Capítulo 4

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Comenzar a estudiar en otro lugar era un reto al que estaba dispuesta a cumplir

Estudiar sexología sin duda no era nada fácil, añadir mi poca experiencia con el tema me hacía dudar demasiado.

Tal vez imaginé que en cuanto llegara a mi nuevo hogar podría llegar a follar con desconocidos adquirir mucha experiencia y por arte de magia los conocimientos llegaran a mi cerebro. Pero no todo en la vida es fácil. Sabía que no cambiaría en nada, seguiría siendo la misma Eun, la aburrida y mojigata Eun.

Lo importante era, según mis padres, que pudiera graduarme y lograr mantenerme a mi misma,  también se preocupaban por mi vida social -más que yo-, además de intentar que yo consiguiera un “compañero de vida”, cosa que resulto en un rotundo fracaso.

Mis padres esperaban demasiado de mi y generaban todo el estrés presente en mi vida diaria, obtener notas altas también era importante. No se llegaban a preocupar mas de la cuenta porque tenían cierta confianza en que yo tuviera éxito en mi vida, ser hija de profesores jubilados no es fácil.

Desearía ser lo suficientemente valiente para revelarme contra ellos, sacar malas notas, no ir a clases y un día llegar a casa con un novio motociclista, un motociclista guapo claro. Pero no.

El inicio de mis clases estaba a la vuelta de la esquina, solo esperaba que todo saliera bien, sin ningún error. No quería llegar tarde o quedarme en blanco cuando mis profesores  cuestionaran acerca del por qué de mi elección de estudios, técnicamente suplicaba que nadie notara mi presencia y se dedicaran a enfocarse en ellos mismos.

(...)

Enfermarme no formaba parte de mis planes y menos hacerlos un día antes de mi regreso al infierno, me complicaba la vida teniendo que soportar un horrendo escurrimiento nasal, ojos llorosos y la nariz de Rodolfo el reno.

La antepasada noche todo iba perfecto, pero la mañana del domingo fue muy..... catastrófico pues fue cuando inicié con mi resfriado, no llamé a mis padres pues conociendo sus retorcidas mentes podrían tomar el primer vuelo hasta mi casa, para prepararme algo de sopa o los raros remedios caseros que heredaron de mi difunta abuela.

Así que cuando mi compañera observó mi estado demacrado, se  compadeció de mi y sugirió llevarme al médico en su escarabajo color rojo chillón , no me quería subir a aquella mariquita pero al no saber ni como llegar al centro sin perderme accedí.

Después de haber acudido al médico comprobado que sufría de fiebre, acudimos a una farmacia a comprar mi medicamento. Mi domingo se resumía en mocos y viajes en mariquita mecánica.

...

Al despertar el lunes y darme cuenta de que era tarde supe que mi ese fin de semana estaba maldito, que entidades oscuras habían arruinado mi llegada a mi nuevo "hogar" y que me pedían que saliera de ahí corriendo pero no lo iba a hacer.

Después del breve intento de Sunmi por enseñarme en camino, tomé mi bufanda mis lentes y salí como un rayo del departamento. Estaba lista para emprender mi nuevo reto

Llegar al instituto sin perderme en menos de 15 minutos

Después de 20 minutos me declaré perdida

No podría llegar temprano, quería sentarme en una banca del extraño parque al que había llegado y llorar por la eternidad. Pero encontré un café muy lindo y caliente así que no dude en entrar en él.

Ordené un americano y busqué la mesa mas lejana y cómoda para hundirme en mi miseria, cuando la encontré me senté y con mi bufanda en cuello saqué mi portátil de mi vieja mochila, conecté mis audífonos, me coloqué mis lentes y recosté mi cabeza en la mesa para descansar un poco, después de unos minutos estaba totalmente dormida.

Desperté por el fuerte olor a café, mis ojos no se acostumbraban a la luz así los entrecerré volviendo a recostar mis cabeza, noté como una enorme figura se encontraba justo en el sillón frente mi mesa, pero tal vez era un reflejo pues mis ojos no asimilaban totalmente bien la imagen, decidí ignorarlo y desviar mi vista al mostrador, aún con mis ojos entrecerrados pude distinguir el olor de mi café, pues este se encontraba a unos centímetros de mi portátil, lo tomé con manos temblorosas y le di un sorbo, después de dos minutos de permanecer inmóvil observando mi café levanté mi vista para observar la figura que antes había visto.

Me asombré cuando noté que seguía ahí, observándome, tallé una poco mis ojos para comprobar que era real y que no estaba delirando, pero después de unos segundos reconocí a mi misterioso acompañante.

“Tú” dije levantando mi dedo para señalarlo mis ojos de abrieron más de lo normal por el asombro de tenerlo de nuevo frente a mi, el enojo y la vergüenza dominaban mi cuerpo una vez más

“Creo que se nos va a hacer un hábito encontrarnos en cafeterías” soltó él

“¿Qué demonios haces aquí?” exclamé sin miedo a que se diera cuenta de la molestia en mi voz

“Guau, relájate, sólo vine por café” dijo con mucha tranquilidad “Deberías estar agradecida de que yo no llamara a la policía para que te llevaran”

“Eres un cínico, yo no robé tu cartera, no quiero que te acerques a mi”

“No es como que me agrade tu presencia y te siguiera” dijo él

Un silencio incómodo se instaló entre nosotros por unos segundos, hasta que decidí romperlo

“Llamaré a alguien” solté yo, dejándolo sentado en mi mesa

Mi única opción era llamar a mi compañera en el baño así que eso hice, cuando me contestó no esperaba que estuviera tan serena, y me sorprendió que no me recalcara mi estupidez. Afortunadamente cuando le dije el nombre de la cafetería logró reconocerla y me dijo que estaba cerca por lo que no tendría que esperar demasiado a su llegada.

Salí del baño dispuesta a recoger mis cosas y pagar mi cuenta de la forma más rápida posible, me sorprendí cuando encontré al grandrote justo en donde lo había visto la ultima vez, me dirigí a la mesa y comencé a guardar mis cosas en silencio. Él permaneció callado y todo era realmente incómodo así que me apresure a guardar todo en mi mochila. Cuando terminé, me colgué mi mochila y tomé camino a la caja, pero antes de llegar a ella una mano tomó mi brazo volteándome para ver de nuevo al gigante.

“¿Te vas?” mencionó con cierto tono juguetón en su voz “¿Fue porque mencioné a la policía?” dijo con una pequeña sonrisa en su rostro

No quería contestar porque sabia que eso conllevaría a otra pelea de palabras, la pelea me llevaría a mí a mi punto de colisión y a más golpes, no volvería a caer en su jueguito de niños así que solté mi brazo de sus garras, pagué mi cuenta y fui a la entrada del local.

Esperé 5 minutos y Sunmi ya se encontraba frente a mi con una sonrisa, bajó del auto y se dispuso a consolarme con un discurso un poco largo sobre la falta de tiempo, deje de prestar atención para volver mi vista al local, nadie salía por esa puerta, ni el grandote ni nadie más.

Al final ella mencionó algo sobre una tienda de herbolaría cerca y también mencionó a algunos amigos, o eso creía haber escuchado pues después de eso, unos amigos de ella se acercaron y comenzaron a hablar de plantas raras que vendían en la tienda así que, así como de rápido llegó, Sunmi me entregó las llaves de su auto prometiendo que llegaría a casa para cenar.

Observé con ella se alejaba con sus amigos los vagos y después subí a la mariquita, lo encendí y un cuando llegué a la primera esquina, vi por el espejo retrovisor como alguien salía de la cafetería para comenzar a correr hacia mí y la mariquita, con grandes zancadas veía con seguía corriendo y pronto de encontraba a un lado de la puerta del auto, la abrió y se sentó a un lado de mí. Se volteo hacía mí y ahí fue cuando me percate de quien era. No otra vez por favor.

Me observó por 5 segundos para después decir con voz gruesa y entrecortada por el cansancio de haber corrido

“Arranca”

....

Wuuuuu ya acabé otro capítulo

Disfrutenlo, xfasss❤





















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