Reflejos (Kaisoo)

MONSTER

Hay curiosidad en tus ojos,
ya te has enamorado.
No te asustes,
el amor es el camino.
Dulzura, lo comprendo.
Puedes llamarme Monstruo.

(EXO - Monster)
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KyungSoo llevaba como diez minutos
discutiendo con el seguridad que custodiaba la puerta del Monster. No atendía a razones ni motivos, tan sólo se limitaba a negar como un mantra. Aquello desquiciada al pobre muchacho, quien se paso la mano por la cara por quinta vez esa noche.

-¡Oh vamos! ¡Por favor! -rogó-. No haré nada. ¡Ni siquiera me quedare mucho tiempo! Solo quiero buscar a mi amigo.

El gorila lo miró de arriba abajo, seguro desacreditando cualquier credibilidad o muestra de cordura debido a su ropa. Como si se tratara de una broma de mal gusto, KyungSoo salió de su departamento tan apurado que olvido cambiarse, por lo que traía puesta su pijama. No pudo sino sonrojarse de la vergüenza.

-Que nó niño. Los menores no pueden entrar.

-¡Tengo veinte años maldita sea! -graznó arrepintiendose de inmediato al ver la mirada molesta que le dedicó-. Tengo veinte. -corrigió tragando saliva sacando su permiso de conducir, para enseñárselo pero el lo ignoró como en las anteriores ocaciones-.

-Es falsa. -declaró-.

-¡Qué no lo es! ¡Ni siquiera la ha visto para decir eso!

-No trates de joderme niño. Que llevo en esto mas tiempo de lo que te imaginas.

Acompañando a esa frase, el tipo soltó un gruñido que fácilmente podía ser confundido con el de un animal. Un oso quizás. Para rematar incluso sus ojos le siguieron para darle un fría e intimidante mirada que decía: ¡LARGO!

Paso saliva, sus rodillas flaqueron. Solo un loco no acataría la advertencia. Solo un demente desde luego la ignoraria. El tipo estaba construido como un tanque, parecía realmente el hijo de un gorila de la selva, hasta tenía la cara horrorosa. Un gorila con voz de oso, que extraña combinación. Pero sus pies se negaban a moverse. Dejarse intimidar no estaba en sus planes, osea, si estaba cagado de miedo, pero el imbécil no tenía porque saberlo.

KyungSoo no era alguien que le iba a la pelea sin sentido, si podía evitar cualquier contienda lo haría. ¿No era eso lo que hacía una persona normal? Los enfrentamientos físicos era cosa de salvajes sin razonamiento. Siempre lo había dicho. Sin embargo su mano cosquillaba por estrellarse en la cara del gorila-oso.

Mas la realidad era que de seguro incluso golpear ese rostro deforme le dolería más a Kyung que a él. Desde aquí notaba su mandíbula de concreto. No era un idiota, no, no lo era.

Todo hubiera sido mejor si tan solo habría nacido un poco más alto, más construido, con músculos y fuerza un poco mayor. Sólo un poco. Que le costaba a sus padres haberle puesto ganas a la hora de hacerlo. El señor Do pudo hacerlo más fuerte, nose, con ganas.

Se hubiera ahorrado una infancia y adolescencia menos vergonzosa, una vida menos humillante.

Odiaba su cuerpo delgado y sus ojos grandes, ser pequeño le traía problemas desde que tenía memoria. Lo subestimaban en cada oportunidad, nadie lo tomaba en serio cuando lo conocían, el tenia que forjar su reputación con esfuerzo.

El no iba a correr a su auto, no volvería con las manos vacías. Había sido despertado a las una de la mañana por su compañero de piso ChanYeol. Una emergencia de vida o muerte, le había llamado gimoteando en un sollozo deprimente. Su sueño ya fue interrumpido, su malhumor desatado, la paciencia evaporandose de su sistema.