PROLOGO

6 2 1
                                    

Después de cenar como todas las noches, mama pasa por mi cuarto y el de mis hermanos a asegurarse de que estemos bien cubiertos y a darnos nuestro beso de buenas noches, aunque le he dicho que ya estoy grande para eso ella sigue insistiendo en que aun soy su bebe.

Cuando por fin llega mi turno, mama entra a mi cuarto cerrando la puerta tras ella me observa con una gran sonrisa trato de corresponderle pero solo sale una mueca, instantáneamente se borra su sonrisa al notar me preocupación.

-cariño ¿pasa algo?- se sienta al bode de mi cama mirándome preocupada.

-no es nada solo que no quiero dormir- suspiro frustrada sinceramente si estoy muy cansada, pero una opresión en el pecho no me deja en paz y me tiene inquieta.

-cielo tienes que dormir mañana tienes clases- insiste. Estira una mano para acariciar mi cabello.

-lo sé pero no quiero- sinceramente no sé qué pretexto dar para no tener que dormir, al menos lo intente.

-buen intento- me sonríe, se yergue para acomodar bien mis frazadas, se inclina para besar mi frente-que descanses cielo.

No me da la oportunidad de responderle, porque ya está cerrando la puerta.

Me quedo viendo un par de segundos la puerta por la que acaba de salir. No me quedo tranquila, ruedo sobre mi estómago dándole la espalda a la puerta, me concentro en la imagen que tengo ante mis ojos, las ramas del árbol que esta fuera de mi ventana golpea está provocando un sonido bastante tétrico.

Mis ojos comienzan a pesar pero me niego a cerrar los ojos, siento que si lo hago algo precisamente nada bueno va a pasar.

<<No cierres los ojos, no cierres los ojos>>. Me repito como un mantra durante unos minutos pero al final el cansancio y la fatiga pueden conmigo.

Finalmente me dejo llevar a los brazos de Morfeo.

                                                                                     ***

Los rallos del sol entran por la ventana lastimando mis ojos, me quejo rodando dándole la espalda a la ventana trato de volver a dormir lo cual me resulta imposible ya que la luz inunda todo el lugar, me incorporo aun con los ojos cerrados entreabro uno de mis ojos para ver la hora en el reloj de mi mesita de noche, abro mis ojos como platos al ver la hora. Son las 8 de la mañana.

Quito de golpe las frazadas que aprisionan mi cuerpo, salgo de mi cama de un salto.

Me resulta extraño que todo esté tan silencioso, normalmente a esta hora ya se escuchan los gritos de mis hermanos justo con los regaño de mi mama. Me encojo de hombros restándole importancia.

Una vez lista salgo corriendo de mí cuanto directo a la cocina, al llegar el lugar el lugar esta desierto, aunque todo está fuera de su lugar las sillas en el suelo, los cajones y gabinetes abiertos con todo su contenido por el suelo.

Salgo corriendo a la sala donde se encuentra el teléfono con la intención de llamar a la policía, lo descuelgo pero no se escucha nada me fijo que lo desconecto, con manos temblorosas lo conecto, una vez que lo tengo a la altura de mi oreja fijo mi vista en las escaleras en las cuales pasa un rastro de sangre que se pierde en la entrada.

Salgo de mi trance al escuchar a voz de la operadora tardo un par de segundos en normalizar mi respiración le cuento a medias lo que está pasando a la persona al otro lado de la línea, termino de dar mi dirección cuelgo una vez que me confirma que ya están en camino. Me quedo un par de minutos en la misma posición hasta que me decido moverme.

El rastro de gotas de sangre pasa por las escaleras termina en la entrada cerrada de mi hogar, pasó saliva armándome de valor y averiguar qué es lo que está pasando.

Con paso tembloroso comienzo a subir las escaleras, en cada peldaño evito lo más que puedo tocar alguna de las pequeñas gotitas de color carmesí.

Puedo asegurar que mi cara es la perfecta representación del terror, me cuenta respirar y el pánico corre libre por mis venas. Cuando finalmente llego a la segunda planta, la puerta del cuarto de mis padres y mis hermanos están abiertos, debió de pasarme por alto al salir apresurada del mío.

Entro lentamente al cuarto de mi hermano Frank, lo encuentro acostado, suspiro aliviada a ver que está bien, pero aquella tranquilidad solo dura un par de segundos. Me acerco con la intención de despertarlo, cuando estoy más cerca noto la línea de sangre que corre desde su cuello hasta el suelo.

Comienzo a hiperventilar al darme cuenta de lo que está pasando, salgo corriendo al cuarto de mi otro hermano solo para confinar que está en las mismas condiciones.

Mis piernas comienzan a fallas y mi respiración agitada no ayuda a calmar a mis ya alertados nervios, a lo lejos se escuchó las sirenas de las patrullas pero es lo que menos me importa ahora, miro con temor el cuarto de mis padres, temo abrirla y confirmar mis sospechas, tocan la puerta de entrada supongo que son los policías, las ignoro. Camino con temor de a lo que pueda encontrar, ya en el umbral desvió mi vista a otro lado, no quiero encontrarme con la verdad.

En la planta inferior tumban la puerta principal, escucho pasos por la escalera.

Para cuando llegan a mi lado, no puedo detener el torrente de lágrimas que salen sin control de mis ojos, alguien me toma en sus brazos apartándome de la escena de mis padres muertos bañados en su propia sangre.

Estoy en shock, no tengo conciencia de nada de lo que ocurre a mi alrededor, solo veo en la imagen de mis padres en su cama, parecía que dormían, como si nada pudiera dañarlos.

Cuando la realidad me golpea comienzo a gritar, llamando a mis padres a mis hermanos, cuando sé que ya no van a regresar que están muertos y me han dejado.

Ciento u piquete en el brazo y poco a poco pierdo fuerzas, mis ojos se cierran inconscientemente dejándome en completa oscuridad.

Ne fallatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora