Quedé un poco aturdida luego de oír aquello.
"Le gustas"
¿Será posible?, reí un poco burlándome de la situación, aunque en realidad estaba muy confundida. De repente me puse a pensar en todo, estos días Lucca se ha mostrado bastante insistente conmigo, se veía realmente preocupado por mi conducta con él, evite pensar demasiado y descarte la posibilidad.
- Bien, ¿qué se supone que deba hacer si es así?.-- Le pregunté intentando sonar desinteresada.
Clara calló y me observó atentamente por unos segundos.
- No puedes negar que estas completamente prendida a él.-- Dijo riendo. Y sí, como no notarlo, si todo lo que hago cuando estoy junto a él es apreciarlo, evitándolo, claro está.
- Para nada.-- Respondí inmediatamente. Y es que sabía perfectamente que Clara buscaría la manera de juntarme con él. Estos días estuvo muy empeñada en que lo escuchara, pero no le di importancia.
- Solo una chance, piénsalo.-- Insistió.
- Ya la tuvo, y sabes qué hizo?, la desaprovecho.-- Le dije seria.
- Lo admito ¿si?, se equivocó, pero quiere arreglarlo.
No pude esquivar los pensamientos inmediatos, a pesar de que me habia esforzado tratando de no decir nada cuando estaba cerca suyo, intentando estar bien frente a él, haciendole creer que no me importaba, cuando en verdad la he pasado realmente mal, ahora no sé qué hacer, y me preguntaba qué tendría que decirme, porqué insiste tanto en solucionar esto, cuando claramente no soy nadie en su vida, ni siquiera una amiga, solo una chica más a quién engañar.
- Lo pensaré.-- Dije al fin. Clara sonrió y apretó mis mejillas tiernamente para luego irse.
Como me hallaba en el salón principal de la casa, sentada, sola, observando como todos charlaban, reian, bailaban y se divertian, decidí salir al patio a despejarme un poco.
Jorge tenía un bonito jardín, muchas plantas y en un rincón unas hermosas rosas rojas, me acerque a ellas y sonreí instantáneamente, regalaban mucha tranquilidad. Me mantuve allí por unos minutos hasta que alguien se aproximó a mi.
Lucca.
- ¿Puedo acompañarte?.-- Preguntó. Por un momento pensé en huir, pero no, debía quitarme este peso de una vez.
- Claro.-- Respondí sin mirarlo.
- Sabes, cuando era pequeño, mi abuela tenía un rosal como este, amaba cuidar de sus rosas, yo la veía muy feliz junto a ellas, y como se acercaba su cumpleaños, decidí obsequiárselas.-- Me dijo sonriendo.
- ¿Le gustó?.- Lo mire curiosa y no pude evitar preguntar.
- Casi la maté.-- Expresó riendo.
- No comprendo.- Le dije sincera.
- Le di un ramo de rosas, de sus rosas.
- ¡Oh!.-- Lleve mis manos a la boca sorprendida.
Lo mire molesta por unos segundos hasta que sin poder evitarlo comence a reir.
- Te ves hermosa riendo.- Me observaba con aparente ternura. Inmediatamente sentí mis mejillas arder. Maldita sea, no.
- Y tú te ves bastante cruel.
- Ya, me ha perdonado.-- Dijo desprecupado.
- Pues no debió.-- Hable sincera.
- Lo sé.
Nos quedamos en silencio un buen tiempo, él solo miraba al cielo pensativo, mientras yo jugaba con mis manos un poco nerviosa. Estábamos allí, los dos, solos, y él olía malditamente bien.
- Fabiola.-- Dijo al fin.
- Dime.
- Soy un tonto, lo reconozco, y es que no sé cómo sobrellevar ciertas situaciones, no me sentía seguro, no quería lastimarte y pensé que lo mejor seria dejarlo así, sin embargo terminé lastimándome a mi mismo, logré que te alejes, aunque eso no era lo que en realidad quería.-- Lo escuchaba atentamente mientras apreciaba cada uno de sus gestos, era tan tierno y tan estúpido a la vez, me gustaba bastante.
- Ya no importa.- Le dije segura.
- El solo verte altera mis sentidos, oirte reir, regañar, sermonear y hasta chillar a veces, me fascina, me gustan tus ojos, tus labios, tu cabello, tu piel, me gusta todo de ti y ya no sé qué hacer con todo esto que siento.
Estaba realmente sorprendida, no sabia como reaccionar, todo parecía un sueño.
- No sé qué decir.-- Admití.
- Solo una oportunidad.-- Pidió tomándome las manos.
- ¿Por qué?.
- Porque te quiero conmigo.
Nuestras miradas se encontraron y juro que podía oir los latidos acelerados de su corazón, quería acercarme, tomarlo y abrazarlo, sus ojos estaban un poco rojos, como si estuviera al borde de quebrarse.
- Lucca.-- Dije bajito.
- ¿Si?.
- ¿Estas ebrio?.-- Pregunté divertida.
Él me lanzó una sonrisa y se posicionó muy cerca mio.
- Juro que no.-- Respondió acariciando mi rostro.
- Una oportunidad.-- Dije decidida.
- Solo una.-- Contestó sonriendo.
Nos acercamos más y nos fundimos en un abrazo, el primero de muchos, pensé entusiasmada.
ESTÁS LEYENDO
ETERNO
عاطفيةCuando una persona se te atraviesa en el camino, de cierta manera significa un gran cambio en tu vida, podría ser para bien, podría ser para mal, pero cuando es una mezcla de el bien y el mal, las cosas se pueden poner difíciles, esta es la historia...