las piernas para golpetear el escritorio con la punta del pie.
— "Auds, estoy en Nueva York. Te he extrañado, deberíamos vernos" —repetí de memoria y golpeé con más fuerza el escritorio.
— Es un imbécil —pronunció con rabia, como si hubiera descubierto América.
— Qué novedad —agregué con sarcasmo.
— ¿Le respondiste algo? ¿Lo viste? —empezaba el cuestionario otra vez.
— No y no —respondí con seguridad—. Como te dije, aún me queda un poco de dignidad y no estoy a su disposición. De ni un tipo —aclaré con seriedad intentando mantener la calma.
— Audrey —suspiró queriendo en realidad decir "Amiga, ¿ahora qué vamos a hacer con tu vida?".
— Lara —dije en el mismo tono y con un dejo de burla.
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The Girl Next Door ➵ Joe Jonas
FanficElla era "the girl next door" para él. Él era una superestrella, pero cuando estaba con ella, nada de eso importaba. Su historia de encuentros y desencuentros terminó en una amistad y un poco más. Pero todo se hizo trizas por un simple y signi...