Por Siempre A Tu Lado (Usui Takumi Y Tu)

Capítulo 32

Lo sé. Me morí aquí.
Ya saben, tareas, bla bla bla
Pero ya volví! Y vine con un capítulo súper largo y hermoso para que se deleiten bebés.

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Mi padre, un hombre de estatura promedio, cabello corto y con ojos verdes. Ese hombre se fue de el lado de mi madre solo por su puro deleite.
Solo para no amarrarse con una hija así como yo.
No es que lo odie. Más bien ni siquiera siento un poco de simpatía. Simplemente nada.
Tengo 5 años que no lo veo. Y no me dan ganas.

¿Cómo has estado?- dijo el hombre de nombre Carlos.
Muy bien. Gracias. ¿Cómo conseguiste mi número?-
Tu madre.-
Ya veo. Bueno, te quiero mucho. Hablemos luego. Adiós.- dijo el hombre cortando la línea.
Si le creyera sería genial.

¿Qué ha pasado?- dijo Usui.
Nada importante. Hagamos algo. ¿Vemos anime?- dije sonriendo, débilmente.
Nunca me había afectado una llamada por su parte.

¿Qué pasa? Sé que algo ha pasado..-
Tonterías. Como te he dicho, nada importante.-

Sabes bien que puedes confiar en mi, ¿verdad?-
Lo se, Y gracias.- Un abrazo cálido me tomó por sorpresa,seguido de un beso en la frente.

Veamos anime. Me quiero despejar un poco, ¿sí?-
Está bien.- Nuevamente, pusimos un capítulo de Tokyo Ghoul.

Pasamos un buen tiempo hasta que me quede dormida en su pecho. Su calidez constante nuevamente me llenaba.

Pasadas dos horas, mis ojos se abrieron para ver al chico que me abrazaba, con sus ojos sutilmente cerrados, descansando. Pausé el capítulo que estaba reproduciendo sonido, para no molestarle.
Mi estómago rugía. Me dirigí hacia la cocina, para calmar mi hambre.
Un par de latas de atún estaban en la alacena, esperando por ser devoradas.

Las saqué y las preparé con mayonesa, y elote.

Una comida básica, pero no hay más que comer.

Lentamente, Usui entró a la cocina, un poco adormilado.

Hola, amor.-
H-hola, Takumi.- le sonreí. No suelo llamarle por su nombre.
¿Qué haces, linda?- me abrazó por detrás.
Lo que comerás.- le dije sonrojada. Mis piernas temblaban, sentía que me desplomaría.
Ya veo.-
No es una comida sumamente elaborada,pero es lo que hay.- le dije dudosa.
Aunque sean piedras, si están preparadas por ti, las comería.- me sonrió. Mi sonrojo aumentaba cada vez más.
Le dí un cubierto para que ingiriera la comida que previamente le había entregado.
Aunque realmente lo que me quiero comer es a ti.- susurró.
Mi cara se tornó un rojo intenso.
¡¿De qué hablas,idiota?!- titubeé.
Solo digo la verdad.- se levantó en frente mío y me acorraló. Sus ojos se posaron en los míos. Esos ojos verdes tan penetrantes que me ponen a temblar-. No sabes cuanto me ha costado controlarme. Tener casa sola y no hacerte nada.- me acarició el brazo-. Es un total desperdicio.
B-basta, Usui.- mis piernas temblaban.
No me digas que tú no tienes ganas, linda.- se acercó peligrosamente hacia mi, tomándome por la cintura obligando a que lo viera.
S-somos pequeños.- negué-. Sabes los riesgos.
Lo sé, pero también sé que quiero que seas la primera.-
Y-Y yo también estoy segura de ello.- susurré en un tono casi inaudible.
Entonces, ¿Qué esperamos?- posó sus manos en mi cintura y me sentó en la mesa. Su vista se dirigió hacia la apertura entre la blusa y mi piel.
No podría negar que la excitación de aquel momento era gigante.
Takumi al mirarme se dio cuenta de mi palpitante intimidad. Mis mejillas rojas me delataban.
Posó mis piernas alrededor de su cintura, alzandome para luego llevarme hacia la habitación de mi madre. Podía notar su gran falo erecto en mi entrada.
T-tengo miedo.- confesé. La idea de tener... "Eso" me aterraba.
¿Me amas?- dijo Usui. Sus pupilas estaban ligeramente dilatadas. Esos orbes verdes se fijaron en mis labios.
Lo hago.- contesté, segura.
Solo, piensa en eso.- me sonrió.
Me dejó delicadamente sobre la cama. 
Se acercó. Sentí sus cálidos labios posarse sobre los mios.
Sus labios se movían de manera brusca. Salvaje.
Claro, para mí era bastante complicado seguirle el ritmo.
Poco a poco,noté como sus besos se dirigían hacia mi cuello, para bajar por mis claviculas.
Un ligero gemido se escapó por mis labios.
Continuó de la misma manera, hasta quitarme la blusa.
Esos besos comenzaron apoderarse de mi abdomen y de la zona donde se encuentran las costillas, justo abajo de mi sostén.
Esto estorba, ¿No crees?- bajo los pequeños tirantes de mi brassiere y lo retiró, para luego depositar suaves besos sobre mis senos. Un escalofrió recorrió mi espina dorsal, haciendome gemir.
U-usui... Ngh...- gemí su nombre.
Opté por quitarle la camisa que llevaba puesta. Su abdomen tan marcado al apenas tener 13 años.
Me sonrió maliciosamente.
Las prendas por la parte de abajo fueron deshechadas.
Ambos estabamos listos para proceder.
Un ruido estruendoso nos separó y nos obligó a bajar. Yo con su camisa y él con sus pantalones.
¡¿Qué haces aquí?!-