Bahía de Tokio (2/2)

258 39 12
                                    

Punto de vista de Shizuo Heiwajima

26 de diciembre

[miércoles]

I

Cuando logró emerger a la superficie y mantenerse a flote en aquellas aguas heladas y profundas, Shizuo respiró hondamente hasta calmar el punzante dolor del pecho. Y luego, cuando logró respirar con normalidad, se dio cuenta de que nadó en dirección contraria a la que tendría que haber tomado en caso de querer salir por el mismo sitio por el que saltó.

«Qué suerte...»

«Casi tanta como la podredumbre de las tablas del suelo.»

Shizuo miró a la Pulga, pero no trató de llamarlo.

Había pasado bastante tiempo bajo el mar.

Antes de tratar de hacer algo por su cuenta, Shizuo buscó con la mirada a Tom, pero, tal parecía que se hallaban completamente solos en la bahía —con la clara excepción de los Pañuelos Amarillos que salieron de la jugada—.

Por segunda vez, Shizuo miró fijamente a Izaya. Sus labios y orejas tenían un color ligeramente azulado. Al mirar la orilla del muelle, le pareció encontrarla a mayor distancia que antes.

Si trataba de dirigirse a nado hasta la orilla y dejaba correr más tiempo, ¿qué iba a sucederle a la Pulga?

—¡Maldición! ¡Maldición...!

Luchando por no hundirse y agradeciendo la falta de oleaje, Shizuo echó la cabeza de Izaya hacía atrás sobre su brazo y luego le insufló aire en la boca. Su piel estaba completamente fría.

Al ver que su pecho se elevó, Shizuo apartó su boca, permitió al aire salir y luego volvió a insuflar.

Repitió aquello una y otra vez hasta que dudó si podría seguir sosteniéndose en el agua. Pero, sin saberlo, las sales del mar se lo permitieron.

«Vamos, Pulga. Esto también califica dentro de una muerte patética...»

Pese a la falta de reacción por parte de Izaya, Shizuo no detuvo su esfuerzo.

«Si uno de los dos llegará a morir, será porque lo mató el otro.»

«Pero hoy ni tú ni yo nos vamos a permitir morir.»

«Hoy vamos a vivir.»

Izaya se sacudió de pronto y cuando empezó a toser, el miedo abandonó a Shizuo.

Entre toses y temblores, Izaya expulsó gran cantidad de agua y no se percató de que Shizuo lo tenía bien sujeto.

Al rozar con sus manos húmedas el cuello de la Pulga, el agua limpió a su paso la sangre y Shizuo notó que la herida en realidad no era tan grave como la pensó.

[Latido]

...

«Estamos vivos.»

...

[Latido]

II

—¿P-Por qué...? —fue lo primero que dijo Izaya cuando dejó de toser—, ¿por qué...?

Shizuo supo que lo miraban como quien no da crédito a sus ojos. Y fue por eso que se dio cuenta de que tenía un semblante poco común en él:

El día a día de Shizuo HeiwajimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora