Capítulo 1

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1. Es este Gabriel.

No podía mentirles a sus padres, no tenía el corazón de hacer tal cosa, no podía ocultarles algo tan importante de su hija, y sobre todo tan grave. Seria egoísta de su parte dejarlos preocuparse de esa forma y más aún dejar la duda e incertidumbre. No, debía de hacer lo correcto.

— Señores Dupain-Cheng, necesito hablar con ustedes.

Adrien entró a la panadería decidido, no tardaron en recibirlo esas cálidas sonrisas de bienvenida, el pecho se le comprimió.

— Querido, qué bien que hayas venido a visitarnos. — Sonrió Sabine. — Justamente acabamos de sacar del horno unos bizcochos que te encantarán. — Si duda alguna, la mamá de su compañera era una mujer muy dulce. — Marinette no ha llegado aún por si querías saludarla, pero si lo deseas, puedes esperarla en la sala.

Ellos amaban a su hija, ¿Cómo les diría aquello? La preocupación, el miedo que sentirían era algo muy… estresante.

— Es un asunto delicado... — Comenzó. —. Creo que será mejor que se sienten.

Poco a poco las sonrisas fueron desapareciendo y se miraron angustiados entre ellos, Adrien se sintió culpable cuando le miraron al mismo tiempo.

— ¿Qué hizo Marinette ahora? —suspiró Tom.

— ¿Observaron el incidente de Ladybug esta mañana?

— Sí, como todo el mundo —frunció el ceño—. ¿A qué va todo esto? ¿Qué tiene que ver con nuestra hija?

— Verán... pues Marinette,... ella...

No podía, no podía.

— ¿Adrien? — Inquirió Sabine, que seguramente ya lo sospechaba.

— Su hija es Ladybug.

Su hija salva a París todos los días.

Su hija arriesga su vida para salvar a inocentes.

Su hija es una heroína.

Su hija fue "herida".

* * *

Corrí todo lo que pude hasta un callejón. No necesitaba al maestro Fu, no necesitaba a Adrien, ni siquiera a Tikki; solo lo necesitaba a él, a él y a nadie más.

— Gabriel Agreste en la primera plana, robándose las miradas de todos. ¡Compren, compren!

Tomé la revista del puesto en donde estaba su foto, donde estaba él con su rostro tan perfecto; con esos labios que tanto quería besar, con esa nariz tan diplomática, con esos ojos en los que querría perderme y ese cabello en el que querría aferrarme. Tomé cada una en donde su cara estuviese plasmada, no importaba el tamaño; simplemente lo quería, lo anhelaba con cara poro de mi piel.

— Señorita, no puede pagar todo eso —el vendedor exclamó, enojado.
Lo ignoré. Nadie, ni siquiera mis padres podrían separarme de mi hombre, del ser que hace que enloquezca con una simple foto.

— ¡Deje eso ahí o llamaré a la policía! —me amenazó y de nuevo hice caso omiso a sus palabras.

— ¿Se atreve? —arqueé una ceja.

¡Eso era ridículo! Yo hacía el trabajo de la policía, yo era más que uno. ¡Soy Ladybug, la heroína de Paris! Merecía un reconocimiento, siquiera.

Y me fui sin culpa alguna. Yo no había robado, simplemente estaba cobrando por mis servicios. Trabajaba sin descansar, arriesgando mi vida y nunca había pedido algo a cambiado, antes no lo hubiese aceptado; pero… pero ahora que está Gabriel, quiero todo de él y con él.

Obsesión | Gabrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora