Lamió mi dedo con desespero, luego lo bese mientras apretaba su cabello al comienzo de la nuca, jugueteabamos con nuestras lenguas y el entonces comenzó a acariciar mis senos, la humedad de sus manos temblorosas me hacían gemir y suspirar.
Los Tacones Rojos
Lamió mi dedo con desespero, luego lo bese mientras apretaba su cabello al comienzo de la nuca, jugueteabamos con nuestras lenguas y el entonces comenzó a acariciar mis senos, la humedad de sus manos temblorosas me hacían gemir y suspirar.