Último día de libertad 2/2.

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Último día de libertad 2/2.

-¡Nathan! ¿Hacia dónde nos dirigimos? -le grité.

-Ya lo veras, princesa. Te fascinará -me respondió.

-Estúpido -dije murmurando.

Después de un largo trayecto, llegamos a un lugar asombroso, y nos dimos cuenta que era el Parque de Atracciones Madrid. Alie y yo nos habíamos planteado venir pero nunca tuvimos la oportunidad. Alan aparcó el auto, ellos salieron y nosotras nos negamos a bajar.

Nos sacaron a la fuerza pero seguía estando presente aquella delicadeza. Sentí que Nath me tomaba de la cintura, y después cogió mi mano para entrar al parque, todo esto sin decir una sola palabra, solo dedicándome sonrisas y miradas penetrantes.

P.V.P Alison.

Aunque yo lo negara, Alan me volvía loca y Sam lo sabía muy muy bien.

Nos acercamos a la casilla para comprar las entradas. Sin darme cuenta, la mano de Alan y la mía estaban entrelazadas. Fuimos al medio del parque, donde nos rodeaban todas las atracciones.

-¿A dónde quieren ir primero? -preguntó Alan.

-Aquella montaña rusa -dijo Samantha saltando.

Yo baje la cabeza, con una expresión de temor.

-¿Qué te pasa princesa? -me preguntó Alan, algo extrañado.

-Va a parecer algo tonto, pero le tengo temor a las montañas rusas -le dije mirándole a los ojos.

-No te preocupes, yo te protegeré y no dejare que nada malo te pase -me dijo cogiéndome de la cintura y sonriéndome dulcemente.

Eran más o menos las 5 de la tarde. Nos dirigimos a la montaña rusa que Sam había sugerido. Estaba aterrada, pero con Alan a mi lado no le di importancia a mi terror y solo me concentré en dónde estaba su mano, ya que me había cogido de la cintura mientras caminábamos hacia un carrito para subir a la montaña. Estaba totalmente perdida en él.

Comenzó a andar el carrito. Alan tenía su brazo rodeando mis hombros, con instinto de protegerme. Nathan y Sam estaban en el carrito de atrás. Vi que estaban agarrados de las manos pero Sam ni se había dado cuenta ya que estaba muy emocionada.

Ya bajándome de la montaña rusa, me sentía algo mareada.

-¿Estás bien, preciosa? -me preguntó Alan.

-Sí, un poco mareada, pero bien gracias a ti -le dije dándole un beso en la mejilla.

-¿Y qué les parece ir a la rueda de la fortuna? -preguntó Alan a todos.

Yo me sonrojé un poco y vi como Sam me miraba y ponía los ojos como platos y aguantaba la risa.

-Eso estaba por decir -dijo Nathan.

Enseguida Sam paro de reír.

-¡Sí, Sam! ¿Qué te parece? -le dije con una sonrisa diabólica.

-Ehhh... Sí, vamos. ¿Por qué no? -dijo Samantha, mirándome sin poder aguantar la risa.

Los chicos no entendían que eran esas muecas. Alan me tomo de la mano y me pregunto si quería que me llevase cargada y yo asentí. Lo mismo hizo Nathan con Sam y salieron corriendo como si fuera una carrera, ella y yo solo íbamos riéndonos como locas hasta llegar a la rueda gigante.

P.V.P Samantha.

-Vas a subir conmigo, ¿verdad, preciosa? -dijo Nathan, agarrándome por la cintura.

¿Por qué a mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora