Elegiste creer en los rumores antes que en mí, por más que durante todo este tiempo juntos te entregué lo mejor de mi ser.
Evidentemente... No fue suficiente para ti.
O al menos es de lo que tratas de convencerte, porque sé que aún me amas y por es...
Confusión. Basada en las propias inseguridades, nos obliga a culpar al otro.
Desconfianza. Provoca heridas irreversibles y más dolorosas para los demás que para nosotros mismos.
Arrepentimiento. No tiene sentido. El pasado no se puede cambiar.
Perdón. Si es sincero, puede llegar a ser el más leal de los sentimientos.
Segundas oportunidades. A veces cuesta entender que uno es el único responsable de otorgarse una segunda oportunidad.
En estos momentos me pongo a meditar un poco en lo revuelto que estuvo mi último año y medio. Comenzó con un plan que creí traería felicidad a los amores de mi vida, y los caminos que tomé para lograr alcanzar ese sueño me llevaron a caer en un pozo profundo y oscuro en el que, si bien tenía la ilusión e intención de escapar, quedé atrapado hasta llegar a dudar de mí mismo. Todo por no saber defender a regañadientes la verdad.
Fueron meses tormentosos en los que descubrí que llorar de vez en cuando no era algo tan malo, porque es imposible para el cuerpo aguantar la tristeza de perder un amor sabiendo que no tuviste la culpa, sin siquiera poder expresarlo. Es como matar una parte de tu ser, es la infidelidad a tus propios sentimientos.
Y acaso hay algo peor que traicionarse a uno mismo?
Hay situaciones límite que superan nuestros caprichos o falsas convicciones, que nos obligan a mostrar nuestro verdadero ser y actuar de la forma más inesperada y desinteresada con tal de salvar aquello que consideramos lo más importante de nuestra vida. Luego de esa tensión generada por el riesgo, vendrá la calma que nos hará relajar y tener una visión mucho más clara de lo que realmente pretendemos.
El amor de verdad vuelve a unir todo. Y si lo sabes dar, volverá hacia ti multiplicado. En mi caso volvió por tres.
Quizás Marinette tenga razón en decir que la llegada de Louis fue diferente a la de Emma. Aunque ambos fueron concebidos desde el amor, mi segundo hijo me demostró que la vida siempre se abre paso entre la adversidad. Cuando menos lo esperas, pero cuando más lo necesitas. Ahí está la mejor enseñanza.
Interrumpo mis pensamientos al escuchar los suaves y sutiles pasos de tus pies descalzos sobre el piso de madera mientras miro las luces de la madrugada de la ciudad a través de la ventana de la sala de estar. Y te doy el lujo de que creas que no me di cuenta de que estás detrás mío, porque sé que te gusta jugar. De cualquier forma podría percibir tu aroma o sentir el delicado toque de tu respiración en mi nuca. Te conozco, azabache. Estoy seguro que los niños se durmieron bajo tus encantos y vienes a buscarme para que no me olvide de que además de la madre de mis hijos, eres mi mujer.
Pero no te preocupes, eso lo tengo bien en claro.
Porque si tuviera que elegir algo de este mundo para llevarme a la eternidad, sería la dulzura de tus caricias, o el hipnótico movimiento de tu cabello negro sobre tus hombros al reírte hasta llorar, o tus sonrisas silenciosas y el brillo de tus ojos azules cual reflejo de luna sobre el mar cada vez que terminamos de hacer el amor. Esas cosas que me hacen luchar por ti día a día. Esas pequeñeces que siempre me dan ganas de regresar.
Soplas ese mechón rebelde de cabello rubio que suele colocarse sobre mi oreja izquierda para hacerme cosquillas, y esperas a que voltee para besarme el cuello por el lado contrario. Siempre te doy el gusto de caer en tu trampa, aunque seas tan predecible.
- Te asusté, verdad? - Me preguntas risueña al oído, en voz baja mientras me regalas una de tus miradas llenas de picardía.
- Uf, sí, ni te imaginas. Estoy temblando. - Te beso la mejilla y golpeando mis muslos con mis manos te invito a sentarte sobre mi regazo.
- Adrien... - Tu vocecita de niña que me vuelve loco.
- Sí? -
- Cuando me llevarás al Caribe? -
Suelto unas carcajadas y niego con una sonrisa en mi cara. - Louis es muy pequeño como para hacer un viaje tan largo, amor. Tiene apenas tres meses. Ya te dije que lo haremos más adelante. - Te aprieto las mejillas de forma graciosa y te beso los labios con cada trompita que se forma.
- Mmm... - Te quedas pensativa.
- Qué sucede? -
Suspiras intensamente. Un momento. Yo conozco esa expresión. Me estás ocultando algo.
- Azabache... Suelta lo que estés pensando ya. -
Tuerces tu boca y llevas tu dedo índice a tu mentón, para golpetearlo un par de veces. - Creo que entonces será dentro de mucho tiempo. - Te levantas de mis piernas y te sigo con la mirada hasta que desapareces por la arcada que lleva al corredor. Alzo mis hombros confundido y sonrío para mirar otra vez a través de la ventana.
Vuelvo a escucharte entrar a la sala y me sigo haciendo el que no te oigo. Te detienes nuevamente por unos segundos detrás mío. - Adrien... -
- Marinette. - Me giro para mirarte pero me encuentro con que sostienes en tus manos algo frente a mi rostro.
Dos rayas rojas.
*-*-*
Y como ustedes son tan buenos conmigo... Les acorto la espera y les dejo aquí el último capítulo de ésta historia que me llenó de satisfacción a lo largo de todo el proceso creativo. Como la planeé, corta pero intensa y dinámica.
A modo de cierre, Adrien nos hace una reflexión de todos sus sentimientos empezando desde el conflicto con Lila, pasando por las emociones negativas relacionadas con su separación de Marinette, sus idas y vueltas, sus ilusiones y desilusiones. El susto por la fiebre de Emma, que fue el factor determinante como para que se diera cuenta de que la mayoría de las veces es uno mismo el responsable de su propio bienestar. Es simple, si estás bien, los demás lo percibirán a nivel consciente e inconsciente y comenzarán a relacionarse de esa manera contigo. Y eso fue lo que le pasó...
Espero que les haya gustado y como siempre, les quiero agradecer por todo el apoyo y cariño hacia la historia y especialmente hacia mí.
Si todavía tienen ganas de seguir leyendo algo más, los invito a pasar por mi otra historia en emisión (la mayoría ya la debe conocer):
