Ella era "the girl next door" para él.
Él era una superestrella, pero cuando estaba con ella, nada de eso importaba.
Su historia de encuentros y desencuentros terminó en una amistad y un poco más.
Pero todo se hizo trizas por un simple y signi...
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Idea Original: JayBoutaud (Aclaración: lo que está en central con cursivas son pensamientos y lo que está alineado a la derecha son mensajes).
Mierda... estoy perdido.
No había tiempo para arrepentimientos. Hice lo que sentí que debía hacer, tal vez ella era la indicada. No, ella era la indicada. Tenía que serlo, si no, no hubiese hecho semejante barbaridad... Quiero decir, no me hubiese comprometido.
Todos amaban a Sophie —exceptuando la mitad de mis fans, la otra mitad era fan de Game of Thrones—, los que la conocían sabían lo excepcional y maravillosa que era. Todos me recalcaban lo afortunado que era por tenerla a mi lado en cada oportunidad y, por la misma razón, decidí arriesgarme. Me estaba preparando para una respuesta negativa, Soph sólo tenía 21 años, lo suficientemente joven para seguir disfrutando de la vida, sin ningún compromiso que la ate. Yo lo viví así.
Si me hubieran dicho que me comprometiera a los 21, los hubiera tildado a todos de locos, que existían más posibilidades de que reviviera Freddie Mercury a que yo, Joe Jonas, estuviera pensando en caminar hacia el altar.
Sophie no hablaba mucho sobre matrimonio, vivía el día a día, dando un paso a la vez y eso me dio estabilidad, confianza y supe que sería una buena compañera de vida. O por lo menos, esperaba que lo fuera.
A mis 28 años, ya había hecho un recorrido bastante arduo para conseguir mis sueños y metas. No fue fácil, había recorrido caminos cortos, otros largos, otros en subida y otros en bajada. Me había descubierto en muchas facetas; en la del Joe divertido y jovial, en la del Joe sensible y callado, en la del Joe depresivo y con problemas de adicción, en la del Joe soltero y mujeriego, en la del Joe que no quería ver a sus hermanos y en la del Joe que no podía vivir sin ellos.
Necesitaba tener algo mío, fuera de mi vida profesional. Quería lo que mis padres tenían, lo que Kevin y Danielle tenían. Todo eso quería.
Y Sophie dijo que sí.
A la primera persona que quise contarle fue a ella. Quería atravesar el Atlántico y decírselo, pero hacía semanas que no me contestaba el teléfono. La conocía, y sabía que era por Sophie... y porque también muchas veces solía ser un idiota. No podía evitarlo, era parte de mi esencia. A veces quería ser como Nick, él sí sabía cumplir las expectativas de toda chica sin que siquiera se lo pidieran, y francamente lo admiraba por eso. Me hubiese gustado cumplir las expectativas de Audrey.
Necesitaba hablar con ella, aunque sabía me seguramente me quería matar. Tenía que contárselo yo, antes de que el mundo de las redes sociales lo hiciera. Necesitaba explicarle...
¡Mierda! ¿Por qué me siento tan culpable?
El momento de felicidad que estábamos compartiendo con algunos amigos y parte de la familia de Sophie en Paris se vio opacado cuando saqué de nuevo mi teléfono para marcarle a Auds. Sólo podía pensar en ella, desde que nos comprometimos en Ámsterdam el día anterior.
