Preocupaciones.

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2015.

Estabamos en el mes de Octubre, hacía demasiado calor y estaba por morir del cansancio esperando a que termine la formación. Todo el sol me daba en la cara y en el cuerpo, tenía ganas de sacarme la polera que llevaba, pero no sería buena idea o verían las marcas.

Ya estaba por terminar la formación para entrar a clases, cuando veo a mi tutora caminar desde el comienzo de la fila de mujeres revisando los brazos de cada una.

Estaba desesperado y no era por estar en la fila de mujeres, estaba desesperado por que alguien iba a saber lo que me hacía.

No entendía el porqué comenzó a revisar si alguien tenía marcas, no sabía si alguien me había visto las marcas y fue a contarle a la tutora... o tal vez otra persona también lo hacía.

Comencé a desesperarme porque cada vez estaba mas cerca, no sabía que hacer, no sabía si irme corriendo al baño o quedarme ahí y negarme a que me revise.

Llegó mi turno, tocó mi brazo por encima de la manga de la polera y por instinto la retiré rápido. Se quedó mirandome hasta que me dijo "No tengas miedo, sabes que no haría nada malo, confía en mi."

Comenzó a levantar la manga mientras iba descubriendo las marcas que iban desde mi muñeca hasta el comienzo de los codos.

No me dijo nada, solo siguió revisando a mis compañeras.

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Estabamos en la penúltima clase, estaba recostado en mi asiento esperando a que las últimas clases pasen rápido, así podría irme a encerrarme en mi cuarto.

Pero escuché mi nombre y sabía quien era... mierda, pensé que me iba a desmayar en ese momento.

Seguí a mi tutora hasta el patio del colegio, nos sentamos en las gradas y sentí sus manos sobre las mias.

"Cuéntame el porqué lo haces, cariño", esas fueron las palabras que hicieron que comience a contarle cosas a mi tutora. Cosas que no eran del todo verdad.

El sonido del timbre que daba terminada las clases sonó. Los alumnos bajaban y me miraban, claro que me iban a mirar, estaba llorando porque no quería que le cuente a mis padres pero en ese momento estaba esperando a que mi madre se presente en el colegio.

Estaba en la oficina con mi madre al lado y la tutora al frente.
Tuve que contarle a mi madre que me cortaba, se lo conté llorando pero no lloraba por eso, lloraba porque nunca dije las verdaderas razones del porqué lo hacía y eso me molestaba.

Salimos del colegio en silencio, mi madre lo único que hacia era abrazarme y repetirme "todo va a estar bien, yo te voy a ayudar."

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Pasé los dos ultimos meses de ese año llendo al psicólogo del colegio.
Cosa que fue mala idea ya que la psicóloga era una persona que se manejaba por el dinero y quería recetarme pastillas. Me trataba como si estuviese loco, ya no me cortaba y cada vez iba mejorando un poco, pero ella seguía insistiendo en que necesitaba pastillas.

Mi madre al saber eso decidió que ese iba a ser mi último año ahí.
Y así fue, pero tampoco hubo cambio de colegio... deje de ir porque necesitaba tiempo para mi y mi madre estaba de acuerdo.

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~Santiago~

Desearía Ser Un Chico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora