Por Accidente [Destiel AU]

III Dean

No pude evitar sonrojarme con el revelador comentario de mi amiga. Si, le hable mucho sobre el, posiblemente mas de lo necesario pero en mi defensa Castiel borracho es como un cachorro anestesiado. Cuando llego estaba hecho un desastre, un adorable desastre desparramado en el hombro de su hermano mayor.

-Lo siento- dijo Gabriel entonces -no puedo llevarlo asi a casa y no supe a quien más llamar-

Nos dió una de aquellas sonrisas bobas a la que no nos pudimos negar, asi que le cedí mi habitacion al bulto de gabardina ya que era la mas cercana y le dejamos dormir la mona. No sin tener tiempo antes de aferrarse a mi camiseta rogando que no le dejara, mi corazón dio un vuelco al pensar en que pudieron haberle hecho para que reaccionase de aquella manera.

El me observo tímido y no pude evitar realizar un escaneo completo, se veía tan bien con aquella camiseta, vaqueros un poco largos para el y el cabello perfectamente húmedo, noté que jugaba con sus manos cruzadas frente a sus caderas y fue un error dirigirme hacia allá abajo porque por supuesto mi amiga no lo paso por alto.

-¡Dios Dean! Sé que por la silla quedas a la altura perfecta pero no te lo comas con los ojos- volví a sonrojarme violentamente.

-¡Charlie! yo no estaba...- fui interrumpido por Gabriel dejando los platos ruidosamente en la isla de la cocina.

-¡A desayunar!- gritó. Cass llevó ambas manos a sus oídos rápidamente

-Gabe ya estamos todos aquí- Sam rió divertido.

-Lo sé, pero mi hermanito tiene resaca. No puedo dejarlo pasar así como así, tenia una gran noche planeada-

-¿Ah si?- mi hermano elevó una ceja.

-Aunque tampoco termino mal si me lo preguntas- susurro coqueto acercándose a los labios de Sammy.

Los iris multicolor de mi hermano brillaron traviesos, tomó al mas bajo de la cintura y lo apegó más a su cuerpo para besarlo. Tosí exageradamente a la vez que observaba a Charlie aplaudir entusiasmada mientras dejaba escapar una gran caracajada que impulso a Sam a separarse dejando a Gabe boqueando al aire. Esta vez fuimos Castiel y yo quienes reímos. 

-A pesar de que como ya saben soy una fangirl entusiasta, consigan un cuarto- dijo mi amiga guiñándoles un ojo.

Sammy soltó un "lo sentimos" que fue seguido de un "tú lo sientes" por parte de Gabe. Ambos se sentaron en la mesa frente a sus respectivos platos, seguidos de Charlie. Yo le indiqué a Cass que tomara asiento y luego me ubiqué a su lado. Todos quedamos atónitos al observar como el mas bajo de los Shurley sumergía sus hotcakes en una mezcla de miel, chocolate y caramelo. Sus ojos brillaban casi con lujuria.

-¿De verdad te comerás eso?- pregunté.

-Claro- respondió metiendo un gran trozo en su boca.

-Eso no es nada- rió Castiel -deberían verlo en Acción de gracias, come el pavo con salsa de chocolate.-

-Fue un accidente creí que era salsa agridulce.-

-¿Todos los años?-

-Bueno, solo el primero. Es que fue un gran descubrimiento, el pavo es muy salado- se excusó.

Todos reímos y la conversación dio un giro en torno a los Shurley, teníamos curiosidad, su familia es muy grande y todos son muy distintos. Con Sam teníamos la teoría de que Chuck Shurley era un alma caritativa y la mayoría eran adoptados, estábamos muy equivocados.

-Nuestro padre- comenzó Gabriel -es bastante travieso, si me entienden. Estuvo casado hace mucho con Linda, la madre de Michael y Raphael pero tuvo una aventura con Charlotte y de ahi nació Luci, paralelo a esto conoció a mi madre Frigga. Luego de esto pasaron como cinco años sin que Chuck procreara mas hijos hasta Madeline, la madre de Joshua y Uriel. Luego vinieron Anna, Zachariah y Ephrain, a el le falta un tornillo, esta en el Pennsylvania Counseling Service. Luego de un tiempo vino Balthazar, su madre era enfermera en el centro. Trató de sentar cabeza con una mujer llamada Eva quien tenía un pequeño llamado Metatron, cuando Eva descubrió que estaba esperando un hijo de nuestro padre simplemente se marchó dejando con nosotros a su otro hijo, Chuck lo iba a adoptar pero el niño nos odiaba a todos y cuando cumplió quince huyó, para ese entonces ya habían nacido Castiel y Hanna, mellizos de una adorable mujer que todos adorábamos, era trabajadora social.-