El despertador sonó ruidosamente y la chica despertó de golpe, apagó dicha alarma y se levantó tambaleándose hacia la ducha.
Tenía unas grandes ojeras bajo sus globos oculares, un oscuro anillo medio que bordeaba cada ojo, y no era para menos ya que, pasó el día anterior estudiando todo lo posible para la prueba.
"La gran prueba"
Kay era la típica chica intachable de la escuela, la favorita de los maestros, la de las mejores notas, la odiada por casi todos, la que tenía pocos amigos.
A la que dejó de importarle todo lo malo y se centró en sus objetivos apesar de todo.
Pero su vida no era tan sencilla.
Ese examen que tenía que hacer para determinar su futuro, si no lo pasaba, podía irse despidiendo de todo lo que conocía.
Pero no solo era eso lo que lo hacía importante, si no que también estaban el orgullo familiar.
La chica de cabello castaño bostezo sonoramente derramando una pequeña lágrima por su ojo izquierdo.
-hoy es el día...-susurro, tan solo pensar en ello le hacía revolver las tripas, era sumamente estresante.
El agua empezó a bajar por su piel, corriendo como un río cruzando por cada rincón de su cuerpo.
-no puedo vacilar...debo ser la mejor sea como sea-dijo para sí misma, y es que no tenía opción, era eso o nada.
Una y otra vez recitaba todas las formulas que conocía para no olvidarlas, incesante en su labor mientras se daba un baño.
Kay era una joven de 14 años, hija menor de su familia, y contrario a lo que muchos creen, no tenía el rol de consentida, de hecho es a quien más le exigen ya que debe ser mejor que su hermano
Su hermano Carter era becado de su misma escuela, con tan solo 15 años; llevaba apenas el segundo semestre de universidad y ya había recibido una beca de maestría junto con la oferta de quedarse como maestro en la misma universidad.
Su deber era ser aún mejor que él.
Artas ganas de matarse, okey no.
Como sea, era un gran reto, y los promotores de este, sus padres;
Su padre era empresario, bastante exitoso, lo que lo mantenía bastante tiempo lejos de su familia.
Por otro lado, su madre siendo directora de una universidad prestigiosa, pasaba un tiempo mínimo en casa
Solo cada fin de mes se hallaban disponibles en casa, y generalmente pedían un informe sobre el progreso académica de cada uno.
Era... agobiante.
Kay bajo las escaleras para toparse con una pequeña sorpresa,¿Cuál? Su padre había pedido un permiso para poder estar en casa ese día, su madre pidió que la cubrieran en sus clases para estar allí en la mañana y en la tarde.
Kay se acercó a la mesa y todos se saludaron con un -buenos días- seguido de una larga conversación sobre aquel tema controversial... La prueba.
Su padre bebía café mientras leía los titulares de el Heraldo, y su madre servía los platos viendo cada 5 minutos su reloj.
Las palabras fueron algo escasas pero todas eran dirigidas a ella, se sentía un poco agobiada,suplicaba porque todo terminará rápido, ahora la idea de llegar a la escuela no se veía tan intimidante en comparación.
***
Era de madrugada, el sol aun no salía, pero se podían apreciar los cantos de algunos pájaros madrugadores. Ese 2 de septiembre era un día atareado para más de un estudiante, todo por las voraces pruebas nacionales.
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Zafire
General Fiction"En medio de tanta normalidad...sería lindo tener un amor quimérico"