Capítulo Nueve

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CAPÍTULO NUEVE

Mackenzie se apresuró a decirles a los demás "¿Estas segura?" preguntó tía Lavanda "Sí, él me lo dijo" contestó Mack "¿Quién?, ¿Luke?" quiso saber tía Laura "Sí" afirmó Mack "Bien... estaremos listos" dijo Lucinda "¿Pero Lucinda crees que podamos nosotros solos?, serán demasiados, la otra vez recibimos ayuda de todos los vimpiris de Guh" dijo tía Laura angustiada "Pues esta vez no creo que recibamos ayuda, así que los niños mayores de once años tendrán que participar en esto, no tenemos opción" dijo Lucinda, todos se quedaron horrorizados por el comentario de Lucinda, después asintieron, pues sabían que no había otra salida "Tengo una idea... los niños en vez de usar armas peligrosas pueden usar las pistolas de agua que les compramos, las llenaremos de agua bendita y ellos se quedarán a proteger la casa desde el techo, pero claro, alguien tendría que supervisarlos" dijo tía Lina "Yo lo haré junto con Liana" dijo tía Lavanda "Bien, entonces estamos listos" afirmó Lucinda.

         Luke, miraba el horizonte en el gran balcón de una de las torres del castillo, sintió una presencia tras de él, no volteó, sabía quién era "¿Ya le avisaste a esa amiga tuya?" quiso saber Corvan "Sí" dijo Luke solamente "Bien, ya es hora" dijo Corvan con frialdad.

         Mack estaba algo asustada, tenía en mente las peores cosas que podrían pasar, como que no lo lograran y todos murieran, eso la estremeció "Tranquila, todo saldrá bien" la consoló Lucinda apretando su hombro. Salieron de la casa, armados y listos para la batalla "Derek, Duce, y Mack, ustedes vayan a avisarle a la gente para que no salgan de sus casas" ordenó Lucinda, acto seguido los tres asintieron y fueron a hacer su tarea. Después de una hora los tres se reunieron con los demás, un chillido aterrador inundó el ambiente "Ya vienen" dijo Lina con frialdad, Lucinda dio un vistazo hacia el techo de la casa para asegurarse de que los niños, Liana y Lavanda estuviesen listos, al cabo de unos instantes empezaron a salir vampiros de las ventanas, volando juntos, como una parvada de aves, eran demasiados, luego se escucharon gritos de guerra, todos intercambiaron miradas, miraron atrás de ellos y vieron a millones de personas armadas corriendo hacia ellos, por suerte no los aplastaron, y empezaron a pelear contra los vampiros. Una muchacha morena de cabello rizado, negro, se reunió con Lucinda y los demás, se veían confundidos "¿Quiénes son todos ellos?" quiso saber Laura "Permítanme presentarme, mi nombre es Thara, y ellos, son los vimpiris de las montañas que han venido a ayudarlos tras la llamada de auxilio de Marie Coleman" contestó ella "Pero... ¿Cómo?" tartamudeó Mack "Ya lo he dicho, ella nos hizo una llamada de auxilio telepáticamente a todos nosotros" explicó Thara.

         Lucinda se veía preocupada, eran demasiados para ellos, había un último recurso, pero solo podía ser usado cuando la luna estuviese llena y en su mejor punto, y ese momento llegaría pronto.

         Cuando llegó el momento, fue hacia su hija y le contó sobre un hechizo a la luna, que hacía que los vampiros se quemaran al igual que en el día. Se lo comentó únicamente a ella porque al tener dos Zugí, era la única con suficiente poder como para ejecutar el hechizo, Mack asintió como gesto de aprobación "Ve al bosque, y párate debajo de un rayo de luna" le ordenó Lucinda "Enfoca todo tu poder en la luna, luego di "Lua vermelha" añadió.

         Mack corrió hacia el bosque, y a lo lejos, vio el rayo de luna que buscaba, se paró bajo él e hizo todo lo que su madre le había dicho, dijo las palabras, las gritó al aire, y la luna se empezó a ver de color rojo- anaranjado. Oyó gritos de triunfo, había funcionado, habían vencido. Mack se reunió con los demás, que ya celebraban la victoria, pero entonces, cuando todo parecía estar bien, la luna dejó de ser roja, y más vampiros salieron del castillo, entonces de la nada salieron flechas disparadas hacia ellos, una lluvia de flechas de madera, todos dieron en el blanco, excepto una que se había desviado un poco. Luke, desde el balcón, vio como esa insignificante flecha estaba a punto de caerle a Mack, él salió volando del balcón a la velocidad de un rayo, justo a tiempo para apartar a Mack del camino y ponerse en su lugar.

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