Capítulo 3

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5:30 a.m.

Marinette se había salido con la suya nuevamente.

Marinette había logrado quedarse en casa de Gabriel.

Marinette se había colado otra vez en su habitación.

Marinette había dormido en su cama.

Marinette lo abrazaba como un oso de peluche.

Gabriel giró la cabeza observando el reloj de su buró; 6 de la mañana, se le había hecho tarde. Le había dicho a Nathalie que comenzarían más temprano su rutina, debía terminar muchos pendientes y debía aprovechar el tiempo, pero ella... Marinette se había convertido en un gran distractor.

Nathalie observó su reloj otra vez, intranquila, el señor Agreste jamás se atrasaba, mucho menos por media hora. Algo andaba mal.

Caminó hasta su habitación y tocó ligeramente la puerta antes de abrir, desorbitó los ojos al ver tal escena y se cubrió la boca con la mano, sorprendida.

— Recuérdeme no volver a entrar a su habitación. — Murmuró mientras sus mejillas se incendiaban, incómoda. Gabriel le lanzó una mirada fulminante; tenía los ojos rojos, cansados y seguramente el cuello torcido.

— ¡Me ha tomado como peluche! — Gritó entre susurros. — He pasado la peor noche de mi vida, solo no me he movido porque temo despertar a la bestia.

Nathalie tuvo que contener la risa mientras él intentaba zafarse de su agarre. Salió de la cama y prácticamente huyó del cuarto, arrastrándola.

— Ah, pero usted quería conseguir los miraculous a como diera lugar, señor. — La fusiló, Nathalie dejó de sonreír. — Emm... le traeré su café.

— Sí, mejor has eso. — Espetó caminando malhumorado a su estudio, en pijama. Se echó en el sofá y gritó cubriéndose con un cojín. ¡Un día! Solo un día y ya le había enloquecido.

La de lentes entró y le entregó su café mientras le recitaba sus compromisos del día.

— Pospón la videoconferencia de la mañana, no entraré a cambiarme ahí hasta que ellos se hayan ido de la mansión. Hasta que ella se marche.

— ¿Teme que lo viole?

Comentó con ironía, pero tras la mirada que le lanzó era obvio que lo miraba como una posibilidad. Cambió de tema, realmente esa chica había llegado a causar más de un problema.



Sonreí al entrar a la mansión, había pasado la mejor noche de mi vida con él, a mi lado. Con su respiración en mi rostro, con su cuerpo junto al mío. Me mordí el labio, intentando inútilmente contenerme.

Lo veré en unos momentos y si en verdad quiero conquistarlo, debo poner un poco de mesura.

Entré a su estudio tocando, me miró por un momento con la ceja arqueada y después volvió a la pantalla de su tableta. Dejé mi libro de diseños en la mesita del centro y me senté en el sillón, tomé el boceto que tenía cerca.

— Deberías recortar las mangas. — Solté, rompiendo el tenso silencio mientras borraba los trazos. — Le daría una vista más... fresca. — Se acercó a mí por detrás, asomándose por el hueco de mi cuello.

Contuve la respiración.

— ¿Eso crees? — Inquirió tomándose el mentón, oh no, no pongas esa pose tan sexy. Asentí, incapaz de articular palabra alguna. — No, no, préstamelo.

Obsesión | Gabrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora