Philliph Pirrup de diez años fue el único sobreviviente del voraz incendio que arraso un orfanato entero y calcino a 87 personas, fue rescatado en un estado casi catatónico en respuesta del fuerte trauma psicológico que le ocasiono la tragedia, durante meses vivió encerrado en su propio mundo, casi no comía, bebía o dormía, y las pocas veces que lograba conciliar el sueño terminaba mojando la cama, por meses varios especialistas intentaron hacerle hablar, pero sin ningún éxito, fue un año después cuando se empezó a notar una mejoría en él, empezó a cantar en voz baja
"jugaremos en el bosque mientras que el lobo no está, porque si el lobo aparece a todos nos comerá, lobo, lobo ¿estás ahí, sí o no?"
Su psiquiatra personal le cuestiono el por qué esa canción, pero Pirrup no daba una respuesta coherente o lógica, solo comentarios sin sentido, "necesito cien", "lo que usted diga, amo", "es un juramento", "este es nuestro hogar", eran las cosas que más repetía, fueron seis meses más de terapia y fuertes medicamentos lo que se necesitaron para que Pirrup empezara a ser un niño normal, quedándose otros meses más en observación, siendo dado de alta hasta los trece años
El comandante Yates cerro la carpeta del expediente de Philliph Pirrup y suspiro con cansancio, había pasado ya varios días leyendo los archivos del caso del orfanato y había encontrado ciertos detalles extraños que al parecer en aquel tiempo no fueron considerados relevantes, detalles como que nunca se supo cuál fue la causa del incendio, que la hora del incendio tampoco fue determinada, los bomberos aseguraban que por el calor y las ruinas bien pudo haber sido en la madrugada, pero el forense dicto que las quemaduras tenían mucho más tiempo, además las cruces de todo el lugar se encontraban quemadas y volteadas de forma inversa, Yates ya no sabía que pensar, su mente estaba hecha un caos y estaba empezando a creer que posiblemente si pasaba algo sobrenatural
-debo estar volviéndome loco, estoy leyendo estas patrañas mientras otros dos más fueron asesinados-
Dijo recordando que Liane y Eric Cartman habían sido encontrados muertos un día antes, se sintió asfixiado en su propio despacho, necesitaba salir un poco y despejar su mente tal vez ir a su casa y darse un baño, tomar una siesta... aunque antes quería dar un paseo que le aclarara sus dudas, solo por curiosidad, pensó en ir a las ruinas del orfanato fuera del pueblo
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-porque recordemos que del polvo venimos, y al polvo regresaremos-
Decía el padre Maxi mientras rociaba con agua bendita los ataúdes que contenían los cuerpos de Liane Cartman y su hijo, varios se encontraban reunidos en el cementerio dando el último adiós a los occisos, Stan se despedía de forma discreta, Kyle miraba el ataúd de forma incrédula, como si no viviera ese momento en realidad y Kenny Mccormick derramaba lágrimas de forma más abierta, Heidi Turner lloraba desconsolada en brazos de Wendy, Tweek Tweak y Craig Tucker también se encontraban ahí, al igual que varios chicos de su grado, incluso Pip se encontraba ahí, parado al lado de Leopold Stotch que lloraba amargamente, Pip solo miraba los ataúdes de forma fija, recordando ese extraño sueño que había tenido la noche anterior donde veía a Eric y a su madre encerrados en espejos, Eric lo miraba con profundo odio mientras con la piel llena de llagas por las quemaduras golpeaba el espejo con odio y le insultaba, Liane solo observaba y estiraba los brazos como queriendo ir a abrazar a su hijo, era una pesadilla terrible, pero no tanto como esa que había tenido antes donde se vio a si mismo quemando la casa y viéndolos quemarse mientras el reía de forma psicótica, ese sueño había sido peor, y extraño, recordando los ojos rojos de Damien, eran como los de esa bestia
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L.D.A.Y.M.
FanfictionPip tiene pesadillas todas las noches, que mas que eso son recuerdos de una experiencia traumática, a pesar de todo trata de vivir una vida normal, eso claro hasta que un nuevo profesor de filosofía llega y esta dispuesto a enseñarle a sus alumnos...