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Al muro de mi demonio, que no quiso dejar de ser mio

Día mil, eternidad 17. -faltando 5 días para cumplir la próxima eternidad-

Cuando una persona empieza a decirse "sólo serán unos meses más y esto termina" con cosas no relacionadas al conocimiento, es cuando uno debe de darse cuenta que entró en la etapa patética de querer que en ese tiempo (en el que se pretende auto-presionarse) se logrará encontrar la razón principal por la cuál en un comienzo se empezó a promover dicha situación. Estúpidamente se intenta auto-convencer a si mismo de que por más de que se ha analizado y revisado los sentimientos, el tiempo logrará darle la razón al orgullo -o muchas veces la esperanza de no perder beneficios- de que si se sigue con la cosa está va a dar frutos adelante.

No somos árboles para dar frutos secos, estúpida de mi.

A ti, que lees esta página de un libro que se supone no debes leer, te va este consejo antes de morir: si sientes que te estas muriendo, respira, CIERRA los ojos y llora. 

¡si llora! ¡llora maldita sea! Si estás en ese punto de querer quemar todo es porque o tu mismo o tu contraparte en la situación llevaron las cosas a la mierda. Y aunque tal vez traten de salir, sólo se siguen hundiendo en esa miseria buscando ver la luz.

Nadie en esa situación suelta el hilo de la esperanza por el tonto miedo de que si lo sueltan pues ellos ya no lo intentarán. ¡ja! Como si eso fuera decisión de alguien mas que uno mismo.

Para poder llenarte de cosas buenas, arroja todos tus negros afuera, que a diferencia de la basura real y tangible, está si se desaparece para que nadie la tome; intenta hacer control de daños de tus grises para ver cuáles pueden permanecer y cuales deben sólo destruirse. Y luego de ahí llénate de blancos. Pero solo.

Dime jodidamente racista si eso te hace sentir menos atacado, pero déjame decirte algo: negro siempre ha sido lo que nos pudre, y blanco lo que nosotros escogemos que nos sane. No jodas con estúpidas epifanías sociales sólo para tapar tu vergüenza al saberte mas patético de lo que secretamente aceptabas. A nadie le gusta que otras personas le digan sus verdades, pero hey, tu estas en estas líneas porque, o tienes mucha mala suerte como para encontrarte con este libro maldito. O simplemente buscas por mano propia el infierno en tu cabeza.

Como sea. Recuerda lo que aquí escribo, este triste dia en el que aquel que no debia sonreír mostró sus demonios y arrasó con el cultivo de barricadas impuestas en mi conciencia: nada, absolutamente nada te prepara para caer en las garras de la viscosa y estúpidamente engañosa manta del amor.  Y aún menos, te ayuda a engañarte cuando la manta la desgarras con tus propias uñas buscando que lo no se te ha perdido, aquello que te mostraron a medias y tu mismo querías completar, no queriendo entender las señales que el tiempo y la costumbre te mostraban diciéndote que hacías el castillo en una pradera ajena, con nieve de un gólem de primavera.

Una vez estas líneas ya hayas terminado, déjame decirte que las consecuencias de estas situaciones siempre son crueles, nadie sale en una pieza, porque los sentimientos -o la falta de ellos- tienen púas en vez de conexiones. Unas púas que se clavan directo en el odio, rencor y la decepcion; en la rabia, la tristeza y a veces, sólo a veces, en la venganza y la locura.

Así como a la contraparte de mi manta, y mi gólem de primavera; aquel del cuál debes estar huyendo hace un par de eternidades y ahora debe ser el molesto viento en tu núca. Porque, amigo mio. Si tu estás en estas letras, es porque él así lo quiso, mostrándote su historia y su debilidad. Aumentando su furia y las ganas de comerte vivo, antes de destrozarte. O porque, repito nuevamente, eres lo suficientemente desafortunado como para darte de bruces con la biblia negra del demonio que por si no sabías, ya te encontró.

Él es el miedo, y mis palabras el final, y así como yo fui su gran inauguración, tu eres su nueva adquisición. Bienvenido al muro.