Los Tacones Rojos

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Lamió mi dedo con desespero, luego lo bese mientras apretaba su cabello al comienzo de la nuca, jugueteabamos con nuestras lenguas y el entonces comenzó a acariciar mis senos, la humedad de sus manos temblorosas me hacían gemir y suspirar.

Sólo una NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora