Just To Find You || Cheryl + Jughead Fanfic

Capítulo 1: Las puertas del infierno

—Bienvenidos a Thornhill. Pasad y ponéos cómodos. Es esa puerta de ahí.

Con una enorme sonrisa victoriosa, Cheryl señalaba a los invitados la dirección a la puerta de la biblioteca a su derecha, que había sido previamente adaptada para alojar a los alumnos que aún tuviesen ganas de marcha. La música proveniente del interior se oía de cuando en cuando, cada vez que alguien abría la puerta, ya que dicho lugar estaba insonorizado para ayudar a la concentración durante la lectura. Sin embargo, esa noche habría más bien poco de aquello y, menos aún, silencio. Si por algo se podía caracterizar a la benjamina de los Blossom era, entre otras tantas cosas, por organizar las mejores fiestas de Riverdale.

A medida que la gente iba llegando, el gozo de Cheryl iba in crescendo, consciente de lo bueno que era aquello para su reputación. Su más que satisfecha expresión sólo cambió cuando llegó el trío de oro, conformado por Archie Andrews, Betty Cooper, y Jughead Jones. Sobretodo por éste último. La muchacha de cabellos de fuego no entendía qué pintaba alguien como él en un lugar tan ostentoso y con tanta clase como lo era su casa, pero a pesar de todo, se esforzó por dibujar una sonrisa que, adrede, era totalmente irónica.

—Bienvenidos a Thornhill. Llegáis los últimos, qué raro... No robéis nada, os estaré vigilando.

Al dar la bienvenida, había ido repasando uno por uno, pero una mirada de desprecio acompañando la última frase fue dirigida únicamente al joven Jones que, haciendo oídos sordos, se limitó a seguir a sus amigos hacia la sala donde los demás invitados habían entrado, seguidos muy de cerca por la pelirroja.

Al entrar en la biblioteca, Cheryl se acercó al equipo de música para bajar unos puntos la misma, recibiendo la atención de la gran mayoría de los presentes.

—Bienvenidos a todos. Aquí sólo hay una norma, y es pasarlo bien. ¡Que empiece la fiesta!

Elevó el volumen más aún de lo que había estado anteriormente, y con la clase propia de una anfitriona, fue grupo por grupo, asegurándose de que todo estaba saliendo a pedir de boca, mientras las locas ideas tan características de la muchacha se arremolinaban en su cabeza. Sus fiestas siempre eran un buen lugar donde desahogar su ira y su malicia, y no iba a cambiar esa noche.

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—¡Veamos a quién le toca!

Betty observaba a Cheryl a lo lejos, que giraba sobre una pequeña mesa de madera oscura una botella de refresco de cereza, llevando a cabo uno de sus juegos favoritos. Quizá era parte de su plan, o quizá no, nadie lo sabía, pero al ver cómo sus tres peores enemigos se aproximaban a ella, la más pura expresión de la maldad se hizo presente en sus facciones, sonriendo como si fuese la hija del mismísimo Satanás.

—Eh, Cheryl, ¿hay sitio para tres más?
—¿Para tres santurrones como vosotros? Más vale que no os rajéis a la primera.

Sin decir más, los tres se sentaron como pudieron alrededor de aquella botella inmóvil sobre la madera, fijando en ella su vista, mientras que en la cabeza de Cheryl se iba formando una pequeña idea que, de salir bien, pondría de los nervios a Betty.

—Jones.

Jughead elevó la mirada hacia la pelirroja de ojos oscuros, tragando saliva y preparándose mentalmente para cualquier posible ataque, aunque su expresión relatase la mayor neutralidad del mundo.

—Como es la primera vez que vienes a una de mis fiestas...
—Y la última. —Aclaró él, interrumpiendo durante breves instantes a su interlocutora.
—... Serás el elegido. Siete minutos en el paraíso con quien señale la botella.