Capítulo III: encuentro

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··Corazón bajo el filo··

By ABY T Anzawa

Summary: Kagome sufría mucho al ver que el amor que le tenía a Inuyasha no era correspondido debido que éste no podía olvidar a la sacerdotisa Kikyō, muy molesta decide regresar a su época. Pero, ¿qué sucedería si el pozo devorador de huesos la transporta a una época diferente? Y más cuando conoce a alguien que haga olvidar de su amor no correspondido.

Género: Romance/ Drama/ Aventura/ Misterio/ Humor

Pairing: Kagome Higurashi x Bankotsu. Sango x Miroku. Inuyasha x Kikyō

Raiting: M

-hablar-

-pensamientos-

Los personajes de Inuyasha no me pertenecen son obras de Rumiko Takahashi, pero esta historia que publico es mía.
....

··Corazón bajo el filo··
Capítulo III: encuentros

   Kagome salió del pozo con desanimo y se apoyó en el mismo para reflexionar los acontecimientos ocurridos recientemente.
  El pozo no la transportó a su casa esta vez. No lo entendía, ayer había funcionado sin problemas pero…ahora, la había trasladado a una época diferente y al parecer, no podía volver…
  Tenía que analizar un poco los hechos…recordó que en el momento en que bajó por el pozo se vio envuelta por una intensa luz color rosado que originó de sus fragmentos…fue un hecho inusual, nunca antes los había visto reaccionar de esa manera.
   El problema era… ¿qué significaba todo esto? ¿por qué los fragmentos de la perla la llevaron hace 40 años atrás?
  Esta época no pertenecía, ni en la otra a donde sus amigos la esperaban pero se sentía segura incluyendo con Inuyasha.
  -¿Y ahora qué voy a hacer? –se preguntó mientras caminaba hacia la aldea, no tenía a dónde ir ni qué hacer así que volver a la cabaña de Kaede era la única opción en mente.
  -Kagome…-llamó la sacerdotisa al verla entrar por la puerta- ¿Dónde haz estado? –
   -Y-yo…estuve dando la vuelta en el bosque –se excusó.
   -Bien –suspiró la sacerdotisa tras mirarla unos segundos que para Kagome fueron eternos- Pero deberías tener más cuidado, podría estar rondando bandidos o yōkai’s por ahí y más por tu vestimenta inusual llamarías mucho la atención –advirtió a pesar de no conocerla bien pudo ver que Kagome era una persona que sentía que debía confiar, no sabía si era alguien que no ocultaba intensiones malas o porque se parecía a su difunta hermana.
   -Kaede-sama, quisiera…-un temblor interrumpió el momento en que la colegiala decidió hablar- ¿Q-Qué…qué fue eso? –preguntó alarmada.
  -Tiene que ser un yōkai, quédate aquí –Kaede de inmediato dejó sus deberes domésticos y rápidamente tomó sus armas para salir de la cabaña.
   -Kaede-sama –Kagome la siguió haciendo caso omiso a sus órdenes, estuvo en situaciones similares antes así que no era nada nuevo cuando se trataba de ataques de demonios. Sospechaba que venían tras los fragmentos que tenía en su posesión, tenía que ayudar por alguna razón se sentía responsable. Buscó alguna arma útil con su mirada…nada. La única arma que estuvo presente fue el arco y las flechas, las mismas que Kaede se las ha llevado.
   La colegiala masculló con molestia y salió de ahí, no quería que la vivienda de la sacerdotisa corriera riesgo de ser destruida por esos yōkai’s tratando de buscar la codiciada joya, ahora, fragmentada.
  La aldea era un completo caos, muchos de los aldeanos huían a la seguridad de sus hogares junto con sus familias, los pocos valientes tomaron sus armas y acudieron a ayudar a la sacerdotisa. Kagome no dudó en ir allá sin importar el riesgo que corría por poseer los fragmentos.
   Buscó rápidamente con su mirada algún instrumento que podía ser de utilidad, justo vio a un caballo abandonado, tal vez por su cobarde dueño, en su silla de montar portaba un carcaj con flechas y un arco que la colegiala no dudó en tomarlo.
   -Es inútil –pronunció un aldeano luego de lanzar las flechas.
   -Nuestras armas no le hacen daño siquiera –
   -¿¡Dónde está!? –se escuchó una ronca voz perteneciente a un demonio, que según Kagome, su forma física era parecida al de un lobo- Puedo sentirlo…es la presencia de la Perla de Shikon –
    -Dijo…Perla de Shikon –repitió Kaede creyendo haber oído mal- Pero eso es…imposible –
   -Kaede-sama, cuidado –advirtió Kagome logrando que unos aldeanos retrocedieran al verla lanzar una flecha directo hacia el yōkai, pero lo esquivó.
    -Eso era… ¿flecha sagrada? –Kaede abrió los ojos ampliamente, pudo sentir una presencia de poder espiritual a través de la flecha que Kagome lanzó hacia el demonio. A pesar que era una sacerdotisa como lo fue su hermana, nunca llegó a poseer una gran cantidad de poder espiritual como ella, siempre creyó que Kikyō fue única ni siquiera sacerdotisa con experiencia como Tsubaki llegó a compararse. Sin embargo aquella adolescente lo hizo sin siquiera haberse esforzado y esa clase de poder se asemejaba mucho al de su hermana. Será acaso que ella… ¿podría ser la reencarnación de Kikyō? 
   -¿Dónde? –la mirada feroz del lobo se detuvo en la muchacha que le lanzó el ataque- Con que ahí está…tú la tienes –su atención se centró en ella.
   -Espera…-Kaede escuchó atentamente al demonio lobo, miró a la adolescente- Ka-Kagome, ¿es cierto? –
   -No hay tiempo –pronunció la susodicha- Alejaré a ese yōkai de aquí, no se preocupen sólo irá por mí –
   -Espera, Kagome ¡es peligroso! –no le dio tiempo para detenerla, la colegiala emprendió a toda velocidad hacia un lugar alejada de la aldea: el bosque.
   El lobo no dudó en seguirla, lo único que tenía en mente era obtener ese poder inimaginable que superaría a cualquiera de su especie.
  La verdad, el plan era alejar a ese demonio lobo de la aldea para que ninguno de los habitantes corriera peligro y funcionó. Pero ahora, Kagome era consciente que no era rival para ese monstruo y su puntería, ni mencionar.
   Era cierto que había mejorado un poco, sin embargo sus nervios se llevaban lo mejor de ella y por esa causa, fallaba.
   Esperaba que ahora, sus tiros le salvaran la vida.
   Al creer que estaba a una distancia suficiente para acabar con el demonio, rápidamente preparó su arco y flecha y apuntó. La bestia se le estaba acercando a unos pocos metros de distancia.
   -¡Dame la perla! –el bramido de ese ser le hizo calar los huesos, pero no podía dar marcha atrás.
   -¡Toma esto! –al esperar lo suficientemente cerca para aniquilarlo, disparó la flecha. Sin embargo, para su mala suerte, su tiro le erró unos centímetros de su cabeza- ¡Maldición! –
   Kagome esquivó milimétricamente a poco el ataque del yōkai dirigido a su pellejo, corrió tras percatarse que esta vez no tenía oportunidad alguna contra él.
   Ese monstruo le estaba alcanzando, muy pronto la distancia que los separaba iba a acabar y así su vida.
  Kagome tenía mucho miedo. En esta época no taba nadia para salvarla esta vez. No estaba Sango, ni Miroku, ni Kirara o Shippo. Ni siquiera Inuyasha, se percató que el hanyō se encontraba sellado en el Goshinboku.
  A pesar de ese hecho, la colegiala no tenía tiempo para dirigirse a dónde está él. Lo único que tenía en mente era correr por su vida.
   -Por favor…-suplicó aún sabiendo que nadie vendrá a su rescate- ¡Ayúdenme! –se tropezó a una raíz sobresalida, ya no tenía escape. Espero lo peor.
   Como si alguien hubiera escuchado sus ruegos, una sombra saltó de los árboles y aterrizó delante de la peli azabache enfrentándose a la bestia, quien no se detuvo ni siquiera ante la presencia de su nuevo adversario.
   El misterioso personaje blandió lo que parecía ser un arma enorme del que Kagome haya visto, incluso era más enorme que su propio propietario y en un segundo, el yōkai lobo fue partido por la mitad de un solo tajo.
  Kagome lo miró asombrada, no podía creer lo que acaba de ver.
   Ese sujeto…lo venció sin siquiera recurrir alguna clase de energía espiritual, ni siquiera le tomó esfuerzo alguno.
  A pesar que su salvador estaba dándole espalda, podía admirarlo. El sujeto era alto, tenía cabello largo recogido en una larga trenza que se extendía a lo largo de su espalda, podía entrever que su tez era color trigueña, estaba vestido una especie de traje de combate que consistía haori blanco cuyo lado de su cuello izquierdo tenía una coloración azul, hakama blanco, protectores color gris en sus brazos y piernas, armadura cuyos diseños parecían patrones de helechos azules que estaban sujetos por un lazo de color rojizo. Pero lo que más llamó la atención de la joven sacerdotisa, fue el arma que cargaba su hombro. ¡Era enorme! No podía identificarlo…si mal no recordaba podía ser una especie de alabarda.
   Cielos, ¿es posible que un sujeto podía cargar con total naturalidad un arma tan grande?
  Unos pasos secos la sacaron de sus pensamientos, su salvador hizo ademán de retirarse siquiera voltearse a verla.
  Ignorando la extraña sensación de molestia, Kagome se levantó de inmediato.
  -¡Espera! –gritó logrando que el sujeto detuviera su andar- G-gracias…por salvarme de ese demonio…-
   -Mph –escuchó pronunciar- No te confundas, tan sólo lo hice porque se metió en mi camino –
   -¿Eh? –Kagome lo miró confundida.
   -No lo hice para salvar el pellejo de una chiquilla debilucha como tú –pronunció con burla. Cuando finalmente volteó, Kagome lo miró boquiabierta.
  El sujeto se trataba de un muchacho, a pesar de su grosería, era muy atractivo y joven a simple vista. Su cabello negro tenía flequillos rebeldes pero entre ellos dejaba mostrar una extraña marca en su frente que acentuaba aún más su atractivo, su tez era trigueña, sus ojos eran azul profundo como el mar con un brillo que lo hacía ver peligrosamente llamativo y en su rostro tenía dibujado una sonrisa torcida que irradiaba arrogancia.
  Dejando a un lado su admirable atractivo, Kagome lo miró con enfado en cuánto se percató que le acaba de llamar “chiquilla”.
  -¡Oye! Yo no soy una chiquilla –declaró indignada.
   El muchacho la miró estudiándola de pies a cabeza. Esa chica no parecía una aldeana cualquiera, vestía de una manera de lo más extraña.
  -Vistes muy extraña ¿acaso eres una sacerdotisa? –preguntó curioso, la vio lanzar una flecha que tenía poderes espirituales a pesar de su pésima puntería.
  -¿Yo? E-eh…algo así –afirmó con cierta convicción, muchos le hicieron esa misma cuestión.
  -Mph –la sonrisa del joven no tardó en volver a aparecer- Pues eres la sacerdotisa más inútil y patética que he visto, ni siquiera pudiste acabar con una pequeña bestia como ésa –se burló nuevamente.
   Kagome lo miró indignada sintiendo el coraje acrecentarse en su interior en menos de unos segundos, ese sujeto era despreciable.
  -¿A sí? Pues para que lo creas lo tenía todo bajo control –reclamó aún sabiendo que eso no era cierto. No podía evitar molestarse, una cosa fue que Inuyasha le dijo inútil la primera vez que se conocieron pero con este sujeto era distinto, era mucho más irritante que el hanyō.
   -Sí, claro. De no haber sido por mi intervención ese demonio habría acabado contigo de un solo bocado –comentó el joven divertidamente.
  Kagome se calló de inmediato, a pesar que quería mandarlo al diablo tenía razón. No había tenido la oportunidad de defenderse cuando se tropezó durante la persecución, aún así no quería admitirlo. A pesar de no conocer bien a ese muchacho, por lo arrogante que era fue un motivo suficiente para no querer darle razón.
  -Mph, eso pensé –el muchacho nuevamente le dio la espalda y emprendió la marcha para irse de ahí. Tenía que reunirse con sus “hermanos” y no iba a perder más tiempo con esa chiquilla.
   -Oye, espera –la colegiala nuevamente lo llamó para detener su partida.
  -Y ahora ¿qué quieres? –se detuvo, a pesar de no voltearse a verle, por su tono denotaba ligera molestia.
  -Al menos dime tu nombre –pidió la joven miko, a pesar lo grosero y exasperante que demostró ser su salvador, por lo menos quería saber cómo se llamaba.
   Esa pregunta descolocó al muchacho tras girar su rostro para verla con pura molestia.
   -Estás bromeando, ¿cierto? –
  -¿Eh? –Kagome lo miró confundida.
   -De verdad, ¿no sabes quién soy? –no podía creer que esa niñata no tenía ni idea de quien era, lo consideraba insultante.
   La chica no pudo evitar preguntarse por su molestia.
   -La verdad, no –comentó provocando que la expresión del muchacho se endureciera- Oye, no te enfades. Vengo de…-detuvo un instante, no podía decirle que venía de hace 500 años en el futuro. No le creería aunque fuera verdad- De muy lejos, una aldea mucho más alejada de aquí –se apresuró a contestar.
   Él bufó molesto.
   -Si tanto quieres saberlo, soy Bankotsu líder de los Shichinintai* -volteó para emprender su partida e irse- Que no se te olvide eso, mocosa. Porque será lo último que oirás de mí –advirtió.
   Kagome ignorando su tono amenazante lo miró marcharse.
   -Bankotsu…líder de los Shichinintai –repitió a pesar que aún no le sonaba, estaba agradecida de tener su nombre. Tal vez lo averiguaría muy pronto de él si es que era tan famoso como para haberse molestado.
   Sus pensamientos  se detuvieron abruptamente tras ver unas gotas de sangre formando un sendero, se percató al ver que se originaba de Bankotsu. ¿Se acaba de lastimar? Pero si ese lobo fue derrotado con mucha facilidad.
  -¡Oye, espera! –lo llamó siendo ignorada completamente por el joven- Te he dicho que esperes –molesta al ver que no la escuchaba, lo siguió hasta sujetarlo del brazo- ¡Bankotsu! –
   -¿Qué demonios quieres ahora? –cuestionó fríamente provocando que la colegiala retrocediera, sonrió para sus adentros complacido que lo temía. Esa chiquilla de verdad lo estaba sacando de quicio.
  -¿Estás…herido? –se atrevió a preguntar sin importar del temor que experimentó por el frío tono que pronunció el guerrero además de ver sus ojos tan afilados como cuchillas…parecían los ojos de un asesino. Debería temer por su vida, si lo fuera…aún así, estaba preocupada por él. No encontraba razón de aquella extraña sensación que estaba experimentando, tal vez sea porque la salvó sin importar si esa no haya sido su intención.
   -¿Por qué lo dices? –preguntó cínicamente- Si es por esta pequeña herida, no es nada. No tienes por qué darle importancia a algo que no es tu incumbencia –
   Kagome apretó los dientes, ¡que sujeto tan insoportable!
  -Claro que sí importa, ¡estás sangrando! –señaló a la herida a donde goteaba pequeñas pero muy notables cantidades de sangre por su brazo- ¿Qué tal si es grave? Se va a infectar…-

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2017 ⏰

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