No me lo puedo creer, acabo de encontrar trabajo después de mes y medio buscando. Ya era hora, pronto hubiera tenido que volver con mis padres sino me salía nada. Menos mal que ya no es así, se me eriza la piel de solo pensarlo.
Al terminar la entrevista decido llamar a Lauren, después de todo se lo debo. Tras cuatro tonos de llamada me doy por vencida y le dejo un mensaje en el contestador, voy hacia mi coche y decido ir a comprar antes de ir a casa. En el trayecto alguien me llama, pero como estoy conduciendo decido no cogerlo, será Lauren.
Tras finalizar las compras llego a casa sobre las 7 de la tarde. Se me ha pasado rapidísimo el día y si no me doy prisa no llegaré a la cena con Lau, estoy duchándome cuando vuelve a sonar mi teléfono. Salgo corriendo de la ducha y no sé cómo llego hasta mi móvil a tiempo, descuelgo y a partir de ese momento solo puedo arrepentirme de haberlo cogido.
- Ya estaba bien que cogieras el móvil a tu madre, con el esfuerzo que tuve que hacer para tenerte y así me lo pagas. – pongo los ojos en blanco- allá vamos.
Oigo que mi madre ya ha empezado a repetirme todos los defectos que tengo. Y como siempre decido ignorarla.
La señora Sophie Thomas, alias mi madre, la sufridora. Siempre nos está echando en cara lo poco que la queremos y lo sanguijuelas que somos mis hermanos y yo. Bueno sobre todo yo, que aparte de independizarme, me fui a otra ciudad y encima dejé a mi novio desde el instituto, el perfecto y rico Paul, el día que él decidió pedirme la mano. Yo no estaba preparada para comprometerme y tampoco tenía claro que quisiera estar con él, y aunque no fue el mejor momento para soltárselo, los padres deberían de apoyar la decisión de sus hijos a vivir como les diera la gana, pero mis padres, amigos íntimos de la familia de Paul y católicos de misa diaria no lo vieron del todo bien. Y pensando que su hija se marchaba para dedicarse al libertinaje y la vida en pecado no lo llegaron a asimilar. Desde entonces soy un poco menos que una paria en mi casa, llamo una vez al mes, y los visito en navidad y cumpleaños si puedo.
Cuando oigo que ya ha terminado de sacarme defectos y empieza a gimotear decido darle la contestación de siempre.
- Mama estoy bien, he encontrado trabajo de lo mío, como bien y no, no estoy acostándome cada vez con un chico – ya quisiera yo- pienso.
- No deberías haberte ido, sabes que Paul se va a casar, deberías volver y reconquistarlo.
- Te dije la última vez que no voy a volver con él, me alegro de que haya rehecho su vida. Y te vuelvo a repetir que lo nuestro terminó y no va a volver.
- Eres muy cabezona, estás perdiendo a una gran persona, trabajadora, con dinero y atractivo, solo por insensatez.
- Mama tienes un hijo y una hija mas, hazles de celestina a ellos. Y por cierto te tengo que dejar, he quedado con Lauren para cenar.
- Si corre a ver si encuentras un buen marido que te de hijos.
- Adiós mama.
Dios mío dame paciencia, que madre más antigua. Voy hacia el cuarto de baño y comienzo a secarme el pelo - creo que necesito un corte- lo llevo por la cintura y creo que es hora de cambiar. Empiezo a maquillarme y opto por algo sutil, una línea en los ojos, máscara de pestañas y un poco de colorete, no suelo pintarme los labios porque los tengo muy rosados, así que opto por un poco de cacao y lista. Me miro al espejo y no veo un solo rastro de parecido con mi madre, nadie diría que somos madre e hija, ella pelo rubio ceniza , ojos verdes y delgada y yo pelo negro, ojos negros y con curvas – creo que soy adoptada- hasta mi padre es rubio junto con mi hermano.
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Todo lo que siempre quise... hasta que llegó el POLIAMOR
RomanceHola, soy Jessica, todo lo que siempre he deseado en la vida es ser una mujer independiente y trabajar en algo que me apasionase. Después de mucho buscar encontré un trabajo que sin estar entre mis expectativa me acabó encantando, ahora, respecto a...