11. Esperanza.

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Un silencio sepulcral, las luces a un nivel muy bajo y las ramas de los arboles golpeando las ventanas. Alice se acurrucó en una esquina de la habitación, su cuerpo seguía temblando con levedad y sus ojos se mantenían abiertos desorbitadamente. 

  — Todo acabo . . . Ya no hay que temer . . .  

Se decía la infante una y otra vez, en su mente aún permanecían las imágenes de la rebelión de su pueblo; su padre siendo atravesado por tres espadas al mismo tiempo, el palacio envuelto en llamas, su madre corriendo hacía las ruinas del castillo para perecer junto a su esposo . . . 

Era una tortura, quería dormir y jamás despertar, no quería seguir recordando y ver esas perturbadoras escenas. Merlín no se encontraba y para colmo estaba completamente sola en su "Nuevo hogar", ¿Qué podía hacer? Le temía a la oscuridad y el silencio, siempre había sido así. 

Un peso descomunal cayó sobre sus hombros, su cuerpo de la nada comenzó a pesarle demasiado, como si los huesos de la nada hubieran aumentado su grosor. Trató desesperadamente de gritar y pedir ayuda, alguien debía estar en la mansión, no se creía que dejaran a una niña tan pequeña sola y desamparada en un lugar tan grande, era imposible y desalmado. 

El dolor se prolongo, la agonía no tardo en hacerse más notoria y la pesadez igual ¿Acaso iba a morir de verdad? ¿Su deseo de desaparecer se haría realidad?. Si era así, entonces ¿Por qué gritaba y pedía auxilio con desesperación? ¿Acaso no era ese su deseo?. 

Desaparecer y caer en una oscuridad absoluta . . . 

[...]

Desperté a causa de un dolor que se expandía por todo mi cuerpo, el mismo me obligo a incorporarme rápidamente. 

Quedé en un estado de trance, por un momento no sabía donde me encontraba. Tuve que darle un vistazo al lugar, una habitación oriental. Kazama yacía a mi lado, dormido y con sus brazos aferrándose a mi estrecha cintura, era extraño que por mis movimientos no se hubiese despertado, tenía pensado que al ser alguien tan precavido y desconfiado tendría el sueño ligero. 

Lo observé por un rato, estaba muy concentrada en hacerlo que ni siquiera noté cuando se movió y abrió sus ojos rojizos en un parpadeo. Nos quedamos como idiotas mirándonos por un largo rato, no había palabras que decir, nada salía de la boca de alguno de los dos. Sentía como si el tiempo se hubiese detenido solo para nosotros dos, las cosas hubiesen seguido así si no fuera porque Kazama se levantó y quedó sentado sobre el futón. 

Lo pude apreciar un poco más: Sus cabellos rubios desordenados, sus adormilados ojos de un intenso color sangre, su mandíbula y clavícula . . . Por alguna razón sentía la necesidad de lanzarme encima de él y besarle como nunca antes lo había hecho. En ese momento mis miedos y temores me estaban azotando una vez más y sin compasión, tenía miedo de perderlo para siempre y quedarme definitivamente sola. 

— ¿Estás bien? Te noto alterada y un poco en trance — su voz aterciopelada me llegó al oído y me provoco un pequeño cosquilleo en el cuello. 

Asentí en un involuntario movimiento de cabeza, por alguna razón las palabras no salían de mi boca; era como si estuviera muda, sentí la garganta seca y un regusto amargo en la garganta. 

— ¿Alice? — volvió a decir completamente confundido. 

— ¿Eh?. 

Kazama hizo un gesto con su boca, se notaba contrariado y sin entender nada de lo que pasaba. — Me preocupas ¿En serio te encuentras bien?. 

Volví a asentir con la cabeza, afortunadamente ya había podido controlar mis emociones. Era tan loco e irreal, casi inaudito que estuviéramos como si los últimos acontecimientos nunca hubiesen sucedido. 

— Se acerca el alba, mira — moví mi cabeza, encontrando con una maravillosa escena. 

El cielo de a poco iba aclarando, dejando atrás a aquella noche tormentosa de ébano. Por primera vez podía apreciar un espectáculo tan maravilloso y lo mejor de todo, es que era al lado de la persona a la cual comenzaba a querer más que nada. Nuestro momento de tranquilidad fue interrumpido y arruinado por la repentina entrada de Saiko a la habitación, estaba un poco agitada y con el cabello hecho un nido de pájaros. 

— ¡Ya es hora! — casi derriba a Kazama por su paso presuroso. 

— Tks ¿Puedes ser más delicada?  — preguntó Kazama, apretando los dientes. 

— No — dijo , mientras se acomodaba el cabello.

[...]

— Ya casi está listo, ¿Segura que te quedarás?.

Saiko me miró, sus manos estaban llenas de polvo y se encontraba de rodillas en el suelo. Frente a ella yacía un tipo de pentagrama, trazado con algún tipo de tiza. No supe que contestar, simplemente le dediqué una mirada tranquilizadora a Kazama; quién se encontraba tenso cerca de mí.  

— Estoy más que segura — me mordí el labio, nerviosa. — Asegúrate de entregarle esa carta a Merlín personalmente ¿Está bien?.

La vi asentir desde su lugar. No pasó mucho tiempo hasta que se realizó por fin el gran acontecimiento. El pentagrama comenzó a brillar, una luz amatista enamaba de él. Era el momento de la despedida, Saiko se acercó a mí y tras desearme buena suerte, por fin avanzó para entrar en aquel dibujo.

 — ¡Les deseo lo mejor, no tengan hijos tan rápido! — su voz chillona me hizo reír, siempre siendo tan sarcástica.

Alcé la mano en señal de despedida, y después de unos segundos desapareció. En el centro solo quedaba el pentagrama, sin la luz de hace unos segundos. Iba a extrañar a esa chica... De hecho, iba a extrañar todo de mi hogar, cada una de las cosas que había conocido en ese mundo.  

Un silencio incómodo cayó, el viento corría libre y suavemente. Me tragué las ganas de llorar, el hecho de abandonar todo tan repentinamente era abrumador, sin embargo por otro lado estaba más que feliz. Todo significaba un nuevo comienzo, había recobrado la esperanza que alguna vez había perdido tras la pérdida de mis padres.

— Es hora de irnos — Kazama habló a mis espaldas — Aún hay cosas que debo resolver con ciertas personas, ¿Vamos?.

Asentí, ya mucho más tranquila y calmada que antes.

— Sí... Vamos.

Y así abandonamos ese lugar, no sabía cual era nuestro próximo destino, solo me limité a seguir a aquel hombre. Mi destino había cambiado desde el momento en que pise esas tierras. Todo había sido una travesía extraña, llena de complicaciones. 

[...] 

HOOOOOOLA MIS AMORES. Lamento haber tardado tanto en actualizar, pero en fin. He aquí el último capítulo de ésta historia. Y no, no se preocupen que aún faltan algunos extras que pienso agregar, pero eso será más adelante. 

En cuanto salga de todo lo que tengo que hacer, me pondré a trabajar en ello. Quiero seguir escribiendo y llenando esas partes que a algunos dejaron con confusión.

Bueno, eso era todo... Nos vemos a la próxima, los amo a todos. Gracias por seguir éste fanfic, no saben lo feliz que me hacen. u u  

Una Pendragon Perdida En HakuoukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora